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Me siento, siento, siento evangélico

¿Damos demasiada importancia a las emociones en el púlpito y en la alabanza evangélica?

BRISA FRESCA AUTOR Will Graham 20 DE FEBRERO DE 2016 22:10 h

Las emociones no tienen porqué ser malas. Nos fueron dadas por Dios por lo tanto pueden ser buenas.



Según las Escrituras, las emociones buenas son aquéllas que surgen a partir de un amor profundo por Dios y el prójimo mientras que las malas se basan en el egocentrismo humano. Las emociones, pues, son moralmente neutrales. Para poner un ejemplo, la ira puede ser buena o mala.



Enfadarse por razones carnales tales como el orgullo o la pereza es pecado; pero airarse por amor a la gloria de nuestro Padre celestial es algo bien loable (el caso de Jesús en el templo). Las emociones, entonces, pueden ser tanto buenas como malas. Todo depende de la raíz. El Señor pesa los espíritus.



Ahora bien, al mismo tiempo que reconocemos la importancia de nuestras emociones, hay que tener cuidado con deificarlas. Si en algo nos ha ayudado el posmodernismo, ha sido su énfasis en el peligro moderno de deificar la razón. No obstante, su talón de Aquiles es caer en el error opuesto, a saber, glorificar las emociones subjetivas hasta tal punto que se convierten en la piedra angular de una nueva clase de religión occidental.



Tristemente, este tipo de pensamiento ya se viene dando en el ámbito evangélico sobre todo en determinados sectores donde la iglesia ya no gira en torno a las Escrituras sino en torno a las impresiones, sensaciones y emociones humanas.



 



I.- Emociones en la alabanza



Esta nueva mentalidad posmoderna o emergente produce un estilo de alabanza dominical basado en los sentimientos y acciones del adorador. La famosa canción ‘Cuando levanto mis manos’ sería una buena ilustración. ¿Dónde se percibe la gloria de Dios en aquél canto? Es un canto sobre el cantante y sus sentimientos religiosos subjetivos; no una alabanza dirigida al Señor.



Sí, provoca lágrimas; pero para que una canción de adoración sea teológicamente correcta, necesita hacer algo más que tocar a la gente emocionalmente. ¡Tiene que ser bíblica!



Esta nueva forma de adoración posmoderna ha generado una larga lista de cantantes y grupos de adoración cada vez más enfocados en las sensaciones que en la verdad. Como regla general, lo que importa en nuestra generación ya no es el contenido bíblico de los cantos, sino las luces brillantes, el ritmo, el volumen de las altavoces, el talento musical y el culto a la personalidad.



Es casi imposible asistir a un retiro de jóvenes en nuestros días sin acabar el tiempo de la alabanza con un dolor de cabeza impresionante. ¡Ni puedes oír tu voz mientras cantas! Esto no es el plan de Dios. Semejantes ministerios no se pueden justificar escrituralmente.



Felizmente, en medio de toda esta porquería actual, hay hermanos y hermanas que no se están rindiendo ante la seducción del éxito y la popularidad, optando por permanecer anclados en las Escrituras con una buena ética musical, componiendo canciones en el temor de Dios y aferrándose a la sana doctrina.



Tal camino no es fácil porque a lo mejor significa que no vayan a conseguir esos 50.000 seguidores en Facebook que tantos otros cantantes cristianos ya tienen; o tal vez que no vayan a ser invitados a ministrar en la próxima conferencia evangélica a nivel nacional.



Pero allí están. Fieles como el Señor mandó, glorificándole conforme a los dones que Él les ha otorgado. El Padre les recompensará grandemente aunque no experimenten gloria mundana.



Ahora bien, la música cristiana no es la única área del cristianismo amenazada por el monstruo del emocionalismo. También está el púlpito protestante.



 



II.- Emociones en la predicación



Los predicadores, aunque no lo creas, también sentimos presión. Y la gran tentación para el heraldo de Cristo de hoy es ser guay, relevante y cercano.



Todo esto produce una nueva forma de predicación fundamentada en las emociones humanas. A diferencia de los reformadores protestantes, los puritanos y de otros gigantes del púlpito tales como Whitefield, Edwards, Ryle, Spurgeon y Lloyd Jones, ahora todo se trata aplicación, aplicación, aplicación.



