El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
El auge de las redes sociales y la posibilidad de que cualquiera deje en ellas constancia de sus pensamientos constata el odio inusitado que puede albergar el alma humana.
El pecado se produce de forma larvada en nuestro corazón carnal y sinuosamente va seduciéndonos hasta quedar atrapados.
Allí, en lo más profundo del mar, Dios ha mandado sepultar todos nuestros pecados. Están ahí, ocultos en los abismos marinos, cubiertos por un insondable manto de agua.
Si a un huerto le quitamos las malas hierbas sólo tendremos una tierra sin hierbajos; lo sabio es plantar frutos y cuidarlos para tener un jardín.
El convencer del Espíritu es una tarea interna, reflexiva, sin tensión, asentida en ausencia de señaladores. Ahí no podemos entrar.
La enfermedad, los desastres y la corrupción son síntomas de un problema mayor: la raza humana se ha rebelado contra el Creador.
¡Qué poco nos cuesta amarnos a nosotros mismos, a la vez que odiamos aquellas actitudes erróneas que nos llevan a pecar!
Un análisis de lo que creen las denominaciones evangélicas españolas sobre la soteriología.
De lo que proviene del mal, por muy lógico o agradable que nos parezca, no podemos esperar grandes cosas.
La nueva forma de ganar un debate contra un cristiano.
Ha quedado demostrado a través del tiempo, que todos estamos hechos de la misma pasta.
La Biblia enseña que el problema está en el corazón del hombre y mientras éste no cambie su manera de ser, no habrá verdadera paz en el mundo.
Fue un hombre conforme al corazón de Dios, pero humano, imperfecto, vulnerable y que, en más de una ocasión, tomó un camino equivocado.
Si nos planteáramos que, ni somos tan buenos como nos creemos, ni los demás son tan malos como les vemos, otro gallo nos cantaría.
Conmemoramos la vida de Charles Spurgeon con un análisis del Evangelio que tanto amaba y predicaba.
Seguimos llamando a la maldad problema mental y a otras cosas, como el pecado, procuramos evitar llamarlas por su nombre. Pues así nos va.
Recuerdo que una mañana mis padres pensaron que había perdido definitivamente la cabeza. Me dirigí al salón, abrí cajones, y comencé a desempolvar antiguos libros cristianos y a colocarlos todos en mi habitación. Llevaba algunos años sin pisar una iglesia.
Heterosexual polígamo por naturaleza, no me considero mejor que mis amigos homosexuales en muchas áreas donde lucho. Pero eso no nos es excusa ni a mi ni a ti.
Necesitamos pensar teodiceas más elaboradas que satisfagan las difíciles preguntas formuladas por el hombre de hoy.
Dios no bendice a los falsos testigos, a los chismosos y a los que crean discordias entre los hermanos y los amigos.
La idea de que el hombre es bueno, aunque las evidencias muestren lo contrario, es una de las grandes falsedades del pensamiento contemporáneo.
La obra que mejor refleja el cristianismo de P.D. James dibuja un cuadro apocalíptico que, sin embargo, no está marcado por la desesperanza, ya que de él emerge un destello de luz que revela su fe.
Lo políticamente correcto está por encima de las opiniones partidistas ideológicas y consiste en ciertas señas de identidad que una sociedad asumie como propias.
En última instancia, el problema no tiene que ver con la raza o la piel. Es un problema causado por el pecado.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.