¿Pueden los hombres leer libros escritos por mujeres en Navidad?

Por favor, no te rías, estoy hablando en serio. Lo que estoy preguntando aquí es si pueden los hombres leer y aprender de escritoras. El análisis de ‘Goodreads’ muestra que una proporción abrumadora de libros leídos por ambos sexos son de autores del mismo género. Sé que las estadísticas muestran que preferimos leer de autores del mismo género, ese no es mi punto.

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Esta pregunta no es nueva para mí, pero me ha venido a la mente recientemente, al toparme con la lista de regalos de Navidad de InterVarsity Press (IVP, Reino Unido y Estados Unidos), la cual me ha sorprendido. Su lista de Navidad tiene secciones “para él” y “para ella”. ¿Cuál es el problema de tener listas “para él” y listas “para ella”? Cuando miras de cerca, verás que han sido segregados casi por completo por el género de los autores.

Los libros “para ella” están escritos mayoritariamente por mujeres y los libros “para él”, íntegramente por hombres. Solo uno de ellos es genuinamente específico de género; Ordinary mum, extraordinary mission, pero la mayoría no lo son.

Entonces, la media de los hombres el día de Navidad estará llena de libros escritos por hombres. Su media incluirán copias de; Creation Care, de John Stott, Reality and other stories, de Peter Dray y Matthew Lillicrap, y The History of Christianity in Britain and Ireland, de Gerald Bray. Mientras que la media de las mujeres estará llena de libros, en su mayoría, de mujeres con copias de Catching contentment, de Liz Carter, y L is for lifestyle, de Ruth Valerio. ¿Qué pasa con More Truth, de Kristi Mair, investigadora, profesora de filosofía, ética y apologética en el Oak Hill College, que lee esto en la mañana de Navidad? Bueno, lo has adivinado, ella está en la sección “para ella”. Me pregunto si alguien debería informar al contingente mayoritario de hombres en el Oak Hill.

Estoy segura de que esto es un error de marketing. Conozco a algunos miembros del personal de IVP y no tengo más que respeto y agradecimiento por la forma en que quieren ver a más mujeres publicar sus libros. Soy muy consciente de que IVP tiene una postura activa para animar a las mujeres a escribir.

[photo_footer]Listas de IVP para la Navidad.[/photo_footer]

Pero la razón por la que escribo esto es porque quiero cuestionar esta actitud de manera más general. ¿Es esto una cuestión de marketing o algo más? Este tipo de marketing solo se suma a la pendiente resbaladiza de la segregación. Una segregación que es endémica y destructiva para la iglesia, y en semejante contraste con la iglesia del Nuevo Testamento.

Así que, ¿los hombres pueden aprender de las mujeres? He pensado mucho en esta pregunta en los últimos meses. No se trata solo de autores, libros y listas de deseos navideños. La pendiente resbaladiza de la segregación va mucho más allá. Recientemente asistí a una conferencia en la que solo se me permitía ser mentora de mujeres, donde las mujeres no podían enseñar, orar o presidir desde el escenario. Las mujeres no estaban invitadas ni siquiera al grupo directivo. Me fui desilusionada y descorazonada.

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¿Pueden los hombres aprender de las mujeres? Ya sea un libro en su árbol de Navidad, un estudio bíblico semanal en su hogar, una reunión principal, una mentoría o en los seminarios. Esa es nuestra elección al final del día. Pero aquí hay tres implicaciones cuando no elegimos intencionalmente aprender de las mujeres.

1. Cuando no aprendemos de las mujeres nos perdemos la mitad de la imagen de Dios.

Me temo que está creciendo una segregación no bíblica de hombres y mujeres en ciertas esferas de la iglesia evangélica. Esto significa que las mujeres y sus voces no son escuchadas. Eso es dejar de escuchar a más de la mitad de los que son hechos a la imagen de Dios. La mitad de la imagen de Dios de la que elegimos no aprender.