En vez de acercarse al texto bíblico preguntándose, “¿Qué es lo que el Señor pretende enseñar a los suyos a través de este versículo/ párrafo?”, el predicador actual corre el peligro de caer bajo el espíritu de los gurús posmodernos diciendo, “¿Qué versículo bíblico puedo usar para impactar más a la iglesia? ¿Qué cuento les podré contar para que se quebranten? ¿Qué testimonio o ilustración podré usar para que más personas salgan al altar cuando haga el llamado?” Su preparación gira en torno a los efectos producidos en la congregación; no en la verdad del texto bíblico en sí.



En vez de un enfoque teocéntrico –el cual, por cierto, siempre alimentará a las verdaderas ovejas del Señor- la tendencia presente es el enfoque hombrecéntrico o antropocéntrico. Como en el tema de la música, el éxito ya no se mide en base a la verdad de la Palabra sino en las reacciones emocionales desencadenadas a partir de ciertos tipos de mensajes.



A lo largo de los años no sé cuántas veces habré oído versículos como “Todo lo puedo en Cristo” o “Yo sé los planes que tengo para vosotros” propagados con un espíritu triunfalista y emocionante sin ningún tipo de explicación contextual. ¡Es infidelidad a la Palabra! Sí, esta manera de predicar levanta los espíritus de la gente momentáneamente pero no deja de ser una distorsión de la voz de Dios.



 



III.- Emociones en la historia del protestantismo



Nuestra situación, sin embargo, no es nueva. El padre de este movimiento emocionalista se llama Federico Schleiermacher. En su obra de teología sistemática La fe cristiana (1822) redefine el cristianismo en términos de las emociones y sentimientos humanos. La religión cristiana, según su análisis, es vivir con “la experiencia de una absoluta dependencia de Dios”. A partir de esta experiencia humana, Schleiermacher prosigue a hacer teología.



El problema, claro está, es que ya no estaba escribiendo un tratado de teología sino antropología. En vez de empezar con la revelación de Dios en la faz de Cristo, Schleiermacher usa la fe humana como su punto de partida.



¿Cuáles fueron las consecuencias de tal método teológico? ¡Desastre tras desastre! Nació la teología liberal, la cual –siguiendo las pisadas de Schleiermacher- negó más o menos todas las doctrinas cristianas clave: la Trinidad, la doble naturaleza de Cristo, su obra expiatoria y la personalidad del Espíritu Santo además de un sinfín de herejías más. Con razón algunos le han llamado el “Judas Iscariote del siglo XIX”. ¡Todo esto por engrandecer las emociones humanas en detrimento de la Palabra!



Lo que quiero decir con todo lo antedicho es que la situación que estamos presenciando no es para nada nueva. La historia se está repitiendo ante nuestros ojos. Tarde o temprano todos estos teólogos y cantantes posmodernos que tanto admiramos van a negar la fe en su afán por ser relevantes, populares y ‘auténticos’ (cosas, por cierto, que la Palabra nunca elogia).



Si no me crees, lee la biografía de cualquier teólogo emergente en los Estados Unidos y mira por dónde acabaron (Brian MacLaren, Doug Pagitt, Scot McKnight, Rob Bell, etc.). Cuando colocamos cualquier cosa encima de la Palabra de Dios, la iglesia siempre sale perjudicada.



 



Aplicación



Aprendamos de estos errores, hermanos y hermanas, no vaya a ser que la misma basura que paralizó una gran parte de la iglesia británica y americana haga lo mismo con nosotros aquí en la península ibérica.



¡Tengamos cuidado con los artistas musicales y predicadores que sólo se centran en las emociones y las experiencias sin solidez doctrinal! Tal forma de ministrar no es fiel al espíritu del protestantismo clásico.



La verdad de Dios importa.



La doctrina de Dios importa.



La teología importa.



Y nuestras emociones no deben prevalecer contra ellas; sino más bien sujetarse a las mismas.


