“La creatividad divina puede atisbarse en la creatividad humana”, dice el poeta y editor Luis Cruz Villalobos.
El año pasado participé en el Encuentro Nacional del Movimiento Lausana España, en El Escorial, donde se analizaron 10 de los puntos del Compromiso de Ciudad del Cabo, entre ellos 'Las Artes en la Misión'. En este sentido, pensé en volver a publicar una entrevista que hace un tiempo le hice a Luis Cruz Villalobos y que tiene mucho que ver con el tema citado.
Luis Cruz Villalobos es psicólogo clínico y Pastor presbiteriano. Además, es poeta y editor. Actualmente está concluyendo su disertación doctoral (PhD) en la Vrije Universiteit Amsterdam (VU) con el tema "Toward a Theology of Posttraumatic Growth. Contributions of Pauline Writings and Psychological Research on Positive Coping with Trauma". Ha obtenido una beca de la Issachard Fund para un retiro de escritor, de enero a marzo de 2016, que le permitirá traducir su tesis al inglés. Está casado y tiene tres hijos.
Para ahondar más en su escritura, podéis visitar su web: www.benditapoesia.webs.com
Luis Cruz Villalobos: La Biblia es arte… no podemos separar lo que Dios ha unido
Los artistas tienen un rol importante, no son pobres víctimas incomprendidas; deben asumir su rol; debemos entender que es un mandato publicar las obras del Señor… y buscar los espacios y tiempos para hacerlo… y si no los hay… ¡crearlos!
Pregunta.- ¿Está la creatividad humana relacionada con la imagen de Dios en el hombre?
Respuesta.- Me parece que la creatividad divina puede atisbarse en la creatividad humana. Así como en la antigüedad los emperadores dejaban estatuas de ellos en sus territorios conquistados, los narradores bíblicos emplean esa imagen, a mi entender, para referirse al ser humano como imagen de Dios. Las personas estamos aquí, en este bello puntito azul, tan particularmente extraño que ha podido acoger la vida –fenómeno muy improbable bioquímicamente hablando– para cuidarla, representando al amoroso dueño, al creador, trino silente que desborda su creación y nos sostiene. Así, nosotros/as debemos cuidar esta bella casa común, cuidarla creativamente y celebrar su belleza… y llorar con sus dolores… el arte está para eso, para celebrar y llorar, con y desde la creación… junto/con/hacia el creador de cielo y tierra, que nos acompaña inmanente y trascendentemente con su abrazo… que podemos no percibir.
P.- ¿Qué nos dice la Biblia respecto al arte? ¿Son compatibles las artes, la creación literaria y la fe?
R.- La Biblia es arte… no podemos separar lo que Dios ha unido… no debemos. La Biblia es creación literaria, repleta de los giros y vuelos típicos de la creación literaria; la Biblia es poesía, canto, gemir, narración, parábola, ley, memoria de generaciones, de nombres… es humanidad palpitante que apunta al cielo y desde el cielo nos interpela al amor, pero a un amor más grande que el que solemos vivir e imaginar, un amor-sin-fronteras… un amor así, solo puede expresarse por medios artísticos, para-lógicos, no discursivos, abstractos, fríos y calculadores… El arte no puede desligarse de la fe, si entendemos la fe como nuestra incumbencia última o fundamental (cito a Paul Tillich), nuestra preocupación más honda, que apunta hacia aquello que consideramos nuestro sustento radical, nuestra esperanza, nuestro anhelo y fin. La producción artística siempre hablará del objeto de fe que tenemos, sea cual sea, para bien o para mal, siempre lo hará… no hay arte ateo… siempre se termina representando algún dios… algún sentir último y fundante… aunque sea burdo, frágil, pobre… efímero… Los/as cristianos/as somos los que ponemos como nuestra preocupación fundamental al Cristo, al trino, y su reinado –que son lo mismo– y de allí toda expresión de nuestro ser limitado intentará apuntar de alguna forma, si nuestra fe es genuina, a esta fuente y a este mar. El arte también.
P.- ¿Es posible transmitir el Evangelio a través de la literatura, la pintura, la música, el teatro, la escultura...? ¿Nos pueden conectar con la sociedad?
