Ucrania bajo ataque

El 24 de febrero de 2022 marcará para siempre una de las fechas históricas más importantes para Ucrania. En este día, Rusia invadió Ucrania con más de 100.000 soldados y comenzó una guerra malvada contra su vecino eslavo con quien comparten un milenio de historia común.

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Ahora muere gente: soldados, mujeres y niños. Esta guerra es injustificable, perversa e injusta, independientemente de cuán profundamente puedan ser heridos los sentimientos rusos por parte de la Comunidad Europea y la OTAN. No castigas a un vecino más débil por su deseo de unirse a otro partido.

Seamos claros en esto: en mi artículo estoy lejos de cualquier justificación de la locura de Putin de atacar a Ucrania. En mi artículo, intento alentar a mis compatriotas ucranianos a pensar en el futuro, un futuro que Rusia está tratando de destruir.

Y no, no soy politólogo, soy más bien misionólogo y mi tarea es interpretar la historia a la luz de la misión de Dios en el mundo, la missio Dei. En esta misión se le da a la Iglesia un papel central para llevar el Evangelio del reino de Dios a todas las naciones de la Tierra (Mt. 28:19-20).

Uno podría pensar: qué artículo tan fuera de lugar. ¿Quién pensaría en una misión en medio de una guerra? ¿No hay otros problemas que tenemos que abordar primero? Sí, hay muchas cuestiones de suma importancia. Pero para nosotros, cristianos, nunca hay un tema más central que la misión de Dios en el mundo. Porque él es el Señor y la historia de la humanidad está en sus manos. Esto no es diferente paraa Ucrania ni la iglesia ucraniana. Su destino eclesial está marcado por la misión, o de lo contrario no tendrá destino. Mi artículo es, por lo tanto, muy oportuno.

[destacate]Los cristianos ucranianos tienen todo el derecho a llorar y lamentarse. Y me uno a tal lamento. Pero las guerras no son para siempre y la iglesia ucraniana permanecerá. ¿Cuál será su tarea entonces?[/destacate]Y estoy escribiendo el artículo como una persona que creció en la antigua Unión Soviética. Mi familia perdió su casa cuatro veces. Mis dos abuelos fueron asesinados por los soviéticos. Y yo mismo pasé años en un campo de trabajo soviético. Ahora, aquí en Alemania, no puedo decir dónde está mi casa.

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Entiendo y comparto el sentimiento con los millones de ucranianos que huyen de su país después de que el ejército de Putin haya bombardeado sus hogares y matado. Como cristianos tienen todo el derecho a llorar y lamentarse. Y me uno a tal lamento. Y, sin embargo, las guerras no son para siempre y la iglesia ucraniana permanecerá. ¿Cuál será su tarea entonces? ¿Cómo superará este horrible intervalo de tiempo en su historia?

Un país emisor por excelencia

La iglesia evangélica ucraniana ha sido la iglesia de mentalidad más misionera en la antigua URSS comparable quizás con la moldava. Miles de misioneros enviados por las iglesias ucranianas inundaron los vastos territorios de Rusia y Asia Central poco después de que la Unión Soviética dejara de existir.

Pronto aparecieron misioneros ucranianos en el norte de la India, Nepal, Vietnam y en países de África. Nunca he visto un espíritu misionero tan apasionante producido por una iglesia que acaba de salir de una horrible persecución durante los 70 años del régimen soviético. La misión, el evangelismo, la plantación de iglesias en Ucrania y en el extranjero dominaron la conversación diaria en muchas iglesias. Recuerdo vívidamente una conversación con un pastor de una iglesia bautista independiente en Irpin, cerca de Kiev, quien llamó al movimiento misionero que se extendía por las iglesias ucranianas una “oportunidad histórica para nuestras iglesias”. “La misión es nuestro destino”, concluyó.

De hecho, Ucrania envió numerosos misioneros a muchos países del mundo. Algunos de ellos fueron al extremo norte de Rusia. Un día le pregunté a uno de esos misioneros si extrañaban su hogar en Ucrania. Él respondió: “Nuestro hogar, hermano, es el campo misionero y más allá, el cielo. Nos hemos ido de Ucrania. Claro, este es el lugar donde nacimos y crecimos y la gente allí habla nuestra lengua materna. Un lugar que amamos. Pero como cristianos seguimos a Jesús, que no sabía dónde recostar la cabeza. Y seguimos al apóstol Pablo, que se dirigió a la casa celestial, sabiendo que su ciudadanía estaba en los cielos (Fil. 3:20)”.