 

 


19
COMENTARIOS

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Respondiendo a

Will Graham
03/04/2016
07:29 h
19
 
Muchas gracias 'Hombre Libre' por tu valentía en tomar el tiempo de abrir una cuenta anónima y lanzarme una amenaza pública en la esfera digital. A lo mejor si usas tu nombre y apellido en el futuro, te haré más caso. Según la Biblia, 'los hombres libres' no son cobardes. WG
 
Respondiendo a Will Graham

Will Graham
24/02/2016
07:33 h
12
 
Lo siento, Sergio, pero la edad no tiene nada que ver. Soy joven y conozco a muchos otros jóvenes que comparten mi sentido. Hubiera esperado una respuesta más bíblica de su parte. Al fin y al cabo, ¿no somos el pueblo del libro? Veo una gran división en nuestros días: por un lado un cristianismo bíblico caracterizado por los valores del Sermón del Monte y por el otro, un cristianismo espectáculo. Tenemos que probarlo todo a la luz de la Palabra. WG
 
Respondiendo a Will Graham

Alfonso Chíncaro (Perú)
24/02/2016
00:42 h
11
 
Saludos Sergio. Has equivocado la intención del autor. Ni éste ni sus artículos anteriores muestran espíritu crítico ni censura a lo nuevo. No habla contra los sentimientos, sino contra el error de darles protagonismo por encima de la biblia. Nuestra seguridad no se halla en nuestras emociones, si son muy intensas o no, sino en las palabras y promesas de Dios por medio de Cristo. He allí el fundamento de nuestra seguridad. No se desprecian los sentimientos, se exhorta a darles un lugar adecuado.
 
Respondiendo a Alfonso Chíncaro (Perú)

Will Graham
24/02/2016
13:26 h
13
 
Gracias por el apoyo, Alfonso. Sí, has entendido muy bien lo que pretendo decir. Adelante! Sola Scriptura! WG
 
Respondiendo a Will Graham

Hombre Libre
27/02/2016
21:44 h
18
 
Sinceramente este artículo al hilo de algunos otros en esta línea me parecen preocupantes. Recomiendo a mis buenos amigos los dirigentes de las asambleas de Dios que estén ojo avizor con el espíritu de artículos como este y de la línea emprendida en esta serie que más allá de denunciar excesos y errores (como en todas partes) se ataca a la línea de flotación esencial del pentecostalismo en general. ¡Cuidado con irnos de un extremo al otro!. Este supuesto espíritu crítico empieza a preocuparnos..
 
Respondiendo a Hombre Libre

Alejandro García Hernán
26/02/2016
12:22 h
17
 
Para mí hay una gradación de tipos de canciones de adoración: •Las mejores: las que hablan de lo que Dios ha hecho por nosotros. •Las buenas: las que hablan de lo grande que es Dios, y lo digno de nuestra alabanza. •Las flojas: las que hablan de cuánto amo al Señor y lo importante que es el Señor en mi vida. (Me pregunto ¿de verdad?). •Las más flojas: Las que no se diferencian de una canción romántica más y se centran en mis emociones y en cómo me hace sentir la relación con Dios.
 
Respondiendo a Alejandro García Hernán

Isabel Marín
25/02/2016
16:04 h
16
 
Es cierto que hay una tendencia general hacia la emoción y el versículo blando. Pero mientras que el mensaje ha de ser siempre el mismo, el empaquetado tiene necesariamente que cambiar. Véase si no la evolución del altar-tabernáculo-templo-Jesús. Mismo mensaje, distinta forma. Del mismo modo, las maneras en las que Dios se revela y la parte de sí mismo que decide mostrar son múltiples y especiales para cada generación. Si la emoción y el amor es lo que habla a nuestro tiempo, bienvenido sea.
 
Respondiendo a Isabel Marín

PS Jovel
25/02/2016
08:28 h
15
 
En que se ha desviado Scot Mcknight si se puede saber? De que yo sepa, no ha enseñado o dicho ninguna herejia, al contrario de MacLaren o Rob Bell. A ver, explicate.
 
Respondiendo a PS Jovel

JeanPaul
25/02/2016
08:28 h
14
 
Muy cierto lo que se expone en el articulo con respecto al reinado de la subjetividad y las emociones dentro del mundo evangélico. Lo que si me llama la atención es que ponga a Mcknight al lado de Bell como alguien que se apartó de la verdad. ¿me podría aclarar en que sentido se apartó? Desde ya muchas gracias.
 
