El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Dios nos hizo a todos iguales, y nos ama a todos de la misma manera.
Una reflexión sobre el arrepentimiento y la atención al testimonio de Jesús, basada en la historia del ladrón crucificado.
Dios también es el Señor de los que pierden; él es también nuestro consuelo cuando todo parece ir mal.
Una reflexión sobre la historia de Eliseo y Naamán desde su inicio, desde la joven israelita que animó al funcionario sirio a buscar el favor del Dios de Israel.
A veces no importa si tenemos mucho o poco: si el dinero es el que nos “obliga” a tomar una decisión es porque nos está dominando.
Una reflexión sobre Juan el Bautista y la manera en la que Dios lo utilizó para cambiar el transcurso de la humanidad.
pasamos nuestra vida esperando grandes eventos, situaciones trascendentales y victorias espectaculares. Mientras esperamos esos momentos y ponemos toda nuestra concentración y nuestro esfuerzo para que puedan llegar, se nos escapa la grandeza de lo más simple.
Urías era el único extranjero del grupo de valientes de David, y sin embargo mostró un honor y una fidelidad inigualables.
Amar es perdonar y pedir perdón, amar es decir “lo siento” en muchas ocasiones y aceptar las disculpas de quién amas.
El evangelio llegó a Samaria tras un encuentro especial, el de Jesús transformando la vida de una mujer.
Cuando trabajamos en equipo, todos los que tenemos una dirección común podemos llegar al destino con mayor rapidez y facilidad que si lo hacemos por nuestra cuenta.
Nada mejor que hacer en el día de hoy que ayudar a aquellos que están llorando y consolar a aquellos a quienes casi todos menosprecian.
José de Arimatea mostró su valor y fidelidad a Jesús en un entorno de abandono.
Lo material no debe gobernar nuestra vida. Tenemos que trabajar, estudiar, llevar a cabo actividades diferentes, etc. pero eso no debe llenar nuestra existencia por completo.
Si abandonamos a Dios, sufriremos miles de pequeñas y grandes injusticias cada día, porque nadie sabe lo que está ocurriendo ¡Nadie puede ni siquiera darse cuenta de lo que ocurre!
Me encanta leer en la Biblia una y otra vez que Dios nos perdona y no nos trata tal y como merecemos, sino que derrocha su gracia y misericordia con nosotros.
Baruc nos da ejemplo de que las cosas que parecen secundarias o cotidianas son apreciadas por Dios.
Cuando Dios habla, no podemos mirar hacia otro lado, sino mirarnos a nosotros mismos.
Marcó el rumbo de la historia al dejar de lado el rencor y convertirse en un agente de bendición para quien no lo merecía.
Dios quiere que hablemos con Él porque Él nos escucha siempre. Es uno de los medios que ha provisto para que nuestro amor por Él crezca cada día.
La obediencia ciega no es una respuesta válida en los momentos en los que la injusticia reina.
Cuando no tenemos cuidado con nuestras motivaciones y actitudes, la competitividad puede llegar hasta lo espiritual.
Dios también nos dice que espera que sus hijos disfruten con Él, como cualquier padre desearía.
No es que tengamos que ponernos “trágicos” pero es bueno meditar en lo que ha sido la vida hasta ahora.
Nuestra mayor frustración tiene que ver con la necesidad de encontrar un sentido en la vida.
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