¿Somos conscientes de que el viejo y precioso tema, muchas veces distorsionado de la Navidad, este año está más presente qué nunca?
“Creyentes, miren, tomen valor. Los ángeles están más cerca de lo que crees”.
Billy Graham
Era la noche anterior a Navidad, y Dios miró a la tierra para contemplar a todos los hombres y a todos sus hijos. Habían transcurrido más de 2000 años desde que Dios mismo se encarnó en el seno de la virgen María y vino al mundo para redimir a los hombres.
Entonces el Señor se dirigió a uno de sus ángeles más jóvenes y le dijo: "Baja a la tierra y tráeme una sola cosa, la que mejor represente todo lo bueno que se ha hecho hoy en mi nombre".
El ángel descendió al mundo de los humanos buscando aquello que pudiera encerrar lo que Dios le había pedido.
Aquella misión le resultó algo difícil, puesto que muchas cosas se habían hecho para homenajear el nacimiento del Salvador. En el día de Navidad las guerras habían cesado temporalmente, las catedrales había sido construidas y grandes novelas habían sido escritas. ¿Cómo sería posible encontrar entonces algo que representase todo esto?
Mientras estaba sobrevolando la tierra el ángel escuchó el sonido de las campanas de una iglesia. La melodía que se desprendía del campanario era tan hermosa que al ángel le recordó la voz de Dios.
Mirando hacia abajo vio la pequeña iglesia de donde provenía la hermosa melodía, pero también pudo escuchar el canto de un coro que entonaba el conocido e inmortal "Noche de Paz".
Al entrar en el templo el ángel comprobó que había una sola voz que cantaba la canción; pero inmediatamente una segunda voz continuó a la primera en perfecta armonía, y luego otra y otra hasta que el coro de voces alumbró la estancia durante toda la noche.
Encantado por el mágico sonido el ángel permaneció en el templo hasta que la preciosa canción terminó; después se elevó de nuevo por los aires escuchando en todo lugar los maravillosos sonidos que se desprendían de los villancicos.
En todas las ciudades, sean estas pequeñas o grandes, el ángel escuchó canciones, ya sean interpretadas por grandes orquestas o por las voces de los soldados que se encontraban solos en un campamento militar, alusivas al nacimiento de Cristo en la tierra.
Y en todos los lugares que el ángel escuchó voces y sonidos encontró paz en los corazones de esos hombres, mujeres y niños. Cogiendo con sus manos uno de los sonidos emitidos por una de las canciones que flotaba en el aire, supongo que los ángeles pueden hacer esto... ¿recordáis?…
“Le has hecho poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra”. (Salmo 8:5)
Siempre recuerdo con mucha ternura algo que repetía Francisco Lacueva muchísimas veces…….. ”Pero los ángeles no pueden cantar, eso fue un regalo sólo para los hombres…”...
Nuestro ángel pensó que quizás estas canciones podrían representar lo mejor que hay en la tierra en esta Navidad.
La voz de los hombres era utilizada para entonar bellas melodías a través de las cuales era llevada la esperanza y el aliento a aquellos que creían haberlo perdido todo; sin embargo, a pesar de haber encontrado la respuesta a lo que él estaba buscando, su corazón le decía que esta música por sí sola no era suficiente.
Debería haber algo más; de esa forma continuó su viaje a través de la espesura de la noche hasta que, ¡de repente! sintió la oración elevada por un padre. Nuevamente miró hacia abajo y vio a un hombre orando por su hija de quien no sabía nada desde hacía mucho tiempo y que no estaría en casa para esa Navidad.
El ángel siguiendo la intención de la oración encontró a la hija de aquél hombre, estaba parada en la esquina de una ciudad muy grande. Al frente había un viejo bar donde fácilmente uno podía darse cuenta de que los que estaban sentados ahí rara vez levantaban su vista para mirar por encima de sus bebidas, por lo que no notaron la presencia de la niña.
