Los religiosos que rodean a algunos políticos

No todos los religiosos, me refiero a los profesionales de la religión, entrarían en estos desagradables parámetros que voy a exponer, pero sí que hay un gran grupo que se podría asociar a esto.

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Nos podríamos preguntar que cómo son de los religiosos que en el mundo hoy rodean a muchos políticos. Hay muchos mandatarios políticos, que se rodean de personas religiosas. Eso les da cancha, eso les da votos, con eso buscan que den credibilidad a sus desmanes y errores políticos.

La religión puede ser en algunos casos una fuente de poder, independientemente de que seas hipócritas o no. En España con nuestra dictadura ya tuvimos un fuerte ejemplo de ello.

Hoy, varios de los más importantes y poderosos del mundo se pueden rodear de pastores para orar, para dar la imagen de ser perfectos cristianos hasta el punto de que muchos de sus seguidores los adoran y los endiosan en cierta manera por su baño de religiosidad que les permite llevar políticas injustas pero avaladas por la religión.

Hay religiosos que, aunque estén apoyando a políticos injustos quieren dar la imagen de que buscan a Dios, dar idea de que lo que hacen es para pacificar al mundo, para ser de aquellos pacificadores de los que habla la Biblia.

Pueden hacer cilicios, cenizas, rituales de todo tipo como así lo denunciaban los profetas —leer por ejemplo Isaías 58—, falsos religiosos en los tiempos de los profetas, pero se olvidaban del prójimo en dificultad e incluso podían oprimir a los débiles.

Pregunta: A esos religiosos del mundo hoy, ¿podría encajarles en sus vidas la frase de denuncia de Jesús a los religiosos de su época? La frase es nada menos que ésta: “... diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley; la justicia, la misericordia y la fe”.

Hoy hay políticos con mucho poder que se rodean de pastores y hacen largas oraciones pero que se olvidan de la justicia, la misericordia y la fe, siguen siendo el centro de la preocupación del Maestro.

Rodeados de pastores y otros líderes religiosos apoyan el racismo, la xenofobia, el soberanismo, el desprecio a los migrantes de la tierra, a las políticas económicas injustas y otras barbaridades que cubren con un manto religioso.

Oraciones y rituales exentos de misericordia y de justicia. Podría ser fácil dirigirse solo a Donald Trump, pero puede haber muchos otros religiosos en el mundo que pueden usar el “prestigio” de la religiosidad para provecho propio o de los suyos sin importarles el desprecio al débil, al migrante, al pobre y, en su caso, el desprecio racista, el posponer a la mujer considerándola inferior al varón hasta dejarla caer en lo que se llama hoy la feminización de la pobreza. El manto de religiosidad que los cubre es falso.

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¡Qué actual es la Biblia hoy! Pensad en las denuncias de los profetas contra los religiosos a los que advertían por mandato de Dios a voz en cuello por sus prácticas corruptas en el Antiguo Testamento y muchos de los religiosos de hoy.

Simples profesionales de la religión a los que les falta la práctica de la justicia, de la misericordia y la fe que, como dice el Apóstol Pablo, actúa o trabaja a través del amor. ¡Qué poco ha cambiado el corazón del hombre!

Religiosos que pueden aprobar el diezmar económicamente “... la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley; la justicia, la misericordia y la fe”. Triste realidad del mundo religioso en los profetas, en los tiempos de Jesús y hoy mismo.

De ellos se pueden aprovechar muchos de los políticos injustos y corruptos de hoy. Invalidan la ley de Dios y se lanzan a prácticas religiosas vanas como si con ello pudieran dar prestigio y cordura a políticos que están en contra de los mandamientos divinos relacionados con el amor al prójimo.

Estemos atentos a estas situaciones en las que religiosos que dan la espalda al dolor de los hombres apoyan a muchos de los políticos de turno en el mundo hoy.

Alcemos nuestra voz profética “a voz en cuello” para denunciar este mal que afectó al mundo en tiempos antiguos y que sigue afectando a los más humildes hoy.

Trabajemos por la justicia, por el amor al prójimo, por su dignificación y por la liberación que necesita para quedar libre tanto de los religiosos que dan la espalda al grito de los sufrientes del mundo, como de los políticos que buscan solo su propio bien y prestigio de espaldas al dolor de tantos y tantos que sufren las consecuencias de las malas e injustas políticas.

Los mantos religiosos que cubren a muchas de estas políticas son falsos.