lunes, 1 de julio de 2024   inicia sesión o regístrate
 
Protestante Digital

 
2
 

¿Quieres lo que necesitas?

Porque sé y me recuerdo que Dios es amor y lo muestra hacia mí y hacia el mundo al que quiere reconciliar consigo, es que confío en lo que aún no puedo ver y tengo la certeza de que veremos bendición en medio de todo esto.

EL ESPEJO AUTOR 10/Lidia_Martin 27 DE JUNIO DE 2020 12:00 h
Foto de [link]Laya Clode [/link] en Unsplash.

Acostumbrados como estamos en los países mejor posicionados económicamente a que se nos haga la pregunta de si realmente necesitamos, no solo todo lo que deseamos, sino todo lo que tenemos, hoy me planteo darle la vuelta al ejercicio y llevarlo un poco más allá. Porque una de las tesis que me ronda la cabeza desde que empezó toda esta crisis por coronavirus es que con esto que vivimos no estamos encontrándonos tanto lo que queríamos, pero sí una buena dosis de lo que necesitábamos y es Dios mismo quien está detrás de esto



Ya en el artículo Lo que odiamos (y quizá amaremos) de toda esta crisis, mencionaba con mucha cautela que es una tesis que, de no manejarse con la sensibilidad apropiada, puede ser tremendamente malentendida, como una especie de incomprensión hacia el dolor de tantos que están sufriendo de forma tan directa y descarnada la pérdida de salud, familiares, amigos, trabajo o las mínimas condiciones de estabilidad para una vida digna. Nada más lejos de mi intención. Más bien al contrario, mi solidaridad para con todos ellos. Pero no dejo de observar, también en mi propia vida, que esta crisis en la que aún estamos ha venido a traernos orden en áreas que estaban claramente desequilibradas. Pero esos cambios no suelen gustarnos demasiado y la razón es sencilla: no eran lo que queríamos. Nos suele gustar el resultado a medio y a largo plazo de las limpiezas a fondo, pero a nadie le gusta embarrarse y remangarse para trabajar en esa labor. Destino, sí; recorrido, no



Es a raíz de este pensamiento que meditaba en la paradoja de que, no solo los humanos con cierto nivel de bienestar somos expertos en crear necesidades que nada tienen que ver con la realidad (es simplemente que corresponden con cosas que deseamos), sino que además no solemos querer lo que realmente necesitaríamos. Y lo sorprendente de todo a efectos prácticos es que, muchas veces, ni siquiera lo sabemos. Más bien estamos empezando a aprenderlo, sospecho y, de nuevo, ha de ser en medio de una situación compleja, de sufrimiento e incertidumbre como la que estamos viviendo. Así somos las personas. 



Cuando miro a mi vida unas semanas antes de que empezara la pandemia, veo muchas cosas que ahora sé que debían recolocarse. Eso justamente es lo que parece haber venido a hacer esta crisis con la autorización de Dios detrás, tal y como lo veo claramente, aunque me cueste humanamente entrever qué propósito tienen ciertas pérdidas. Ahí es donde la fe entra absolutamente en acción. Porque sé y me recuerdo que Dios es amor y lo muestra hacia mí y hacia el mundo al que quiere reconciliar consigo, es que confío en lo que aún no puedo ver y tengo la certeza de que veremos bendición en medio de todo esto. Reconozco que puedo empezar a verla tímidamente, no solo en mi vida o en la de mi familia, sino en la de muchos otros a quienes acompaño. Es cierto que el envoltorio nos resulta feo, desagradable, que nos pone al límite de nuestras fuerzas. Pero tenemos la oportunidad de ver y abordar esto como un proceso beneficioso en medio de lo trágico que también es a la vez. 



Nuestra vida está siendo centrifugada por medio de todo esto alrededor nuestro. Esto nos ha obligado a parar, ha alterado nuestros planes, nos ha obligado a desatascar procesos, a acelerar otros, ha visibilizado problemas que debíamos abordar, nos ha obligado a pensar más en los temas importantes de la vida y también de la eternidad, nos está ayudando a reinventar y emprender de una forma diferente y enriquecedora, aunque sea con desgaste e incertidumbre. Nuestras prioridades están siendo reorganizadas, esperamos que a mejor, a un mayor equilibrio que coloque en los cimientos de nuestra vida realmente todo lo importante, dejando más de lado lo que es más superficial o innecesario. Y justo ahí es donde volvemos a la pregunta de origen: ¿queremos lo que necesitamos? La respuesta es que muchas veces no, porque todo esto no ha venido sin pérdidas. Lo que necesitamos, muy a menudo, requiere un precio a pagar.



