Tres desafíos en la crisis mediterránea

Los naufragios que se están produciendo en el Mar Mediterráneo estos días, con la consecuente pérdida de vidas, nos obliga a una reflexión. Hay tres dimensiones acerca de la crisis migratoria del Mediterráneo que necesitan ser analizadas de manera conjunta, si queremos abordar el problema de una manera cristiana y responsable.

1. La cuestión humanitaria. Las personas están muriendo. Cientos, probablemente miles de ellas, se están muriendo en el Mar Mediterráneo. En un sentido, no podemos decir que no sabemos el riesgo que comporta y que no podemos hacer nada para evitar la tragedia. Antes de cualquier consideración, nuestra responsabilidad es abordar la crisis. Tal vez tengamos diferentes puntos de vista en cómo debemos tratar con este fenómeno global de migraciones en el largo plazo pero no podemos eludir nuestra responsabilidad, aquí y ahora, de evitar la muerte de tanta gente desesperada que está dispuesta a arriesgar su vida para huir de los conflictos, las guerras y la pobreza.

2. La cuestión política/global. La migración global que se da por el hecho de querer huir de guerras y persecuciones no es algo que puedan resolver una o unas cuantas naciones. Involucra a millones de personas, muchas regiones en el mundo, una historia muy compleja de fondo, movimientos religiosos. La totalidad de la comunidad internacional europea debería aprender a abordarlo. Europa está muy comprometida a preservar su estabilidad financiera y su riqueza monetaria, pero no está preparada para tener una visión global de su rol en el mundo. Las regulaciones europeas en cómo abordar los migrantes están totalmente anticuadas y se aproximan al tema de manera incorrecta. Puedes hundir los barcos en las costas africanas y, ¿luego qué? Es necesaria una reflexión seria acerca de la ciudadanía en el mundo global.

3. La cuestión espiritual. Muchos migrantes huyen de persecuciones religiosas. El fundamentalismo islámico es parte del problema y quiere oprimir a las minorías. La ideología materialista es inadecuada para tratar este problema. Hay una dimensión espiritual que no puede ser pasada por alto. Además, muchos musulmanes buscan venir a Europa y esto abre oportunidades y desafíos para evangelizar. ¿Es esto una amenaza o una oportunidad? Seguramente las dos pero necesitas una mentalidad espiritual cristiana para empezar a reflexionar sobre ello.

Creo que los evangélicos deberían contribuir en los tres niveles. Están aquellos cuyo interés se basa en razones humanitarias pero que no quieren abordar el problema de manera global. Otros solamente ven oportunidades para evangelizar pero su enfoque solamente abarca el aspecto espiritual y es inadecuada. Necesitamos una reflexión y acción que sea integral, holística y evangélica.

Leonardo de Chirico es pastor en Roma (Italia) y es miembro del Consejo de la Alianza Evangélica Italiana (AEI).