R.- “Predica, predica, predica… y si es necesario… habla”… dicen que decía Francisco de Asís. Pues así es la cosa… muy en la línea de lo recién dicho, no podemos callar con nuestra vida aquello que la posee, aquello que es fundamental para nosotros… imposible… El arte, en sus múltiples expresiones, es un hacer humano, por lo cual será una expresión de nuestro corazón… si allí hay buenas noticias… saldrán volando a los cuatro vientos… si no… no. Por otro lado, me gusta la frase que no recuerdo dónde la leí, que dice que terminamos pareciéndonos a lo que adoramos… así con el arte también, terminamos re-presentando, anunciando, atisbando, apuntando… aquello que resulta esencial para nuestra vida… aquello que consideramos de lo cual depende nuestro ser o no-ser. El arte así comprendido, puede acercarnos a los que no comparten nuestra fe, pues nos une el hecho de que todos compartimos de una u otra forma una fe… en nuestro caso es la certeza relacional –más que cognitiva o racional– de ser amados por el que creó, habita, desborda, sostiene y encamina el universo y sus alrededores.
P.- ¿Podemos alcanzar, por medio de ellas, a los jóvenes de este siglo XXI?
R.- Los/as jóvenes de este nuevo milenio son fundamentalmente audiovisuales e instantáneos, son adictos al presente… por ello la teopoética es mucho más cercana a ellos, al igual que la teología narrativa… más que los discursos cerrados, lógicos y absolutos… el arte nos permite compartir amablemente esta esperanza y vínculo que es el cristianismo, esperanza y vínculo del que tenemos una certeza total, pero de carácter íntimo y relacional, no lógico, racional… pues como bien decía Goya, el sueño de la razón engendra monstruos… En mi caso la teología crítica, discursiva, compulsivamente lógica y sistemática terminó engendrando monstruos, ante los cuales consideraba mejor el nihilismo activo… como muchos/as jóvenes pensantes de hoy. Es muy importante también mencionar, como lo escribí años atrás en un ensayo sobre poesía, sufrimiento y misión, que las artes nos permiten contactarnos con el palpitar de nuestro tiempo, con el corazón del mundo… no podemos ir con la respuesta sin oír las hondas preguntas… el arte hace preguntas… debemos, por tanto, acercarnos a las expresiones artísticas diversas, de distintos trasfondos donde somos interpelados por el mundo, que gime a una como con dolores de parto (Rom. 8) por la redención… incluso Dios nos puede hablar desde esas voces dislocadas o rebeldes…. “El problema vital es el alma, el problema es de resurrección, el problema, señor, será siempre sembrar amor”… canta el cantautor ateo, Silvio Rodríguez, por ejemplo.
P.- ¿Piensa que las iglesias apoyan a los que tienen dones artísticos? ¿Promocionamos los cristianos a nuestros pintores, cantantes, escritores, poetas...? ¿O simplemente los aislamos?
R.- No puedo hablar de “las iglesias” pues mi conocimiento personal al respecto no es tan amplio y tampoco existen estudios rigurosos que podamos considerar representativos de la realidad eclesial en general, pero lo que he observado es que se privilegian ciertos “dones” por sobre otros, especialmente los asociados a la música, pues resulta un medio muy atractivo, pero en general veo que la música cristiana es mayoritariamente pobre, al menos desde mi perspectiva ligada a la poética, muy pobre, la gran mayoría tienen una riqueza lírica mínima, y no hablo de gran cantidad de contenidos sino de belleza en el decir, de la palabra exacta que trae la imagen precisa que apunta al lugar adecuado. Personalmente suelo oír poca “música cristiana”, salvo algunos compositores muy específicos que tienen letras bien desarrolladas y música grata… por supuesto escucho a mi querido hermano Juan Sebastián Arroyo (J.S. Bach), insuperable en su honda capacidad de vuelo… en fin. Creo que hay mucho que se puede hacer aún en cuanto a darle al arte el lugar preeminente que tiene en el corazón des-velado de Dios, como lo vemos en las Escrituras. En este punto sí me parece que los/as artistas tienen un rol importante, no son pobres víctimas incomprendidas, deben asumir su rol; debemos entender que es un mandato publicar las obras del Señor… y buscar los espacios y tiempos para hacerlo… y si no los hay… ¡crearlos!
P.- ¿Estamos cristianizando el arte? Casi siempre tenemos que aclarar que un poema, una música, un cuadro, son cristianos...