El coste personal, familiar y social está siendo muy elevado. Tanto, que nos parece que no habrá retorno en el sentido de recuperación. Siempre tenemos esa convicción, que es más que solo una sensación, cuando atravesamos duelos. Nos decimos que nada volverá a ser normal. Hoy ya sabemos lo que significa una nueva normalidad que, por cierto, es mucho mejor que la normalidad a la que se enfrenta cada día buena parte del mundo. Aún así, a cada persona le está tocando atravesar por varias pérdidas de diferentes tipos, unas más complejas y dolorosas que otras. Algunos de ellas, como las que tienen que ver con la muerte, vienen con una irreversibilidad, contundencia y seguridad sangrantes, no se pueden negar y resquebrajan el alma. Otros, como la pérdida de la salud, del empleo o de la estabilidad familiar vienen, por el contrario, con altas dosis de inseguridad, lo cual a nivel de salud física y mental tiene costes altísimos, porque es donde la incertidumbre y la indefensión, materia prima de la ansiedad y la depresión, se ceban y se asientan.



¿Tenemos alternativa a lo que parece, entonces, un callejón sin salida, uno de esos recorridos imposibles en los que, da igual por dónde vayas, la partida siempre termina en game over? Dios siempre ha sido experto en darnos lo que necesitábamos, aunque no coincidiera con lo que queríamos. El problema es que no vemos como necesario lo que Él sabe que es imprescindible para que nos vaya bien. Ni siquiera siendo parte de su familia, la de la fe, somos demasiado conscientes de que esa es la forma en la que Él nos trata, precisamente por amor: no siempre nos da lo que queremos, sino lo que necesitamos, como hacemos con nuestros propios hijos. Así, dudamos de Dios constantemente, no nos fiamos de su buena voluntad, buena, agradable y perfecta para todos nosotros, porque a nosotros no nos lo parece en este momento. De ahí que rápidamente tendemos a desprestigiar los otros dos calificativos, buena y perfecta, extendiéndolos a Dios de manera personal, diciendo “Si Dios no nos trae una voluntad agradable, entonces no puede ser bueno y mucho menos perfecto”. 



Este razonamiento en nuestra mente es rápido y sutil. No es que nos hayamos sentado en un rincón a urdir esta conclusión de manera intencional. De hecho, no solemos sentarnos en ningún rincón para pensar sobre gran cosa. Vamos más bien salvando los muebles en el día a día, no trabajando en nuestro granero pensando en cuando las cosas vuelvan a torcerse, que pasará, desgraciadamente. Si no es por esta crisis será por otra, pero nuestra fragilidad es un hecho y lo estamos comprobando más que nunca y de forma global. Pero esta forma de pensar está bien arraigada en lo profundo de nuestra mente y es como un resorte que se dispara en el ser humano, tanto si cree en Dios como si no. En el primer caso la persona quizá dice “Dios no es como yo pensaba, así que si Dios permite estas cosas, no me interesa”. En el segundo, lo que dice es “¿Dónde está Él en todo esto y por qué no hace lo que yo creo que habría que hacer?” Hay mucho en común en esas dos preguntas, a pesar de partir de un origen tan distinto.



Las personas necesitamos a Dios, pero no es lo que queremos. Muchos, efectivamente, ni siquiera saben cuánto le necesitan, pero también una buena cantidad de ellos, aunque lo supieran, escogerían cualquier otra opción, porque realmente no escogerían amarle. No lo harían ni siquiera aunque se entregara del todo por ellos, como por cierto ya sucedió en una cruz hace más de dos mil años a través de Dios encarnado, Jesús, justo muerto por los injustos. Como explican los primeros versículos del Evangelio de Juan, la luz del mundo vino a este mundo, pero el mundo no la conoció. Venía con una misión de rescate, pero los suyos no le recibieron, porque prefirieron las tinieblas a la luz. Todo el mundo necesita la luz, pero la decisión de mantenerse en oscuridad sigue siendo una de las más extendidas entonces y ahora. Somos así y es evidente cuando miramos alrededor. Esa es la verdadera naturaleza humana y su profunda tragedia. Esa es justamente la que necesita ser cambiada. Pero en el mejor de los casos no lo sabemos y, en el peor, no queremos ese cambio porque no satisface nuestros deseos aquí y ahora, porque quizá implicaría una limpieza de fondo. Porque la luz y la oscuridad, como el agua y el aceite, no pueden juntarse haciéndose uno y limpiar no es una tarea grata para muchos de nosotros. Preferiríamos que nuestros deseos y necesidades fueran lo mismo y pudieran convivir en plena armonía, pero no es así.



