¿Jugamos al Evangelio?

“Pinto pinto gorgorito, saca las vacas de veinticinco ¿En qué lugar? En Portugal ¿En qué calleja? En la moraleja. Esconde el dedito que viene la vieeeeja”

¿Quién no recuerda este pequeño juego de niños? ¡Sí! Ya sé que hay diferentes versiones, creo que esta viene de Madrid, me la enseño mi madre y yo se lo enseñé a mis hijos…….. Espero que cuando tenga nietos, puedan aprenderlo también….

Llevo, creo que puedo decir años, dándole vueltas en mi cabeza a algo que en estos momentos bulle con muchísima intensidad dentro de mi, ¿Qué clase de Iglesias tenemos? ¿Cómo somos? ¿Qué reflejamos? ¿Qué sale de nuestras entrañas hacia el exterior?......

Esta tarde, un buen amigo me contaba lo que hacen en una iglesia que visita con asiduidad. Todas las mañanas, tienen una reunión de oración a las siete, para quien pueda y desee ir. Una vez a la semana, en la noche, celebran una reunión de oración a la que asisten unas ochenta personas.

No está estructurada rígidamente, todos saben a lo que van, simplemente a orar. Esa iglesia está situada en un lugar en el que hace mucho frío y están horas allí. No existen formas especiales, ni siquiera alguna introducción de ningún tipo. Llegan, se sientan o se postran de rodillas y se ponen a orar. Pasan horas así, y cuando el frío se hace sentir… Algunos se cubren con algo, incluso una pequeña manta.

Yo nunca estuve en una de esas preciosas reuniones a las que creo que puedo calificar con una palabrita qué a algunos no les gusta demasiado, ¡Vigilia!. No hay puntos, ni introducciones, ni siquiera alabanza. Van a orar y eso es lo único qué hacen, dejan qué el Espíritu de Dios fluya con espontaneidad y derraman su corazón delante del Señor.

Me contaba mi amigo que muchas veces, lloran delante del Padre, y que Su Presencia es tan manifiesta y maravillosa que hace estremecer.

Espero que me podáis entender, no estoy abogando por una falta de organización o desorden, ¡En absoluto! No me gustan ese tipo de cosas en las que en nombre del Espíritu, se cuelan toda clase de loquerías no bíblicas. ¡No es eso! Pero mientras mi buen amigo y hermano me contaba todo esto se removían muchas cosas dentro de lo más profundo de mi ser.

Sé demasiado bien que no hay Iglesia perfecta ¡Para nada!…….. Pero lo cierto es que ese tipo de cosas, traen como resultado bendiciones inmensas.

Son muchas las veces que recuerdo la historia de Jim Cymbala y la historia del conocido Tabernáculo de Brooklyn.

Jim era un joven recién graduado en un Seminario Bautista y… No sabían donde colocarlo; así que lo enviaron a pastorear una vieja iglesia, en todos los sentidos, que estaba enfrente.

Lo cierto es que había poca gente y los bancos eran tan “viejos” y añejos como los habitantes de aquella iglesia. Jim no sabía ni por donde comenzar, hasta que un día estaba invitado a predicar allí un hombre qué sólo dijo tres cosas:

“Se conoce lo importante qué es una iglesia, por el número de personas que asisten el domingo por la mañana. Se conoce lo importante que es el pastor de esa iglesia, por el número de personas que asisten el domingo por la tarde.

Se conoce lo importante que es el Señor para esa iglesia, por el número de personas que asisten a la reunión de oración”

Aquellas palabras fueron como una especie de revelación para Cymbala y comenzó a poner los bancos, sus patas y sus pocas personas del revés. Cambió la reunión de oración para el domingo y aquello comenzó a ser la maravillosa llama que explosionó en lo que llegaría a ser el Tabernáculo de Brooklyn con su maravilloso coro incluido.

¡Si! Me encanta moverme, hacer cosas, estar con mis hermanos y disfrutar…… ¡Eso es muy bueno!. Pero cuando estamos plagados de actividades por un lado y por el otro, cuando las estructuras son tan rígidas y legalistas qué ahogan la libertad del Espíritu de Dios.

O cuando, por contrapartida, mucha gente se va al otro extremo y es un desorden absoluto….. Es literalmente imposible que nuestra mirada, nuestra vista y nuestra percepción del Eterno y trino Dios, sea clara y diáfana como tendría que ser. Nos perdemos por las ramas más peregrinas, nuestro fruto personal y como Iglesia son casi nulos y el resultado es más que triste.

Hoy tenemos acceso a tantas cosas… En INTERNET podemos encontrar de todo y bueno, las Biblias impresas las hay de todos los colores, tamaños y formas. En unos sitos los organigramas y demás tienen que ir al dedillo, en otros reina el caos más absoluto.

En unos lugares existe un conocimiento bíblico claro y preciso, mientras que en otros las distorsiones bíblicas campan a sus anchas. Unos sitios son más …… Digamos clásicos, otros más moviditos…..

Pero lo digo con tristeza en mi corazón, todo el follaje de nuestras “hermosas ramas” y nuestro propio orgullo y seguridad en nosotros mismos y en nuestras propias convicciones, nos hacen perder, la mayoría de las veces, la dimensión de la realidad de nuestra relación con Dios, nuestra realidad de ser sal y luz, nuestra realidad de la comunión cristiana, de profundizar y ahondar más cada día en las bellezas infinitas del Dios de la Gloria y nuestra vida de iglesia, la cara que damos a un mundo que se pierde sin Dios y sin esperanza son…¡Tan paupérrimos! Que muchas veces me entran ganas de llorar. Quisiera llenarme de mi Señor en compañía de mis hermanos y, tristemente, no siempre es así.

En los últimos tiempos, viene recurrentemente a mi alma la escena bíblica en la que un Pedro con falta de confianza, con la fe un tanto desmoronada y pensando con demasiadas dudas dentro de si, mientras todo aquel gentío se agolpaba para escuchar a Jesús, este se acerca a su barca…

Como tantas otras veces, la escena tiene lugar en el lago de Genesaret, en un lugar lleno de agua y de calma y aquí se pueden sacar muchas lecturas….. Agua viva, tranquilidad ante la Presencia de Dios….. El Maestro se acerca y le dice desde dentro de su barca:

¡BOGA MAR ADENTRO!

Pedro forcejea verbalmente, algo típicamente suyo, hasta qué obedece y se produce el milagro de las redes llenas hasta casi romperse.

¿Seguimos entretenidos jugando al “pinto pinto..”? …… ¿Estamos un tanto perdidos entre mil actividades que desvían nuestra mirada de lo principal?......

Cada día estoy más convencida qué el secreto verdadero de conocer el Rostro, la profundidad y las maravillas del Señor es, simplemente …. Bogar mar adentro… Mar adentro…… me da igual que sea la iglesia de la que os contaba al principio y sus reuniones de oración o una tribu en Tanzania…..

El tiempo con el Señor, el estar a Sus pies individualmente y como congregación, en lugar de muchas otras cosas y sin olvidarnos jamás del estudio concienzudo a la vez que dulce y lleno de Agua y Fuego de la Palabra, serán lo único que podrán hacer de nuestras vidas y de nuestras iglesias algo maravilloso que nos llenen por completo, que transformen nuestras vidas y que se conviertan en una luz, en una ciudad asentada sobre un monte, que lleve a los perdidos a la bendita Cruz de Cristo.

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