Este misionero no fue ni mucho menos el único que pensó y actuó de esa manera. Algunos de ellos incluso señalaron a Abraham, a quien Dios comisionó para que saliera de su casa y fuera a un lugar que Él, el Señor, le mostraría. “Se le prometió a Abraham que sería bendecido y se convertiría en una bendición para muchas naciones” (Gén. 12:1-3), dijeron. “Y también somos bendecidos al cumplir su Gran Comisión. Y, sin duda, los ucranianos en el campo misionero, ya sea en países de la antigua Unión Soviética o más allá, fueron y son una bendición. Los encuentras en el liderazgo de grandes denominaciones. Por ejemplo, Eduard Grabovenko, el obispo principal de la Iglesia Pentecostal Rusa, y muchos otros.

La invitación inesperada: la política partidaria para construir una nación

Con la independencia de Ucrania, otro movimiento ocupó a muchos protestantes y líderes protestantes en Ucrania. Los protestantes, totalmente de forma inesperada, fueron invitados por personas políticamente activas a unirse a sus partidos y comenzar a trabajar para construir un Estado nacional independiente y fuerte en Ucrania.

No hace falta decir que esta invitación llegó por sorpresa. Ningún protestante ucraniano estaba realmente preparado para aceptar la responsabilidad política. Pero alentados por los evangélicos occidentales, predominantemente estadounidenses, comenzaron a unirse a diferentes partidos políticos. La gran mayoría de las iglesias en ese momento eran tradicionalmente de mentalidad pacifista e inconformista con el Estado, similar a todos los evangélicos en toda la antigua Unión Soviética. Pero más y más personas siguieron la invitación y pronto los protestantes comenzaron a tomar posiciones influyentes.

El bautista Oleksandr Turchynov es un excelente ejemplo de portador evangélico en las turbulentas aguas de la política ucraniana. Fue elegido para el parlamento ucraniano en 1998 y comenzó una carrera política increíble, que lo llevó al cargo de viceprimer Ministro de Ucrania (2007-2010), presidente interino de Ucrania (2014), presidente del parlamento ucraniano - Rada (2014), secretario del Consejo de Seguridad y Defensa Nacional (2014-2019), etc. Su carrera política hizo a Turchynov no solo políticamente famoso, sino también económicamente rico. Su familia posee numerosas empresas en Ucrania y en otros países europeos.

[destacate]En el campo misionero, los ucranianos, ya sea en países de la antigua Unión Soviética o más allá, fueron y son una bendición.[/destacate]Turchynov no es, con mucho, el único evangélico que ha llegado a la política. Christianity Today da cuenta de más de 500 de ellos involucrados en diferentes niveles en la política de partidos. Sus posiciones políticas varían y la mayoría vive en tensión entre la sucia realidad de la política ucraniana y sus creencias conservadoras. A menudo, las iglesias a las que pertenecen critican su trabajo. En general, sin embargo, la mayoría de las denominaciones ucranianas apoyan el paso a la política esperando una transformación adecuada de la sociedad hacia valores más bien conservadores.

Una expresión de esta aceptación es la fundación del llamado movimiento conservador en torno al político Pavel Unguryan, quien ve la gran aceptación de los políticos protestantes en la población en general como una oportunidad para una transformación de la sociedad ucraniana. Los protestantes, que constituyen solo el 1,8% de la población ucraniana, gozan de confianza en la sociedad. Por lo general, son menos corruptos y aún se preocupan por sus comunidades.

El Estado ucraniano, poco después de la independencia, declaró su voluntad de unirse a Europa y la OTAN. Casi todos los partidos políticos se establecieron como europeístas. Y al mismo tiempo trabajaron hacia la creación de una identidad nacional ucraniana. Esto resultó ser difícil ya que Ucrania es una sociedad multiétnica. La decisión de declarar el ucraniano como el único idioma nacional provocó una creciente tensión entre grupos minoritarios, como los rusos en el este o los húngaros en el oeste. Hubo sugerencias para reestructurar Ucrania como una república federal siguiendo el modelo suizo, pero el parlamento rechazó tales ideas impulsando una agenda nacional pro-ucraniana.

Incluso después de que algunas de las áreas de habla rusa en el Donbás se separaran y comenzara una guerra contra los separatistas, la agenda permaneció sin cambios. Aunque claramente establecido por el tratado de Minsk II, los ucranianos no establecieron ninguna federación. Como resultado, la relación con la vecina Rusia se volvió insoportablemente tensa.

