El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Paciencia y fe. Puede parecer enrevesada esta explicación, pero el problema no lo pone Dios, lo ponemos nosotros cuando decidimos engañarnos.
Los que visitéis el precioso museo de Historia Natural de Londres, no dejéis de preguntar por la sala de los errores no os arrepentiréis.
¿Cómo vamos a ver la realidad espiritual si hasta negamos la realidad material?
El padre no se detiene en contabilizar el perdón sino en dignificar al hijo con vestido, anillo y calzado.
Esa es la evangelización del maligno, la que logra acatamiento por extorsión en nombre de Dios.
Vivimos en el mundo occidental cristiano, pero, ¿llegará el día en que se volverá contra los propios creyentes?
Un nuevo relato de Antonio Cárdenas.
Reconocieron que ellos no fueron conducidos al amor gracias a una enseñanza, sino que se debió a un comienzo.
Cuando en verdad se ama, en primer lugar, se ama lo próximo.
Entonces, ¿qué hacemos nosotros que pudiendo no corremos hacia Él?
El no sentirse querido y el no saber querer van casi siempre de la misma mano.
Un cuento de Antonio Cárdenas.
Existe un diosecillo de aspecto bondadoso, que se ocupa de que los mortales dependamos de los infinitos fármacos que ocupan las estanterías de las boticas.
Al final siempre prevalecía la necesidad de consumir, fuese lo que fuese por encima de cualquier motivo convocante.
Un relato de Antonio Cárdenas.
El modus operandi era echar mano de la agresión formal y el insulto si hiciera falta.
Propuso deshacerse de ese poder y con cierto adiestramiento consiguió reprimir la cualidad que le hacía diferente.
Quizá todo sea más prosaico de lo que en primera instancia nos pudiera parecer.
Él todavía se sigue preguntando “¿qué ha podido fallar? Obedecí al pie de la letra el aserto bíblico “no juzguéis y no seréis juzgados”.
Dios ha puesto un tesoro en nuestro corazón y si es valioso para Él es que no hay nada en nuestro ser más valioso que eso.
Pero de pronto una niña magrebí de unos cuatro o cinco años sale a mi paso y me ofrece una espiga verde.
Jesús les dijo: No hay profeta considerado loco, sino en su propia tierra y en su casa.
He pedido a la IA que haga un relato partiendo de la regla del oro cristiana.
Y de esas cuatro fuentes había una que manaba agua dulce y agua amarga.
Un relato de Antonio Cárdenas.
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