El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Giorgio Agamben (1942-) es un pensador al que tienes que atender si te atienes a la actualidad.
Leer es navegar, con el anhelo de llegar a buen puerto para hacerse de más provisiones y continuar haciendo surcos en el mar.
Me pongo de pie ante Nelle Harper Lee, porque nos legó una pieza literaria en la que hizo luz sobre la intolerancia, el racismo y la religiosidad protestante/evangélica que sucumbe ante los prejuicios.
El acercamiento a los libros con espíritu de aprendizaje nos vivifica, a la vez que la vida y sus retos amplían el entendimiento de lo que vamos decodificando al ejercitar el acto de leer.
Dios usa su Palabra para hablar con nosotros y transformar nuestra vida, un libro que no sólo se lee, sino que se vive.
Leer es una actividad que se realiza en solitario, que adquiere mayor relevancia cuando junto con otros se lee el mismo libro, para semanalmente conversar sobre el autor(a) y la obra seleccionada.
Al alcanzar las bondades elementales de la lectura hogareña, guiado por las artes incisivas de doña Velia Ortiz, el mundo eclesiástico cambió paulatinamente para volverse un paraíso.
El mundo de los libros tiene una antigüedad que se pierde en el tiempo.
Me topé con la lista de regalos de Navidad de una editorial cristiana que tenía secciones “para él” y “para ella”. Estaba casi completamente segregado por el género de los autores.
El diálogo implica escuchar al otro(a) y expresarle nuestros pensamientos. Leer es una forma de escuchar lo narrado en una novela o cuento.
La alfabetización es una vía de comunicación con la Palabra misma de Dios, pero miles de mujeres cristianas en todo el mundo que sufren persecución, no saben leer. Sobre equipar a la mujer cristiana y perseguida.
Las dos decidieron romper el yugo que las maniataba, iniciaron el camino de su liberación y aprendieron a leer la Biblia para comprenderse mejor a sí mismas y al mundo circundante.
Gracias al círculo Bienaventurado el que lee ha crecido mi convicción que es más enriquecedor leer un libro comunitariamente.
La lectura, metafóricamente es navegación por mares ignotos. ríos conocidos, lagos transparentes o turbios.
Mientras leemos la Palabra de Dios vivimos la vida prestando atención a la Vida que Dios quiere para nosotros, a la vez que aprendemos de la vida de todos aquellos que nos precedieron.
Ante una jornada marcada por el trágico recuerdo del confinamiento el año pasado, los principales actores de la literatura cristiana evangélica en España reivindican el valor de la lectura.
La explicación clara de la Palabra a otros es un servicio necesario en la comunidad de los discípulos de Jesús.
Daniel Fernández, presidente de la Federación del Gremio de Editores, ha dicho que de cada 100 españoles 40 no leen libros.
Su palabra imperecedera, viva, fresca, llega al hombre con la contemporaneidad de un escrito reciente, actual.
Este déficit se presenta en la población evangélica que al leer fragmentariamente la Biblia extravía el sentido integral de la Palabra y no hace justicia a la progresividad de la Revelación.
Conversamos con Andrés y Lindsey Messmer sobre cómo interactuar con la Biblia en el entorno familiar.
Celebro gozosamente sus quince años y deseo que siga contribuyendo a fortalecernos informativa y reflexivamente.
Lo dijo de manera precisa y genial Jorge Luis Borges: “No vivo para leer, leo para vivir”.
Leamos. Cada cual busque su estilo, su rato, su hora para hacerlo. Pero leamos y disfrutemos de esos nuevos espacios que se abren ante nuestros ojos.
Los móviles, los ipods, las tablets y los ordenadores van desplazando a los libros. Sirven para leer, pero se los usa más como distracción que para educación. Escribir sigue siendo un arte para pocos valientes.
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