El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Toda la primera parte de la Biblia contiene casos de antropomorfismo.
Una de las cosas primordiales que se dio en los grandes avivamientos de la Historia fue el reconocimiento y la confesión acompañadas del arrepentimiento y cambio de las vidas.
¿Se refería Don Quijote simplemente al dar contra los muros de la Iglesia o pensaba en el peligro que supone tener a la Iglesia católica en contra?
Los apóstoles no tuvieron mayores dificultades a la hora de contrastar sus posiciones y acordar que lo que predicaban uno y otros era el mismo Evangelio de Jesucristo.
Cuando Cervantes alude en el capítulo 47 a un carro de fuego, que lleva a su ocupante por los aires con extraña ligereza, tiene en la mente al arrebatamiento del profeta Elías.
Salomón escribe sobre la fuerza del amor humano como el que latía en el corazón de don Luis.
Su padre les había enseñado a cada uno de sus hijos a respetar a Dios, a ser honrados y fieles en todo. Francisco era un joven noble y sencillo. Un hombre del cual el Señor Jesucristo hubiera dicho lo que dijo acerca de Natanael.
La Biblia ha venido guiando la historia desde el principio del tiempo, venciendo tormentas de odio, apaciguando tempestades de controversia, llevando la civilización a tierras extrañas y la paz a hogares civilizados.
Un testimonio a otros que pudieran estar viviendo una viuda de esclavitud religiosa, pero que por medio del Evangelio pueden encontrar la verdadera libertad que el Señor Jesucristo prometió a sus seguidores.
En el Nuevo Testamento existen cuatro epístolas escritas por el apóstol Pablo a los romanos, a los corintios y a los gálatas. Son conocidas como cartas de la cautividad.
Es bueno que oremos por Israel, pero no tanto para que gane las guerras que los demás pueblos le hacen, sino para que dichas guerras no se produzcan y los propósitos de Dios se cumplan en el pueblo de Israel.
Las letras de la Biblia cumplen las exigencias que pedía Aristóteles, contribuyen a la prosperidad espiritual de la persona y son un consuelo en la desgracia.
Según la Biblia, el que duda es como «la arena del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra» (Santiago 1:6).
No todos responden a los requerimientos divinos con la ceguera y rebelión.
Los numerosos nombres para indicar las varias edades del niño atestiguan el interés de la Biblia por los pequeños. El Antiguo Testamento contiene numerosas enseñanzas respecto a los niños.
El creyente no sólo debe apreciar el trabajo y abandonar cualquier actitud de menosprecio hacia el mismo; él estará dispuesto a trabajar incluso en aquello para lo cual no tiene vocación.
En el Nuevo Testamento, Juan el Bautista predica la penitencia como un viraje de vida completo.
El trabajo, tal y cómo lo dispuso nuestro buen Creador, sigue siendo una bendición.
Para la Biblia, el verdadero amor, el amor ideal, el amor del alma, es el que sólo desea la felicidad de la persona amada sin exigirle nada.
¿De qué nos salva Dios? ¿Cuál o cuáles son los “peligros” de los cuales somos salvados?
El poder de Dios que acompaña al Evangelio de Jesucristo hace que la salvación no sea algo que se quede en palabras solamente, sino que es el mismo poder de Dios en acción para salvar.
El Evangelio que conoció aquel Saulo perseguidor de Jesús, tenía y sigue teniendo algo por lo cual merece la pena dejar atrás todo cuanto no es compatible con el mismo.
Compasión, sensibilidad, ternura, delicadeza, es el mejor escenario para propiciar el ánimo y el fortalecimiento que el debilitado necesita.
La verdad ante el mundo, el testimonio que tenían que dar los discípulos y la escatología fue contemplado por el Señor como ámbitos o esferas en las cuales “el Espíritu de verdad” prestaría su ayuda.
Muchos siglos antes de que Cervantes diera vida a Leandra, uno de los autores bíblicos se había referido a dos mujeres de gran belleza.
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