R.- Oí una vez qué es ser cristiano… “dícese de aquel individuo que consume productos cristianos”… terrible, el arte se transforma en mercancía… todo es una mercancía hoy en día… le llamo “Panágora” –escribí un ensayo años atrás sobre la deconstrucción que hizo Jesús de la comprensión del mundo como un mercado–, un mercado global, totalitario; el cristianismo, o mejor dicho, la cristiandad ha caído en ese juego macabro, y muchas “iglesias” “exitosas” viven de ello… son un fiel reflejo de un mundo-mercado, donde todo es una mercancía transable… todo tiene su precio… pero la verdad (el griego es bello en esto: la verdad entendida como la des-velación) es distinta, todos sabemos como bien lo dijo el zorro del Principito, que lo fundamental es invisible a los ojos, los amigos no se compran, el aire tampoco, un beso verdadero, la paz… el amor, en fin… es una gran mentira infernal (literalmente infernal, una Gehena, un basurero, pues todo lo que se torna producto, mercancía, es por definición desechable). En varias ocasiones he ido a preguntar a librerías si quieren ofrecer mis libros editados en papel y me preguntan si he escrito poemas para el día de la madre… … ay… qué más podría decir… el poema como mercancía… vende o no vende… si vende dale, produce más… si no, cambia de rubro, no es buen negocio. Respecto a “cristianizar” las artes, me parece que es entrar en el juego mercantil fundamentalmente. No hay que cristianizar nada… simplemente no podemos callar lo que hemos visto, oído y palpado…
P.- ¿Qué les diría a los que piensan que para que una obra de arte sea digna debe evangelizar y predicar?
R.- Que no tienen la menor idea de lo que es el arte ni la menor idea de lo que es evangelizar ni predicar… hiperbólicamente hablando, aclaremos… pues no quiero ofender… tanto.
P.- ¿Nos ayuda el arte a respetar las diferencias culturales?
R.- Por supuesto, nuestro ser-en-el-mundo es fundamentalmente cultural, somos lo que hemos y han cultivado en nosotros, el arte brota desde esta matriz, variada, rica, distinta.
P.- ¿Se alaba a Dios con el arte, o solo se le puede alabar en los cultos?
R.- El arte no necesariamente es adoración, alabanza… como tampoco es expresión de belleza necesariamente… hay poemas muy horrendos, no poéticamente hablando, sino horrendos en su contenido, en la realidad terrible que indican, que revelan… el arte no está ahí para alabar o adorar de modo único, está para mostrar, para decir la verdad, y en ocasiones la verdad es la miseria, el dolor insufrible, la injusticia estructural… el artista está ahí para decir la verdad, para cantar, pintar, expresar… lo que ocurre… En la experiencia cristiana, lo bueno es que ocurren muchas cosas maravillosas; al estar caminando con el trino de la mano día a día, él nos permite estar agradecidos de tanto, nos permite ver nuestro mal y salir adelante siendo transformados, podemos encontrarnos de verdad con las otras personas, no viéndolas como medios útiles, sino viéndolas de corazón, tal como queremos que nos vean a nosotros mismos… El/la artista cristiano/a, por tanto, desde estas experiencias puede expresar cosas bellas, alabanza, gratitud, exaltación a Dios…
P.- La austeridad de la decoración de nuestros edificios eclesiales, ¿denota cierto desdén por las artes?
R.- Me encanta el minimalismo, la belleza también puede ser mínima en su expresión, pero también puede ser amplia, detallada… lo que sí, me complica pensar que sea ostentosa, derrochadora de recursos, tan escasos para tantos en este mundo…
P.- Háblenos sobre lo que para usted significa la poesía vinculada a lo divino...
R.- Es un tema tremendo, pues estás conectando mis dos temas más relevantes… lo divino, lo sagrado, revelado en el albañil de Nazaret, en primer lugar, es lo que me permite decir junto a Pablo “parecemos tristes, pero estamos siempre alegres, parecemos pobres pero enriquecemos a muchos, parecemos no tener nada, pero lo tenemos todo” (2Cor 6:10, cito parafraseando de memoria); el encuentro con lo sagrado, con Jesús y su Espíritu, en comunidad, es lo central… y por otro lado, el cantar silente, el poetizar, para mí es vocación, el llamado y don más antiguo que recibí de mi Señor. No puedo dejar de hacer poemas… No siempre todo poema apunta o brota de mi vínculo con lo sagrado, pero siempre es expresión del don, siempre es gracia, regalo inmerecido.
