El tweet de Dios sobre los pensamientos y la palabra

La consulta al oráculo fue uno de los medios empleados en la antigüedad para la toma de decisiones de envergadura, existiendo varios centros muy famosos a los que acudían grandes personajes. Uno de tales centros estaba en Siwa, en el oasis del desierto occidental de Egipto, adonde acudió Alejandro Magno para consultar a Amón tras su campaña en Egipto para saber qué le depararía el futuro, recibiendo un favorable augurio. También acudió allí posteriormente el cartaginés Aníbal, quien luego sería derrotado por los romanos en la batalla de Zama. Amón era la principal divinidad egipcia y su influencia se esparció más allá de Egipto, hasta el punto de que personajes de lugares alejados, como los dos mencionados, creyeron en su poder para conocer el futuro. Su nombre ha llegado hasta nuestro días por el amoníaco, sustancia que se extrajo por primera vez allí, de los excrementos de los camellos.

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El templo de Amón en Siwa no fue el único lugar de referencia para buscar el oráculo, pues otro lugar de amplia fama, y más antiguo, fue Delfos, en Grecia, en el que la divinidad reverenciada era Apolo, adonde gente de baja y alta condición acudía para consultar al ídolo, que supuestamente hablaba por medio de la pitonisa, la mujer consagrada para ese fin, palabra que Lucas empleará en Hechos 16:16 para referirse a la muchacha con espíritu de adivinación que en Filipos iba detrás de Pablo diciendo que anunciaba un camino de salvación.

Pero el recurso al oráculo para saber qué ocurrirá ya aparece mucho antes de los ejemplos mencionados, como muestra el caso de Saúl, quien la noche antes de la batalla en la que perderá la vida acude a una mujer que tenía espíritu de adivinación, una médium, para invocar el espíritu de Samuel.

Los hábitos de consulta paganos se remontan a tiempos aún más antiguos, pues los cananeos, antes de que Israel entrara en Canaán, los practicaban profusamente, siendo ésa una de las causas por las que fueron sentenciados, lo cual debía servir de aviso a Israel para que no se desviara en semejantes prácticas. No obstante, algunos de los monarcas israelitas, además de Saúl, cayeron en ese pecado.

Todos los ejemplos mencionados muestran que hay un deseo en el corazón humano por recibir una palabra de dirección segura, a la cual agarrarse en los momentos de incertidumbre y duda. Cuando los pensamientos bullen en el interior, cuando ideas contrapuestas se cruzan en la mente, cuando se elaboran planes mentales para hacer arreglos que ayuden a saber por dónde tirar, se necesita algo o alguien externo que muestre, desdiga, confirme o corrija lo que se ha fraguado en el corazón.

Hay un tweet de Dios que dice lo siguiente: ‘Del hombre son las disposiciones del corazón; mas del Señor es la respuesta de la lengua.’ (Proverbios 16:1). La primera parte declara la experiencia que todos conocemos, consistente en la capacidad del ser humano para pensar y para hacerlo de acuerdo a un orden, según unos arreglos determinados. Los planes se construyen a base de pensamientos, igual que un edificio a base de piedras o ladrillos. Pero ¿serán acertados tales planes? ¿Resistirán la prueba, o serán solamente un castillo de naipes que se derrumba con un soplo? Porque pudiera suceder que lo que parece muy sólido, al ser llevado a la práctica, no aguante ni sirva, pues una cosa es el deseo o la imaginación y otra la realidad. Y la pregunta es ¿cómo saber lo mejor, lo que perdura, lo que vale?

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Y aquí es donde acude en nuestra ayuda la segunda parte del tweet, que enseña que hay una respuesta, esto es, una palabra segura y firme, que no viene de ningún santuario pagano, ni tampoco de nuestro interior, sino que procede de Dios. No se trata de pensamientos que van y vienen, al pairo de cualquier eventualidad, sino de una respuesta de quien tiene todo el conocimiento y la sabiduría. La palabra ‘respuesta’ está en singular, en contraste con la palabra ‘disposiciones’ que está en plural. Es decir, mientras que sólo hay una palabra cierta y absoluta, que es la de Dios, hay muchos pensamientos inciertos y relativos, que son los del hombre.

Hoy hay muchos interrogantes que se acumulan, cada vez más, sobre un futuro incierto e inquietante, que hasta da miedo. Los expertos, que son los oráculos modernos, pueden estar tan liados y desconcertados como el que más, porque también ellos construyen sus teorías y soluciones en base a sus propios pensamientos. Pero hoy, como ayer, sigue habiendo una repuesta verdadera y fiel, no siendo confundido el que la recibe.

En la diferencia entre esta clase de respuesta, procedente del Dios vivo, y la que viene de fuentes falsas, yace la diferencia que existe entre la fe verdadera y el paganismo. Y es de suma importancia no errar en esta cuestión vital.