Hay una envidia a evitar, porque si lo envidiado es malo, aunque tenga beneficios, es pasajero y se acaba; pero hay lo que en verdad es digno de ser envidiado, porque dura para siempre.
La palabra envidiar puede tener un significado malo o bueno, según sea la intencionalidad que mueve al que envidia. Echamos mano con frecuencia de la expresión ‘tener sana envidia’, para referirnos al deseo de parecernos a quien es digno de imitación, ya sea por sus buenos méritos o logros. En ese sentido, tal tipo de envidia puede producir la emulación y el estímulo, que son reacciones saludables. Pero hay otra clase de envidia muy diferente, al ser una de las pasiones más malignas que puede haber en el corazón humano, y así se dice que ‘la envidia le corroe’, cuando se alude a alguien movido por el disgusto que le produce el bien ajeno, hasta el punto de devorarlo interiormente.
A grandes rasgos se puede dividir la envidia malsana en dos grandes categorías, siendo una la que el mal tiene del bien y la otra la que el bien tiene del mal. Normalmente es más corriente considerar la primera, porque hay muchos ejemplos notorios de la misma, pero la segunda es preciso considerarla también, porque sus resultados no son menos destructivos que los de la primera.
Recuerdo que cuando era niño en la escuela se nos enseñaba que la causa por la que el diablo tentó a nuestros primeros padres para que pecaran, fue la envidia que le produjo ver el estado de felicidad en el que ellos se encontraban y que él había perdido. Aunque la Biblia no menciona tal motivación, hay cabida para tal suposición. Un ejemplo en el que, sin ser nombrada directamente, aparece la envidia, es el caso de Caín y su crimen contra su hermano Abel. La aprobación que éste estaba recibiendo por parte de Dios y la desaprobación que recibía Caín, fueron el desencadenante que desembocó en el primer asesinato en la historia de la humanidad, que fue también la primera muerte. La rabia y el malestar se apoderaron del corazón de aquel hombre, de modo que antes de matar a su hermano físicamente, ya lo había matado intencionalmente.
No es el único caso en el que la envidia acaba en violencia, porque en otro, también entre hermanos, hizo acto de presencia en manera destructiva. ‘Y sus hermanos le tenían envidia…’, es la expresión que describe la actitud hacia José que tenían los otros hijos de Jacob. Es cierto que aquella envidia no terminó en muerte, aunque fue la intención original, pero el deseo que los movía era hacer daño a José, hasta el punto de quitarlo de en medio, vendiéndolo como esclavo. La pasión que desata la envidia ya había hecho mella, aun antes de que consumaran su acción.
Otro caso notorio de envidia fue el de Saúl hacia David, cuando constata que el pueblo le quiere y le admira, comenzando a temer que le pueda hacer sombra. De nuevo, esa pasión se hace dominante, hasta el punto de procurar matar al que cree su rival. El ejemplo de Saúl es trágico, porque muestra cuán lejos puede llevar la envidia y durante cuánto tiempo puede permanecer albergada en un corazón, llegando a tener ramificaciones malignas de todo tipo y acabando, finalmente, por destruir no al objeto de la envidia sino al sujeto mismo que la alimenta. Es el envidioso el que acaba siempre por destruirse a sí mismo.
Hay muchos casos en la Biblia en los que la envidia fue protagonista de un impulso maligno, como el de Aarón y María hacia su hermano Moisés, el de Coré contra Aarón y Moisés, o el de los gobernadores de Babilonia contra Daniel. Pero sin duda hay un caso que destaca y es el de Jesús, de quien Marcos afirma que el gobernador Pilato sabía que su entrega obedecía a la envidia que le tenían los principales sacerdotes. Siempre que aparece la envidia la mezquindad está presente, porque el envidioso es mezquino por definición. Y en el caso de Jesús y los dirigentes judíos, la grandeza y la mezquindad están en proporción directa a partes iguales, no deteniéndose la segunda hasta lograr matar a quien ostenta la primera.
Pero hay otra clase de envidia y es la que se tiene de los malos, la cual puede ser un peligro mortal si no se desecha a tiempo. Hay un tweet de Dios que dice lo siguiente: ‘No tenga tu corazón envidia de los pecadores, antes persevera en el temor del Señor todo el tiempo; porque ciertamente hay fin y tu esperanza no será cortada.’ (Proverbios 23:17-18). Que temporalmente les puede ir bien a los que desafían a Dios es una realidad y que temporalmente les puede ir mal a los que le temen, también es otra realidad. El resultado puede ser que los que temen a Dios deseen hacer lo que hacen los que viven a espaldas de él, porque parece que hay ventajas, comodidad y placeres que disfrutar, que se pierden al andar en la senda estrecha. La senda ancha tiene sus encantos y atractivos, muy tentadores, que pueden seducir a los que van por el camino angosto. Y entonces es cuando el justo puede envidiar al transgresor.
Pero el tweet continúa mandando al justo que permanezca en su andadura, por una razón muy poderosa, porque hay una postrimería remuneradora, es decir, una esperanza que no será defraudada. Así pues, hay una envidia a evitar, porque si lo envidiado es malo, aunque tenga beneficios, es pasajero y se acaba; pero hay lo que en verdad es digno de ser envidiado, porque dura para siempre. ¿Con qué envidia te quedas?
La conmemoración de la Reforma, las tensiones en torno a la interpretación bíblica de la sexualidad o el crecimiento de las iglesias en Asia o África son algunos de los temas de la década que analizamos.
Estudiamos el fenómeno de la luz partiendo de varios detalles del milagro de la vista en Marcos 8:24, en el que Jesús nos ayuda a comprender nuestra necesidad de ver la realidad claramente.
Causas del triunfo de Boris Johnson y del Brexit; y sus consecuencias para la Unión Europea y la agenda globalista. Una entrevista a César Vidal.
Analizamos las noticias más relevantes de la semana.
Algunas imágenes del primer congreso protestante sobre ministerios con la infancia y la familia, celebrado en Madrid.
Algunas fotos de la entrega del Premio Jorge Borrow 2019 y de este encuentro de referencia, celebrado el sábado en la Facultad de Filología y en el Ayuntamiento de Salamanca. Fotos de MGala.
Instantáneas del fin de semana de la Alianza Evangélica Española en Murcia, donde se desarrolló el programa con el lema ‘El poder transformador de lo pequeño’.
José era alguien de una gran lealtad, la cual demostró con su actitud y acciones.
Celebración de Navidad evangélica, desde la Iglesia Evangélica Bautista Buen Pastor, en Madrid.
Madrid acoge el min19, donde ministerios evangélicos de toda España conversan sobre los desafíos de la infancia en el mundo actual.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.
Si quieres comentar o