P.- Usted es Psicólogo de profesión, por ello le pregunto: ¿Fe y Psicología pueden ir de la mano? Existe cierta controversia sobre este tema.
R.- No podemos hablar de Psicología… es un término plural. Me parece demasiado, digamos, sagrado el tema de la poesía y su vínculo con la fe hasta aquí abordado, como para disponerme a hablar de la Psicología y sus vínculos o des-vínculos con la fe… así que me abstengo… tal vez para otra ocasión.
P.- Usted escribe poesía... ¿Cuáles son las temáticas que más le inspiran?
R.- En un sentido estricto, yo no lo plantearía de ese modo… la poesía lo ha habitado casi todo… palpita en cada lugar y tiempo, de distintos modos, claros y oscuros, altos y bajos… En ese sentido, yo no siento que escribo poesía, solo escribo poemas… que en ocasiones logran alcanzar la poesía que anda por allí revoloteando… así lo diría yo. Por tanto, respondiendo a la pregunta, la verdad es que me puede inspirar cualquier circunstancia, persona, objeto, paisaje... todo.
P.- ¿Por qué creó Hebel Ediciones?
R.- Por frustración. Por ver que muchas editoriales terminarían transformando las hondas creaciones personales y de otros/as creadores/as en un producto de compra-venta, en una mercancía… Con esto no critico a los que viven de este rubro, al menos tanto, pero me parece que el arte debe estar más en la línea de una Fundación, de una instancia sin fines de lucro. El proyecto de Hebel ediciones, como su nombre lo dice (del hebreo: efímero, soplo), nació como un gesto muy consciente de su fragilidad, muy claro en su anhelo de ser únicamente una posibilidad de hacer públicas las creaciones que animan, por luz o por sombra, el caminar humano, y que nos permiten ser conscientes de nuestro ser tan lábil, tan precario… como humus que mira el cielo.
P.- ¿Cuál su opinión sobre el crecimiento evangélico en su país?
R.- En Chile al hablar de evangélico viene a la mente de la mayoría de las personas (que son a su vez de trasfondo católico romano) la imagen de un pentecostal, que en nuestro país han tenido una historia y crecimiento muy considerable, siendo el porcentaje más alto de cristianos no-católicos del país. En mi opinión el pueblo evangélico particularmente pentecostal (o metodista-pentecostal) ha realizado una obra tremenda, la cual he tenido la posibilidad de estudiar desde sus aportes como psicólogo clínico, en especial respecto a su contribución en el desarrollo de procesos resilientes en condiciones de pobreza, reclusión penitenciaria y adicciones, temáticas en las cuales al parecer (pues faltan muchos estudios al respecto) son insuperables. La iglesia protestante en Chile, es decir, las congregaciones cristianas de tradiciones históricas, en general son pequeñas y su incidencia social es mínima, lamentablemente. El cristianismo evangélico y protestante ha avanzado en las últimas décadas en términos numéricos, especialmente, a mi entender, por la marcada y creciente decepción respecto a la iglesia católica romana. Pienso que también cada vez se manifiesta una búsqueda, especialmente en los jóvenes, de iglesias en la línea emergente, con estructuras más flexibles tanto en lo organizativo, como a nivel de formas de comunicación y en cuanto a los mismos contenidos del mensaje cristiano... expresiones de fe y vivencia comunitaria que yo les llamo minimalistas... cosa que me parece muy adecuada, si mantienen el carácter relacional fundante que dejó Jesús. Por lo demás, las investigaciones muestran que religiosidad sin espiritualidad daña la salud mental, espiritualidad sin religiosidad es irrelevante en términos prácticos y una espiritualidad expresada religiosamente de modo adecuado (para mí: mínimo) resulta ser una contribución importante a la salud mental de las personas.
P.- Acaba de publicar una primera coedición con ADECE, ¿cuáles sus impresiones?
R.- Para mí fue una gran alegría que me invitaran a participar como editor en este proyecto conjunto. Especialmente por la gran calidad y belleza de los trabajos presentados. Espero seguir aportando en esta línea fraternalmente desde la incipiente Hebel.
Finaliza la entrevista. Gracias, Luis, por concedernos esta entrevista para hablarnos, sobre todo, de las artes y su vínculo con la fe. Un tema muy interesante.
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