Hay muchos ejemplos de hombres que aprenden de las mujeres. En 2 Timoteo 1:5, vemos que Timoteo fue instruido por su madre y su abuela: “Trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también”.

Pero nos perdemos algo de lo que significa ser hechos a la imagen de Dios, cuando no escuchamos a las mujeres. Tomemos la historia de la mujer que sufría de hemorragias en Marcos 5:25. Cuánto más rica sería la explicación si escuchas este pasaje explicado desde una perspectiva femenina. O toma a María invitada a unirse a los discípulos varones y aprender juntos, en Lucas 10:38. Pregúntale a una mujer cómo se siente, y entenderás el texto bajo una luz completamente nueva.

2. Cuando no aprendemos de las mujeres, vamos en contra del patrón de las Escrituras.

Pablo es un gran ejemplo de aprender de las mujeres. Echa un vistazo a Hechos 18:26. Priscila y Aquila enseñan a Apolos y lo instruyen en la fe:

Y comenzó a hablar con denuedo en la sinagoga; pero cuando le oyeron Priscila y Aquila, le tomaron aparte y le expusieron más exactamente el camino de Dios.

Rachel Miller Green escribe esto de forma relevante:

“Además de los oficios ordenados, debe haber muchos lugares en nuestras iglesias para que las mujeres sirvan y usen sus dones de discernimiento, ánimo y enseñanza. Como vemos en el Nuevo Testamento, tanto hombres como mujeres creyentes han sido llamados al discernimiento y a enseñarse, animarse y amonestarse unos a otros (ver Fil. 1:9, Col 3:16 y 1 Tes. 5:11,14)”.

3. Cuando no aprendemos de las mujeres, reducimos el papel de la mujer en la misión de Dios.

Echa un vistazo a Romanos 16 y verás esta obra maestra teológica llena del lenguaje de los compañeros de trabajo, de los hermanos. Hombres y mujeres trabajando como un solo cuerpo, pero formado por muchas partes; diferentes, pero trabajando juntas. Tomemos como ejemplo a Febe, a ella se le encomendó la entrega de la obra maestra teológica de la carta a los Romanos.

Os recomiendo además nuestra hermana Febe, la cual es diaconisa de la iglesia en Cencrea; 2 que la recibáis en el Señor, como es digno de los santos, y que la ayudéis en cualquier cosa en que necesite de vosotros; porque ella ha ayudado a muchos, y a mí mismo. (Romanos 16:1-2)

Febe no solo viajó desde Cencrea, en Grecia, a la ciudad de Roma (¡una empresa nada pequeña en el mundo antiguo!), sino que también representó a Pablo y su mensaje evangélico a los cristianos romanos. Imagínate recibir una carta así y escucharla en voz alta por primera vez. Los miembros de la comunidad romana, sin duda, estaban llenos de preguntas después de leerla. Febe fue la persona que pudo responder sus preguntas y explicar más a fondo lo que Pablo quiso decir, debido a su conocimiento de primera mano del mensaje de Pablo y su experiencia de servir al evangelio junto a él como colaboradora. Entonces, ¿Febe fue simplemente una cartera o la primera intérprete de la carta de Pablo a los Romanos?

La respuesta a esto es importante. Es importante para mis amigas, pero también es importante para aquellos que necesitan escuchar a las ‘Febe’ de hoy. Michael Bird hace una pregunta útil aquí: “Ahora, si Pablo se oponía tanto a que las mujeres enseñaran a los hombres en cualquier momento y en cualquier lugar”, continúa Bird, “¿por qué enviaría a una mujer como Febe para entregar esta carta de vital importancia y ser su representante personal en Roma?” Y si los romanos tuvieran alguna pregunta sobre la carta, como cuál es la justicia de Dios?, o quién es este miserable que está a medio camino, ¿quién crees que sería la primera persona a la que le preguntarían?

Entonces, ¿se trata de un error de marketing o de un sesgo inconsciente? ¿Pueden los hombres aprender de las mujeres? Depende de ti...