¿Cómo deberían jurar los ministros?

Los ministros del nuevo gobierno español acaban de jurar sus cargos; todos, excepto dos, juraron sobre la Biblia, lo que a muchos no les ha parecido apropiado.

Fue interesante ver la Biblia abierta encima de la mesa y observar cómo los ministros iban poniendo la mano izquierda sobre ella para hacer su juramento. Pues fíjense: Abren la Biblia, pero no la leen ¡como se lo digo! Si la leyesen, por ejemplo, en Mateo 5.34-37, se habrían encontrado esto: "No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello. Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede".

Abren a Biblia, pero no la leen. Pues ¡que la lean! Y que su “sí” sea “sí”: que si en su programa de gobierno aseguran que van a mantener los servicios sociales sin merma, que los mantengan. Y que su “no” sea “no”: que si se comprometen a no subir los impuestos, que no los suban. Y que muestren con regularidad a la ciudadanía cómo cumplen la palabra. La cosa no está en jurar, sino en cumplir: si somos honestos y fiables no precisamos jurar para que confíen en nosotros.

Y reparen en lo que la Biblia muestra a los que tienen el interés de leerla: cuando tu “sí” es “ya veremos” y tu “no” es “depende de la coyuntura”, mal vamos; todo lo que pase del cumplimiento de la palabra dada, de mal procede. La Biblia está mostrando que la salud democrática de una sociedad depende de valores morales sólidamente establecidos.

La Biblia es la gran desconocida en España: unos juran sobre ella sin leerla y otros reniegan de ella sin leerla tampoco. Si unos y otros la leyesen, y si revisasen la historia política, descubrirían que la democracia se construyó en la Europa del Norte y en los EEUU con la Biblia en la mano; ahora que se van a cumplir 500 años de la Reforma protestante, será una buena ocasión para recordarlo y sacar provecho.