El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
¿Qué debería suceder a medida que se levantanlas restricciones y aumentala impaciencia por la normalidad? ¿Pueden los cristianos seguir promoviendo tanto la libertad como la responsabilidad? Por Julia Doxat-Purser
Lo fácil era salir al balcón a aplaudir. Eso no cuesta nada. Lo difícil es ser personas responsables y consecuentes.
Estoy más que agradecida por haberme tenido por apta para servirle.
Sin dudas, las teorías de conspiración están en nuestros púlpitos. Los profetas del desastre harán su agosto.
Este domingo 14 de junio la práctica totalidad de principales denominaciones y entidades evangélicas convocan a un Memorial.
Algunas iglesias evangélicas ya han celebrado sus primeras reuniones tras el confinamiento. Las medidas de seguridad no han opacado la alegría de estos primeros encuentros.
Al final, no todo se limita a los recursos y la posición. “Uno de los problemas de la pobreza, es que viene acompañada de pobreza relacional”, dicen voces que han pensado en esta cuestión.
Los fallecimientos se incrementaron notablemente a partir de marzo a causa del impacto del coronavirus.
El primer domingo de repaertura oficial fue el 24 de mayo, aunque algunas comunidades esperaron una semana más.
La encuesta fue realizada por el Consejo Nacional de Evangélicos de Francia.
Demasiados confunden a Dios con la religión que les han contado e intuyo que, ante una situación lo suficientemente compleja, algunos reaccionarían y se plantearían buscar a ese Dios del que se habla, en vez de esperar y ya está.
Desde América a Europa, ministerios e iglesias generan contenidos online, abriendo nuevos espacios de testimonio.
Se comienza a plantear la reapertura de iglesias en diversos países, aunque continúan las dudas por la extensión del virus y su coincidencia con la proximidad del invierno.
La celebración de un culto en la iglesia bautista de habla rusa-alemana ha provocado el contagio de al menos 107 personas.
David Lah podría ser condenado a tres años de cárcel por saltarse la prohibición y organizar encuentros religiosos.
Para acercarse a Dios ha de creerse que Él existe, y la fe tiene que ver muchas veces con ese primer paso de aproximación a la realidad que se está buscando.
Un informe de la oficina contra la Droga y el Delito pone el foco en las restricciones en la movilidad y la crisis económica.
El rico necio de la parábola se ha agrandado, se ha hecho un enorme gigante que guarda en sus almacenes mucho más de lo que necesita.
La afectación de la epidemia también ha alcanzado a los comedores sociales de las iglesias y su funcionamiento.
John Magufuli también ha afirmado que uno de sus hijos se curó “bebiendo limón y jengibre”.
Tener en cuenta a Dios en los problemas que aquejan a la sociedad humana es la mejor forma de infundir paz a la gente y de hacer posible una solución.
Mucha gente que nunca se planteó que hubiera un Dios siquiera, no solo lo valoran porque sienten alguna necesidad en medio del caos, sino que por primera vez están alzando su vista al cielo.
Dios no se dedica a castigar a la humanidad por medio de virus mutantes que matan sobre todo a los más ancianos, o a quienes tienen un sistema inmunitario débil, sean éstos, creyentes o no.
¿Podemos decir que la pandemia actual es sin más un juicio de Dios para castigar el mal? ¿O, por otro lado, que no tiene nada que ver con Dios, porque solamente puede demostrar amor?
Bienaventurados los que tienen una historia que contar.
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