El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Hay en nuestras sociedades una creciente hostilidad hacia el cristianismo, así como un desconocimiento general del mismo por parte de personas “cultas y educadas”
Ser cristiano no entra en la categoría de creencias respetables, ni modos de vida saludables o beneficiosos para nadie. Confesarse cristiano parece dar permiso inmediato a todos… a atacar sin tregua.
Eso es un crucero: un escaparate con caramelos apetitosos que, cuando se prueban, son empalagosos como los que crujen por el suelo en la noche de Reyes: mucho color, pero casi todo azúcar.
El cristianismo bíblico es una práctica diaria de salvación. Dios ha hablado y obrado. Sea por haraganería o por comodidad, no buscamos de primera mano. Entonces no encontramos.
La premiada película ‘Spotlight’, sin caer en un efectismo escabroso, nos enfrenta a la verdad que el público religioso no quiere escuchar.
Ninguno de nosotros puede darse el lujo de no entender esta cuestión, la cual es tan básica como profunda.
Un estudio oficial mide el “bienestar y la felicidad” de los ciudadanos británicos. Aquellos que no tienen fe tienen menor autoestima, satisfacción o felicidad respecto a los “religiosos”.
Damos tres claves más: conocer el concepto monoteísta del Islam, eliminar el racismo y presentar el verdadero rostro de Cristo.
Ya en el 2012 ACNUR resaltaba el rol central que juegan las organizaciones religiosas para “traer soluciones sostenibles al ayudar a los refugiados a integrarse en sus nuevas comunidades”.
No se ve de una forma nítida la levadura de los cristianos que debería leudar la masa social y cultural con nuevos valores.
Me ha gustado el discurso de Cameron. Uno sin alharacas, sin chovinismos ni triunfalismos, pero sin renunciar tampoco a lo que somos. Entre otras muchas cosas, cristianos.
‘El puente de los espías’, la nueva película de Steven Spielberg, es un gran relato de Navidad.
Los desafíos del panorama actual exigen una respuesta. El problema está en que la alternativa que Occidente ofrece al fundamentalismo es el vacío del secularismo.
Muchos líderes han hecho caso omiso a la advertencia de Robert Schuman, el padre fundador de la Unión Europea, de que el proyecto europeo necesitaba un alma.
En París se discute el futuro del planeta. Los cristianos tenemos algo que aportar, pero debemos empezar por la autocrítica, explica el experto en desarrollo sostenible Oscar Margenet.
El autor evangélico explicará los conceptos básicos de una de las grandes religiones y planteará cómo los cristianos podemos compartir nuestra fe con los musulmanes.
Tenemos nuestra parte de responsabilidad para que la iglesia sea realmente “casa de oración”, para eliminar de ella el concepto terrible de “cueva de ladrones”.
Este artículo, carta abierta o recado al cantante, tiene que ver con su balada ‘Una canción para la Magdalena’.
Es triste tener que reconocer que en ciertos ámbitos evangélicos se detecta un grave déficit solidario hacia los numerosos problemas de injusticia social que existen en nuestro mundo global.
“Cierto era que si el domingo anterior la miraban raro, este la observaban con extrañeza...”
Sin negar que hay cambios necesarios y positivos, lo que sí es cierto es que el actual vacío de referencias impulsa un tipo de sociedad de “hijos pródigos de la cristiandad”.
Cuando se olvida al pobre, se le oprime, se le despoja o se pasa de largo ante su dolor, se imposibilita toda relación cúltica con el Dios de la vida.
¿Qué clase de cristianismo vivo si sólo me preocupa lo que pasa en “mi iglesia”? ¿Qué hay de “la Iglesia”?
Los cristianos, a veces, no nos damos cuenta de las exigencias de la fe, de una fe que tiene, necesariamente, que actuar a través del amor.
No existe otro pasaje de la Escritura que haya sido tan escudriñado como éste y haya marcado tanto las diversas corrientes teológicas dentro del cristianismo a lo largo de la historia.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.