Con motivo del Día Mundial de la Justicia Social, que se celebra cada 20 de febrero, Protestante Digital conversó con Guillermo Font, miembro de la Fraternidad Teológica Latinoamericana (FTL), quien actualmente vive en Agua de Oro, Provincia de Córdoba, Argentina.
Font es Diplomado en Counseling Psicológico, Licenciado en Teología, especializado en Counseling Pastoral. También es periodista, escritor y editor literario (ha sido director y editor de la revista de la Fundación Kairós, donde también ejerció el rol de coordinador de Comunicaciones y Publicaciones), y es conocido por su postura contra la injusticia social.
Dejar la cosmopolita Buenos Aires hace tres años e instalarse en una pequeña localidad serrana, ha significado un gran cambio en su estilo de vida. En una primera etapa debió viajar con frecuencia y mantenerse permanentemente conectado a internet. Hoy, desvinculado de Fundación Kairós, entidad presidida por René Padilla, se ha enfocado en la puesta en marcha de un espacio dedicado a “promover aprendizajes vitales para lograr relaciones humanas plenas”. Se trata del Centro de Counseling Relacional, al que ha llamado Pacificarnos.
CODICIA E INJUSTICIA
La conversación transcurre en la galería de su vivienda, un chalet que en la fachada luce el nombre que le dio su abuelo catalán:
Niuet (nidito).
Para Font, en la base de la injusticia social está la codicia, la cual responde a “una concepción falsa de ser humano”. “Jesús se atreve a desenmascarar esa mentira: ‘La vida de una persona no depende de la abundancia de sus bienes’, y nos propone una ética antropológica diferente - ‘ser rico delante de Dios’-, metáfora que debe traducirse en una
moral subversiva- ‘vendan sus bienes y den a los pobres’-“, analiza.
Relacionando la lucha contra la injusticia social y el cristianismo, Font afirma que el proyecto de vida al que Jesús nos desafía es “la búsqueda solidaria del bienestar integral, que ilumina las conciencias y revitaliza las interrelaciones de los seres humanos, los ecosistemas y Dios”.
COSECHAR LO QUE NO SEMBRAMOS
El teólogo cita datos proporcionados por Greenpace de Argentina, sobre la destrucción de sus bosques nativos, a razón del equivalente a 40 canchas de fútbol cada hora. Las causas fundamentales –advierte Greenpace- son la tala indiscriminada y los incendios forestales intencionales en pos de una expansión agrícola avasallante. Las principales consecuencias son: pérdida de biodiversidad, degradación del suelo, desertificación, inundaciones, disminución de recursos para la población –en especial, los pobres-, conflictos sociales y cambio climático.
Sobre esta realidad reflexiona Font y apunta que “la razón primordial de este ecocidio es la búsqueda egoísta del bienestar –reducido a su dimensión económica a través de la ambición desmedida de dinero-, que enceguece las conciencias y deteriora las interrelaciones de los seres humanos, los ecosistemas y con Dios”.
A continuación,
Font comparte los fundamentos bíblicos de la afirmación anterior y cita el pasaje de Lucas 12.15-21, en el que Jesús relata la parábola del hombre rico que pensó en derribar sus graneros para construir otros más grandes y acumular lo suficiente para vivir muchos años descansando, comiendo, bebiendo y gozando de la vida. “Pero Dios le dijo: ‘Necio! Esta misma noche te van a reclamar la vida. ¿Y quién se quedará con lo que has acumulado? “. El texto bíblico advierte: “Así sucede al que acumula riquezas para sí mismo, en vez de ser rico delante de Dios”.
Los versículos que complementan la parábola están un poco más adelante (33, 34). “Jesús dice: ‘Vendan sus bienes y den a los pobres (…) Pues donde tengan ustedes su tesoro, allí estará también su corazón’”, recalca.
SOLIDARIDAD VS.EGOISMO
Contraponiendo egoísmo y solidad, Guillermo Font enumera una serie de manifestaciones de estas actitudes:
El egoísmo sólo acumula, la solidaridad comparte.
El egoísmo sólo utiliza, la solidaridad preserva.
El egoísmo sólo busca el bienestar propio, la solidaridad busca el bienestar de todos.
El egoísmo sólo prioriza las necesidades propias, la solidaridad prioriza a los más necesitados.
El egoísmo es sólo autoayuda,, la solidaridad es ayuda mutua.
El egoísmo es la ausencia de Dios, la solidaridad es la Presencia de Dios.
El egoísmo implica esclavitud, engaño, injusticia y discordia. La solidaridad implica, libertad, verdad, justicia y paz.
El egoísmo siembra el mal y cosecha destrucción. La solidaridad siembra el bien y cosecha vida en plenitud.
“Pablo, apóstol de Jesucristo, expresa esto en sus cartas pastorales”, dice Font, citando un texto que se encuentra en Gálatas capítulo 6: “Ayúdense unos a otros y lleven sus cargas, y así cumplirán la ley de Cristo (…) No se engañen: de Dios nadie se burla. Cada uno cosecha lo que siembra. El que siembra para agradar a su naturaleza pecaminosa, de esa misma naturaleza cosechará destrucción; el que siembra para agradar al Espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna. No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos”.
COHERENCIA ESPIRITUAL
El ejemplo del deterioro del ecosistema, en detrimento del bienestar de la mayoría, provoca una nueva reflexión. “¿Será posible que estemos autoengañándonos?”, pregunta Font.
“¿Acaso pretendemos cosechar lo que no sembramos? ¿Queremos lograr bienestar integral por el camino del egoísmo interpersonal? ¿Procuramos la paz de nuestro país y del mundo sin solidaridad social y ecológica? ¿Nos declaramos ‘creyentes’ pero legitimamos la injusticia hacia los pobres? “, añade.
Al concluir el encuentro, Guillermo Font lanza una nueva pregunta:
“Nuestra manera de ser cristianos y de ser iglesias, ¿nos despierta o nos adormece para responder con pertinencia histórica y coherencia espiritual a la propuesta transformadora de Jesús? “.
Ante la multifacética crisis eco-sistémica que padecemos, quedan planteados estos oportunos interrogantes.
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