El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
No hay coronas escatológicas buscadas al margen del compromiso, de la búsqueda de la justicia y de la práctica de la misericordia.
La mayoría pone su esperanza en aquello material que pueda conseguir. Pero ¿qué hay en nuestro corazón? Jesús señala el problema de la idolatría al dinero, la avaricia y la codicia en el sermón de la montaña, siendo temas muy presentes en la música y el cine contemporáneo.
Vivimos la locura de la eficacia, de las ganancias y el llenar nuestros almacenes con una necedad que no varía mucho de la necedad del rico necio de la parábola.
Delante de Dios, toda nuestra arrogancia se desvanece en décimas de segundo.
El dinero es lo más falso que existe: si confiamos en él, toda nuestra vida estará llena de problemas.
El dinero es lo más falso que existe: si confiamos en él, toda nuestra vida estará llena de problemas.
Hay muchos llamados cristianos que son avaros, pero de una espiritualidad falsa e insolidaria para con el prójimo.
"La avaricia es un pozo sin fondo que agota a la persona en un esfuerzo interminable por satisfacer sus necesidades, sin llegar nunca a conseguirlo. La avaricia y la paz se excluyen mutuamente.” Erich Fromm
Hay acumuladores que pueden mirar al cielo mientras desprecian al prójimo al que dejan tirado.
Tú, Señor, nunca convertirás las piedras en pan ni por caprichos egoístas de nadie, ni para engordar a los ya satisfechos.
Al parecer, el nombre hebreo para sanguijuela equivale a una insistente petición: “¡dame, dame!”.
¿Qué es la avaricia? Para San Pablo, no sólo bloquea la entrada al reino de Dios, sino que está también entre los vicios que descalifican para ocupar cualquier oficio en la iglesia.
Se nos olvida muy fácilmente que según el Nuevo Testamento los pecadores sexuales y los borrachos no son los únicos que “no heredarán el reino de Dios”.
El contentamiento no trata acerca de la autosuficiencia sino de la suficiencia en Cristo.
Pablo quería que reconociéramos que el problema no es el dinero sino el amor al dinero.
Hemos sido enseñados a adquirir, consumir, potenciar, y ampliar. En dicho contexto, el concepto de “suficiente” es raro. Nadie le hace publicidad a las virtudes del contentamiento.
Hay otras idolatrías en las que podemos estar cayendo, aun cuando estemos en iglesias sin imágenes ni ídolos de leño.
La sociedad española es cada vez más consciente del problema de la corrupción en nuestro país. Pero, ¿qué podemos responder? Preguntamos a Jorge Saguar y X. Manuel Suárez.
El ejercicio de codicia, cinismo, corrupción, hipocresía y falta absoluta de conciencia ha revuelto a la sociedad.
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