Así que la pregunta del principio nos lleva a otra: ¿será que Dios nos ha abandonado, como pensamos y por eso le rechazamos? ¿O será que, quizá, nosotros hemos abandonado a Dios hace mucho tiempo porque no sigue nuestros deseos, pero Él persiste en perseguirnos por el amor que nos tiene, dándonos lo que necesitamos?


 

 


2
COMENTARIOS

    Si quieres comentar o

 

Angel
28/06/2020
18:35 h
2
 
Aunque no podamos sentir a Dios el hecho de la necesidad imperiosa que tenemos de El, nos tiene que hacer pensar en su existencia
 

Mauri
28/06/2020
17:31 h
1
 
De acuerdo, buen articulo.
 



 
 
ESTAS EN: - - - ¿Quieres lo que necesitas?
 
 
AUDIOS Audios
 
La década en resumen: teología, con José Hutter La década en resumen: teología, con José Hutter

La conmemoración de la Reforma, las tensiones en torno a la interpretación bíblica de la sexualidad o el crecimiento de las iglesias en Asia o África son algunos de los temas de la década que analizamos.

 
Intervalos: Disfruten de la luz Intervalos: Disfruten de la luz

Estudiamos el fenómeno de la luz partiendo de varios detalles del milagro de la vista en Marcos 8:24, en el que Jesús nos ayuda a comprender nuestra necesidad de ver la realidad claramente.

 
2020, año del Brexit 2020, año del Brexit

Causas del triunfo de Boris Johnson y del Brexit; y sus consecuencias para la Unión Europea y la agenda globalista. Una entrevista a César Vidal.

 
7 Días 1x08: Irak, aborto el LatAm y el evangelio en el trabajo 7 Días 1x08: Irak, aborto el LatAm y el evangelio en el trabajo

Analizamos las noticias más relevantes de la semana.

 
FOTOS Fotos
 
Min19: Infancia, familia e iglesias Min19: Infancia, familia e iglesias

Algunas imágenes del primer congreso protestante sobre ministerios con la infancia y la familia, celebrado en Madrid.

 
X Encuentro de Literatura Cristiana X Encuentro de Literatura Cristiana

Algunas fotos de la entrega del Premio Jorge Borrow 2019 y de este encuentro de referencia, celebrado el sábado en la Facultad de Filología y en el Ayuntamiento de Salamanca. Fotos de MGala.

 
Idea2019, en fotos Idea2019, en fotos

Instantáneas del fin de semana de la Alianza Evangélica Española en Murcia, donde se desarrolló el programa con el lema ‘El poder transformador de lo pequeño’.

 
VÍDEOS Vídeos
 
Héroes: un padre extraordinario Héroes: un padre extraordinario

José era alguien de una gran lealtad, la cual demostró con su actitud y acciones.

 
Programa especial de Navidad en TVE Programa especial de Navidad en TVE

Celebración de Navidad evangélica, desde la Iglesia Evangélica Bautista Buen Pastor, en Madrid.

 
Primer Congreso sobre infancia y familia, primera ponencia Primer Congreso sobre infancia y familia, primera ponencia

Madrid acoge el min19, donde ministerios evangélicos de toda España conversan sobre los desafíos de la infancia en el mundo actual.

 
 
Síguenos en Ivoox
Síguenos en YouTube y en Vimeo
 
 
RECOMENDACIONES
 
PATROCINADORES
 

 
AEE
PROTESTANTE DIGITAL FORMA PARTE DE LA: Alianza Evangélica Española
MIEMBRO DE: Evangelical European Alliance (EEA) y World Evangelical Alliance (WEA)
 

Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.