El gobierno ruso comenzó a apoyar a los separatistas en el Donbás y Crimea, y finalmente se anexionó Crimea en 2014. Sin duda, esto fue contra todo derecho internacional y fue condenado con razón por la comunidad internacional. El gobierno ucraniano, y también la mayoría de los protestantes en Ucrania, exigieron más que una simple condena y algunas sanciones inofensivas. Occidente y en particular la OTAN deberían intervenir y exigir la devolución de Crimea.

Esto, a su vez, fomentó las tensiones entre los evangélicos ucranianos y rusos después de la anexión de Crimea y la guerra por la independencia en Lugansk y Donetsk. Se cuestionaron las tradicionalmente buenas relaciones entre las iglesias hermanas, así como su trabajo misionero conjunto. Los misioneros ucranianos que trabajaban y vivían en Rusia fueron acusados ​​de haberse vuelto prorrusos. “Vuestro hogar es Ucrania”, exigieron los líderes ucranianos, “venid a casa y defended su país del ataque de los rusos”. Sin embargo, solo unos pocos, que yo sepa, lo hicieron. Todavía vivían con un paradigma misionero en su corazón, de que el hogar es donde está su campo misionero y el cielo la ciudadanía real.

¿Todo el honor a Ucrania, o hay más?

Aquí estamos en Ucrania hoy. La gran mayoría de los cristianos ucranianos se debaten entre una agenda misional, que trabaja para el reino de Dios, sin negar su lealtad a su país de origen, sino poniendo su corazón en la misión de Dios y una agenda nacional patriótica. La pregunta es a quién se le da toda la gloria: al Estado nacional de Ucrania o, más bien, a Dios, que trabaja mucho más allá de cualquier estado y nación. ¿Cómo decidirán?

La guerra con Rusia, iniciada por el ejército de Putin el 24 de febrero de 2022, no facilita las cosas. Al ver la brutalidad sin precedentes del agresor, los cristianos se unen a las fuerzas armadas y luchan contra los pecadores a quienes estaban alcanzando en misión unos años antes. Matar al enemigo ya no es para ellos un pecado.

Esto parecía imposible sólo unos años antes. Los ucranianos rechazaron el servicio militar y aceptaron un arma en sus manos. Muchos de ellos fueron a prisión por su actitud. ¿Y ahora esto? ¿Cómo ha sucedido eso? ¿Una iglesia con fuertes convicciones pacifistas se convierte en agente activo de guerra? ¿Es esta una guerra justa? Sí, responden muchos líderes evangélicos, y se oponen fuertemente a otras opiniones. Cualquier conversación significativa sobre su justificación de la guerra parece bloqueada, y aquellos que intentan involucrarse con los ucranianos en tales conversaciones son rápidamente dejados de lado como irrelevantes e incluso peligrosos. “En la situación actual necesitamos más armas y no biblias”, me decía hace unos días un buen amigo mío. Está claro, la agenda política se ha apoderado de él y de su iglesia.

[destacate]Es correcto que un cristiano sea un patriota de su nación y trabaje por la gloria de su nación, pero es peligroso perder de vista la gloria de Dios al hacerlo.[/destacate]La única explicación que encuentro para este cambio histórico en la mente de los evangélicos ucranianos se debe a años de intensa participación en partidos políticos impulsados ​​por una agenda ideológica, a menudo europea en lugar de misional. Es correcto que un cristiano sea un patriota de su nación y trabaje por la gloria de su nación, pero es peligroso perder de vista la gloria de Dios al hacerlo.

Algunos ucranianos, al parecer, siguen el camino de otros cristianos en el mundo, que parecen estar guiados por una emoción similar para que su país sea el primero. Los estadounidenses blancos, por ejemplo. O algunos rusos. Esta actitud no sirve para levantar el reino de Dios, y la gloria de la nación de uno es a menudo solo una cuestión de tiempo. Que nuestro buen Señor guarde tanto a Rusia como a Ucrania de esto.

Volver a la agenda de la misión

Mientras tanto, millones de ucranianos han abandonado Ucrania. La mayoría de ellos, mujeres y niños pequeños. Entre esos refugiados, muchos son cristianos evangélicos. Huyen de por vida. Sus hogares están destruidos, su patria en cenizas y bajo el control de un enemigo odiado. En el mundo fuera de Ucrania esperan encontrar seguridad y comodidad.

