El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Conmemoramos la vida de Charles Spurgeon con un análisis del Evangelio que tanto amaba y predicaba.
Seguimos llamando a la maldad problema mental y a otras cosas, como el pecado, procuramos evitar llamarlas por su nombre. Pues así nos va.
Recuerdo que una mañana mis padres pensaron que había perdido definitivamente la cabeza. Me dirigí al salón, abrí cajones, y comencé a desempolvar antiguos libros cristianos y a colocarlos todos en mi habitación. Llevaba algunos años sin pisar una iglesia.
Heterosexual polígamo por naturaleza, no me considero mejor que mis amigos homosexuales en muchas áreas donde lucho. Pero eso no nos es excusa ni a mi ni a ti.
Necesitamos pensar teodiceas más elaboradas que satisfagan las difíciles preguntas formuladas por el hombre de hoy.
Dios no bendice a los falsos testigos, a los chismosos y a los que crean discordias entre los hermanos y los amigos.
La idea de que el hombre es bueno, aunque las evidencias muestren lo contrario, es una de las grandes falsedades del pensamiento contemporáneo.
La obra que mejor refleja el cristianismo de P.D. James dibuja un cuadro apocalíptico que, sin embargo, no está marcado por la desesperanza, ya que de él emerge un destello de luz que revela su fe.
Lo políticamente correcto está por encima de las opiniones partidistas ideológicas y consiste en ciertas señas de identidad que una sociedad asumie como propias.
En última instancia, el problema no tiene que ver con la raza o la piel. Es un problema causado por el pecado.
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