Respondiendo a JeanPaul

sergio
23/02/2016
16:38 h
10
 
Tengo 48 años y percibo un espíritu de critica en mi sobre lo nuevo, entonces es cuando me dio cuenta que yo debo acompañar a esta generación, pedirle a Dios que ayude a que no me vaya convirtiendo en un viejo criticon y encontrar en estas alabanzas lo que yo le quiero decir a Dios, Esta generación es mas emocional y es asi, los mas jóvenes lo necesitan de esta forma igualmente el Espíritu Santo filtra los corazones y llega a Dios lo que tiene que llegar. Sino me amoldo me quejo. Elijo cambiar
 
Respondiendo a sergio

marco
23/02/2016
04:52 h
9
 
tengo 59 años, mis primeros 15 años fueron pentecostal, desde los 15 años hasta 30 años mi papa, mi mama y mis hermanos cantábamos con nuestro grupo musical en cárceles, parques, asilos, de los 30 a los 50 fui cristiano evangélico, ahora asisto a a una iglesia bautista, primero soy cristiano y ahora la música no es mi duda , son los mismos cristianos evangélicos sectarios , algunos emocionalitas y otros insensibles,
 
Respondiendo a marco

piluchilo
22/02/2016
19:45 h
8
 
Gracias por "levantar tu voz por los que no son escuchados". La música y el canto al servicio de la Iglesia y para honrar al Señor, emocionan llegando a lo más profundo de la persona. Hay que cantar con entendimiento y con fervor.Pero en las iglesias, difícilmente se escucha ya cantar a la iglesia. Tenemos equipos de sonido, múltiples instrumentos, altavoces ultra modernos, canciones preciosas para ser cantadas para solistas o grupos musicales.
 
Respondiendo a piluchilo

Protestantólogo
22/02/2016
17:03 h
7
 
A propósito del tema. Pido información sobre un movimiento (¿iglesia?) que responde al nombre de Ceti (teoterapia). Agradezco las colaboraciones.
 
Respondiendo a Protestantólogo

ANGEL
22/02/2016
13:08 h
6
 
Tan malo es estimular las emociones en las reuniones públicas de adoración, alabanza y a través de prédicas "encendidas" como mirar con sospecha todo tipo de emoción, calificándolo de "emocionalismo". Los que han vivido en ambientes tan poco libres y "estirados" que se miraba con sospecha (¡hasta el punto de llamar la atención!) a cualquiera que se permitía hacer una breve exclamación, ven tan pernicioso ese comportamiento como el otro. Como en todo, equilibrio señores. Equilibrio. Bien por Will
 
Respondiendo a ANGEL

JACT
21/02/2016
18:54 h
5
 
Yo soy y me siento Protestante... Salut!
 
Respondiendo a JACT

Jose
21/02/2016
18:48 h
4
 
Que artículo tan antipático ¡Y cierto! :-D Adoradores debemos ser todos, no hay nada en la biblia donde Dios pida crear grupos de alabanza, eso fue un invento muy lindo de David como músico, pero separó la adoración entre profesionales y neófitos OJO No estoy diciendo que no deban existir, pero deben hacerlo con los parámetros que dice este artículo. Si las prédicas de hoy fuesen enseñanzas bíblicas como la de Pablo cuando Eutico, las iglesias no se llenarían la gente busca show motivacional
 
Respondiendo a Jose

Blanco
21/02/2016
17:10 h
3
 
¿Cómo es posible, Sr. Graham, que haya escrito usted un artículo sobre las emociones en la adoración evangélica o protestante... sin escribir ni una vez la palabra "pentecostal"? Cualquiera que conozca algo sobre la historia de la cristiandad en los ss. XX y XXI, sabe que quienes han diseminado la doctrina que prioriza lo que se siente, la emoción, frente al estudio objetivo de la Biblia han sido las iglesias pentecostales. ¿Tendrá algo que ver que usted sea profesor en un seminario pentecostal?
 
Respondiendo a Blanco

Andrés
21/02/2016
15:33 h
2
 
no puedo creer como este tan buen artículo pasó tan desapercibido. Mi parecer es que todo esto tiene, en lo inmediato, un trasfondo económico: Cuando los ministerios de alabanza mas representativos de los años ´90 se convirtieron en empresas se vieron afectadas todas las areas de las iglesias evangélicas con un nuevo estandar: el éxito identificado en la mayor cantidad de personas y ventas. Ese es el origen de todo esto. La Biblia lo anticipa y hasta le pone nombre . Bendiciones y saludos.
 
Respondiendo a Andrés

jorgevaron
21/02/2016
14:59 h
1
 
El cristianismo bíblico se ha vuelto incómodo para los maestros evangélicos. Lo que es muy comódo es predicar el emoticón del "sonrie Cristo te ama".
 



 
 
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