El que atendía el bar era un hombre que no creía en nada excepto en su barra y su caja registradora. ¡De repente! la puerta se abrió y entró un pequeño niño. El barman no podía recordar la última vez que vio a un niño en aquel lugar, pero antes de que tuviera tiempo de preguntarle qué quería, el niño le dijo si él sabía que había una niña afuera en la puerta que no podía regresar a casa en la noche de Navidad. Dando un vistazo por la ventana vio a la niña frente a la acera. Volteándose hacia el niño le preguntó cómo sabía eso.
El chico replicó: "Hoy que es Navidad, si ella pudiese estar en casa con los suyos, en verdad te digo que lo estaría". El hombre miró de nuevo a la niña pensando en lo que el niño había dicho, y después de algunos segundos fue a la caja registradora y sacó absolutamente todo el dinero que había ahí, salió del bar, cruzó la calle y siguió a la niña que había avanzado unos cuantos metros….
Todos los que estaban en el bar pudieron ver aquello…
El ángel voló de nuevo, subió al cielo y puso en las manos de Dios lo que finalmente había encontrado para Él: el deseo de un alma por la felicidad de otro….
Y Dios Padre sonrió.
Cuento adaptado: “El deseo de Navidad”
He tenido que cambiar unas cuantas cosas y aportar además de adaptar bastante este viejo cuento; puede que a algunos les resulte un tanto almibarado o quieran ver en él la idea central y hasta la poesía que lleva dentro de sí ¡a mí me encanta!
En pocos días la cristiandad al completo celebrará la Navidad con su verdadero significado, una noche, un día… que sabemos que seguro que no es la real; pero celebramos con agradecimiento, porque recordamos con todo nuestro corazón la primera venida de Dios al mundo, el nacimiento del Salvador, el Rey de la gloria naciendo en un pesebre muy humilde y al calor de su madre…. Y el aliento cálido de un buey y una mula. Aquella noche estaba muy profetizada, y todo se cumplió a la perfección ocurriendo cosas maravillosas.
Los profesores realmente cristianos, se vuelven locos para poder conjugar y adaptar las dos únicas fiestas que se celebran en los colegios… La de invierno, es decir Halloween…. con su aparente inocencia... y ya de paso, cada día me sorprendo más de papás y en ocasiones más dentro de la iglesia de Jesucristo, intentan disociar las calabacitas y disfraces con todo lo que llevan detrás. Esa es la fiesta de invierno, Navidad no se celebra por ningún lado. Hace poco una amiga desde mi niñez en un querido grupo de WhatsApp dijo algo que me enterneció… ”Pues qué queréis que os diga, yo todavía echo de menos los belenes y demás, sea cada uno de la forma de pensar que sea… ¡ni uno se ve! Y es que el príncipe de este mundo va ganando terreno con fuerza, sabe que el fin está cerca y no pierde comba….. la otra fiesta es la de verano, como sabéis bien, la de San Juan, también con muchas connotaciones.
Pero volviendo al tema de la Navidad, todos conocemos bien la preciosa obra de Charles Dickens Cuento de Navidad. Creo que puedo afirmar que todos los que estáis leyendo este escrito, habéis crecido con la verdadera historia de la Navidad y empapados en ella por todas partes. Hoy… ni en los colegios, ni en las luces por muchas y preciosas que sean… ni por ningún lado.
Hoy más que nunca, la gente anhela la Navidad, sobre todo por los tiempos tan difíciles que estamos atravesando; los comercios reales y on line, están llenos de detalles decorativos, y junto a nuestras imprescindibles mascarillas, se entrelaza salud, economía, restricciones que abren y cierran continuamente, toques de queda, el dolor de no poder estar reunidos a la mesa con todos los nuestros… el, tal vez, ver un doloroso hueco vacío en la mesa porque un hijo no pueda viajar a casa…. Hermanos nuestros en situaciones desesperadas de persecución y precariedad...
¿Sois conscientes de que el viejo y precioso tema, muchas veces distorsionado de la Navidad, este año está más presente qué nunca?
Pues a pesar de todo el dolor e incertidumbre de este 2020 que toca a su fin, preparo entre alegría entremezclada con tristeza nuestro árbol grande, uno chiquito y diferente para mi cuartito de trabajo en tonos rosa…. ¡faltaría más! Y prepararé del mejor modo que pueda la comida y los regalos, porque…
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