Unforgettable… with Love

“No hay peor cosa que perder las lágrimas, porque las lágrimas lavan. Porque cuando se pierden las lágrimas se va perdiendo la tristeza. Y al perder la tristeza, se pierde el camino que lleva a la alegría, a la dicha de saberse vivo y vivido”

Ángela Becerra

Me encanta visitar, de vez en cuando, esos viejos armarios o cajones que existen en mi casa. Esos de los que ya nadie se acuerda; pero en los que, a mi me puede la nostalgia, y necesito ir a desempolvarlos en algunos momentos.

Existe un lugar muy especial para mi, es ese sitio tan precioso que guarda todos los discos de mi padre. Tenía cualquier cosa menos oído musical, pero disfrutaba muchísimo oyendo música y eso fue algo que me supo transmitir.

En ese lugar tan especial y que casi nadie visita, hay muchos discos de vinilo, muchos grandes, “long play” y de todos los estilos musicales. Pero también hay “Singles”, de aquellos chiquitos que sólo traían una canción por cada lado.

Hay algunos que me gustan de un modo más que increíble, son los del inolvidable Nat King Cole, una de las voces más especiales que he escuchado jamás, frente a su piano y a ritmo de Jazz, o con su típico sombrero y aquella bonita cara morena.

Es cierto que su también desaparecida hija Natalie, cantaba de maravilla, y el éxito que cosecho en 1991, cuando pudo cantar con su padre a través del medio digital, “Unforgettable: with love” fue el más grande que obtuvo, yo me sigo quedando con Nat, el inigualable e irrepetible Nat.

Hay dos canciones que me encantan interpretadas por él; una es “Aquellos ojos verdes” Dice en una de sus frases… “Aquellos ojos verdes de mirada serena… Serenos como un lago”  Es una canción de desamor que casi nos hace saltar las lágrimas. Es una pieza bellísima que transmite nostalgia y serenidad.

La otra preciosa canción  es “Ansiedad”. Es increíble como se deslizan sus manos y, casi diría que todo su cuerpo, con un ritmo que no tiene el más mínimo parangón, a través de todas las teclas del piano.

En un momento de la vieja y conocida canción, Nat canta… “Mis lágrimas son perlas que caen al mar..” Y cuando pensaba en escribir sobre las lágrimas, vino esa frase sobre mi como una oleada de muchas cosas, es….. Simplemente bellísima, poética, y miles de cosas más que recogen mucho de lo que quiero compartir con todos vosotros.

¿Quién se cree tan fuerte como para poder decir que no ha llorado en su vida?

¿Realmente nuestras lágrimas son cómo perlas que se caen en el mar, y allí se diluyen entre el agua?

¡Me encanta una frase de Yolanda Tamayo! “Guardadas en tú redoma las maceras, para obtener el bálsamo que las provoca…”

La lágrimas en la Biblia aparecen en muchas ocasiones y en circunstancias y vidas de personajes muy variados. Pero uno de los textos más especiales en este sentido, son las palabras del Salmo 56; 8…

“Tú has tomado en cuenta mi vida errante: pon mis lágrimas en tu redoma ¿acaso no están todas ellas en tu Libro?”

Es decir, que todas y cada una de las lágrimas que vertemos con dolor, están contadas por nuestro Dios, guardadas en Su redoma y escritas en Su Libro ¡Me parece bellísimo!

Alguien escribió unas líneas que me parecen preciosas:

“Una lágrima, es eso que humedece los ojos del mundo. Y que el mundo se empeña en ocultar. Es eso que nos tragamos tantas veces por soberbia, por orgullo, por demostrar fortaleza y queda atorada en la garganta, apretada en el corazón, comprimiéndonos todo. Es tan profunda, que no sabemos con certeza de donde nace, ni si podrá morir alguna vez.

A veces una lágrima: cicatriza una herida, lava una pena y ablanda. 

Una lágrima: es un recuerdo, una angustia, una desesperación, una interrogante. Una lágrima: puede ser a veces el comienzo del perdón, la primera luz de la rectificación que hace estrechar una mano. 

Una lágrima, es a veces la gota mágica que hace cambiar por dentro cuando tenemos que pagar nuestra cuota de dolor, la lágrima ayuda. Cuando la derramamos en el corazón querido, o en la intimidad de la amistad, la lágrima une, estrecha, funde. 

La lágrima transforma, enseña, disuelve los rencores, las espinas, las malas hierbas que van creciendo en la amistad e impidiendo acercarse, abrazarse, comprenderse. La lágrima descubre. El que ignora tus motivos, no te conoce. 

La lágrima es un don”

¡Es cierto y me parece precioso! Nuestras lágrimas, en ocasiones desde el más profundo silencio, y las más de las veces, sin poder ocultarlas.

Podríamos escribir un montón de textos bíblicos que hablan de las lágrimas, de situaciones de lágrimas… Hacer un estudio bíblico…Pero no es esa mi intención. Sólo quiero hacer una pequeña reflexión y dejarte unas palabras de consuelo, si tal vez no puedes dejar de llorar por algo que te está rompiendo el corazón.

Hay otro texto bíblico que ha hablado a mi alma en esos momentos de la vida en los que creemos que no vamos a poder seguir.

Recuerdo una ocasión muy especial en mi vida en el que el dolor de mi alma era tan grande, que ni siquiera tenía palabras para orar. Entonces tomé mi preciosa Biblia entre mis manos y el Señor me llevo a un precioso texto, Apocalipsis 5: 5…

“Y UNO DE LOS ANCIANOS ME DIJO: NO LLORES. HE AQUÍ EL LEÓN DE LA TRIBU DE JUDÁ, LA RAÍZ DE DAVID, HA VENCIDO…..”

Cuando leí aquellas preciosas palabras; aunque quizá las estuviera sacando un poquito de contexto, sentí como si mi Señor me dijera… Pero mi niña ¡para ya de llorar! Qué alguien tan precioso, fuerte y poderoso como el león…. El León de la tribu de Judá, el propio Señor Jesús, ha vencido... ¡Ha vencido!..... ¡Descansa!

¿Te sientes tan mal cómo me sentía yo en aquella ocasión?

¡Recuerda! Igual que cantaba Nat… “Tus lágrimas son perlas que caen al mar” Pero en el Mar precioso del regazo del Señor donde no se perderá ninguna de ellas y donde te podrás acurrucar, calmarte, y descansar.

¡Sí! Nat era inolvidable para su hija Natalie. Me parece increíblemente bello el vídeo con imágenes y voz digitalizados, una preciosa fusión entre padre e hija, unidos por el tiempo, fotos en blanco y negro de niñez…

Yo también añoro a mi padre con nostalgia y es inolvidable para mí. Pero hay Alguien mucho más alto y precioso, es mi Padre del cielo. No sé que será de mi vida, ni cuando me llamará a Su presencia, no sé como afectará el paso del tiempo o la enfermedad a mi propia vida y memoria; pero sé que siempre habrá Alguien absolutamente inolvidable para mí.. El Señor al que un día me entregué con toda mi alma, al que sirvo y al que pido servir con fidelidad hasta llegar a Su presencia. Él es lo más grande de mi vida…. ¿No quisieras tú también que fuera tu Padre inolvidable?... Acércate a Él… Está tan cerca como la distancia de una oración.

Disfruta de esta inolvidable canción….

En Su amor… Beatriz.