“Puede que este se convierta en mi nuevo hogar”, me dice un refugiado recién llegado a mi ciudad natal en Alemania. Espero que él y los suyos encuentren la manera de establecerse en Alemania. Y, como cristianos alemanes, haremos todo lo posible para ayudarlos. Pero aún más que eso, deseo que los cristianos ucranianos que han escapado del infierno de Putin en su país encuentren el camino de regreso a la agenda misionera de Dios. Aquí, y solo aquí, encontrarán descanso para sus corazones heridos. Aquí, y solo aquí, podrán vencer el odio y convertirse en reconciliadores. Aquí, y solo aquí, entenderán que nuestra guerra nunca es contra sangre y carne, sino contra poderes demoníacos (Efesios 6:12). Ofreciendo a los pecadores un hogar en la cruz de Jesús, ellos mismos encontrarán un hogar. En el campo misionero, independientemente de dónde esté este campo.

[destacate]Deseo que los cristianos ucranianos que han escapado del infierno de Putin en su país encuentren el camino de regreso a la agenda misionera de Dios.[/destacate]¿Significa esto que la iglesia debe, en consecuencia, dejar toda participación política y concentrarse únicamente en la evangelización? ¡Por supuesto que no! La missio Dei es siempre también una missio politica. Y la iglesia es la sal y la luz de Dios en y para la sociedad (Mateo 5:13-16), su pueblo escogido, llamado del mundo para asumir la responsabilidad por el mundo (Mateo 16:18). Esto es lo que finalmente representa ecclesia. Ella nunca dejará el mundo, ya que Jesús la ha enviado al mundo. El mundo es su campo de misión.

¿Cuál es entonces su participación política en términos prácticos? Seguramente no la política de partidos. Está llamada a proclamar el reino de Dios y trabajar por la transformación de las naciones en discípulas de Cristo (Mateo 28:19-20). Esto excluye matar al enemigo, sino amarlo como lo hizo Jesús. Y seguramente esto incluye la construcción de comunidad, pero no bajo el estandarte de programas ideológicos, ya sean occidentales u orientales, sino bajo el estandarte del reino de Dios. ¡El mundo no establece la agenda para nuestra participación política evangélica, sino Dios en su revelación! La iglesia es enviada como Jesús fue enviado (Juan 20:21). Su misión era reconciliar con Dios al mundo quebrantado (2 Cor. 5:18), una misión de paz para los que están cerca y para los que están lejos (Ef. 2:17). Y ninguna otra intención tiene la misión de Su iglesia. A ella se le ha confiado la palabra de la reconciliación (2 Cor. 5:18-19).

Estoy impresionado por algunas de las iglesias ucranianas, que han decidido quedarse en Ucrania en medio de la guerra. Vasyl Ostryi, pastor de la iglesia Irpin Grace y profesor en el Seminario Teológico de Kiev escribe:

“…si bien es posible que la iglesia no luche como la nación, todavía creemos que tenemos un papel que desempeñar en esta lucha. Daremos cobijo a los débiles, serviremos a los que sufren y restauraremos a los quebrantados. Y al hacerlo, ofrecemos la esperanza inquebrantable de Cristo y su evangelio. Si bien podemos sentirnos impotentes ante tal crisis, podemos orar como Ester. Ucrania no es el pueblo del pacto de Dios, pero al igual que Israel, nuestra esperanza es que el Señor elimine el peligro como lo hizo con su pueblo antiguo. Y mientras nos quedamos, oramos para que la iglesia en Ucrania confíe fielmente en el Señor y sirva a nuestros vecinos”.

Y Ostryi y su iglesia hacen milagros día a día ofreciendo refugio, primeros auxilios, una mano de amistad, consejería y apoyo espiritual al prójimo. Y algunos de ellos recuperan la esperanza, encuentran la paz en Dios y se dan la mano con la iglesia. Y no, no toman las armas, su arma más importante sigue siendo la oración y la Biblia como fundamento de toda su misión y acción. Y, sin embargo, están políticamente involucrados y sí, construyen una comunidad en medio de la crisis, ¡al estilo de Jesús! Esto podría costarles toda la vida pero, ¿Jesús alguna vez nos prometió algo más? Su testimonio es el mayor estímulo para mí y mi gente.

Nota

Ver más en mi libro: Reimer, J., Missio Politica: The Mission of Church and Politics. Carliste: Biblioteca Global Langham 2017.