“Dignidad del emigrante, tan preciosa e intocable como la nuestra”

La crisis migratoria del Mediterráneo se ha convertido en el tema de actualidad más importante de Europa después de que más de 800 personas perdieran la vida en un naufragio el pasado fin de semana.

Sólo llevamos cuatro meses, pero 2015 ya es un año trágico. Países como Italia, España, Grecia o Malta han pedido ayuda insistentemente a los demás países de la Unión Europea.

Durante años, los cristianos de Italia han unido fuerzas con muchos otros ciudadanos para ayudar a los refugiados que llegaban a sus costas. Además, los evangélicos del resto de Europa han denunciado claramente que el tráfico de personas es uno de los principales problemas humanitarios en el continente.

El martes pasado, Christel Lamère Ngnambi, representante de la Alianza Evangélica Europea (EEA, por sus siglas en inglés) en Bruselas, comentó lo siguiente a Evangelical Focus: “el debate de la inmigración se ha convertido en una patata caliente política. El comportamiento y la retórica demagógica de los votantes han desdibujado el hecho de que los emigrantes son ante todo seres humanos, igual que nosotros”.

“Su dignidad es tan preciosa e inexpugnable como la nuestra, la de nuestros conciudadanos más mayores o la de los niños nonatos. Nuestra fe bíblica nos enseña vehementemente que las personas vulnerables y desamparadas tienen una enorme importancia para Dios, y también la tiene el modo en que las tratamos”.

SEGURIDAD Y ESTABILIDAD PARA LOS EMIGRANTES

Christel Lamère Ngnambi.

 La EEA apoya las acciones que se han llevado a cabo desde Bruselas en los últimos años: “la UE ha dado muchos pasos en la buena dirección por la regularización de la inmigración, como el Programa Estocolmo, que introduce más flexibilidad en la inmigración (por ejemplo, facilitando la contratación de trabajadores estacionales)”.

“Sin embrago, en la EEA creemos que una situación segura y estable para los inmigrantes y sus familias será lo único que les permitirá desarrollar todo su potencial como actores del desarrollo”.

NO SÓLO COOPERACIÓN, SINO UNA ACCIÓN REAL

Los cristianos esperan acciones que ayuden de forma práctica a la gente que llega a Europa. “La tragedia y la miseria que se desarrollan en el Mediterráneo demuestran que, a pesar de los recientes esfuerzos, no hay seguridad ni estabilidad para ellos, lo que está costando miles de vidas”, dijo Lamère.

“La presión que sufren los inmigrantes ha desembocado incluso en violencia religiosa, de acuerdo con la información que recibimos la semana pasada acerca de unos musulmanes que lanzaron por la borda a unos cristianos procedentes de África occidental”.

“Aplaudimos cualquier iniciativa hacia un cambio positivo, como la cumbre extraordinaria que tendrá lugar esta semana en Bruselas y los debates relacionados con la misma. Es hora de trabajemos con un enfoque más humano: a través de la Oficina Europea de Apoyo al Asilo (OEAA), los países europeos deberían trabajar mano a mano con la sociedad civil”.

LA NECESIDAD DE ACUERDOS VINCULANTES

“Como se ha demostrado en los últimos días, a los europeos les preocupa lo que está ocurriendo, y hay muchas ONG y muchas iglesias que han estado ayudando activamente durante años a los recién llegados. Toda esa gente comparte la preocupación por la vulnerabilidad de los viajeros, que son seres humanos como nosotros. La sociedad civil, incluyendo a los trabajadores cristianos de las iglesias y a las ONG, debería tener una contribución efectiva a la forma en la que se organiza la OEAA en Europa, no tener simplemente una ‘colaboración estrecha’”.

“Necesitamos acuerdos vinculantes entre los funcionarios y estas organizaciones, con objetivos tangibles, que ayuden a centrar el debate y pongan en práctica medidas por la dignidad humana”, concluyó Lamère.