El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Cuando se sacralizan las cosas y los lugares y a las personas, se va creando una “cultura” que cuesta la misma vida deshacerse de tanto elemento falso.
No sabía muy bien si poner púlpito protestante, hugonote, o calvinista, realmente sería lo mismo en esa situación. Y esa situación es la Revolución Francesa.
La invasión de la predicación antropocéntrica.
Conmemoramos el legado del Doctor Martyn Lloyd-Jones treinta y cinco años después de su muerte.
¿Damos demasiada importancia a las emociones en el púlpito y en la alabanza evangélica?
Algunos predicadores creen que es la primera vez que los presentes, y gracias a ellos, abrimos la Biblia.
Un problema serio es que en muchos lugares el púlpito se ha vuelto frívolo, para repartir como confites opiniones interesantes en vez de proclamar la Palabra de Dios.
Un 0%, según los datos de las encuestas, dedican a la preparación del mensaje más de 8 horas de su tiempo semanal; sólo un 9% dedica entre 6 y 7 horas a dicha preparación, mientras que la inmensa mayoría dedica menos tiempo a tan primordial tarea.
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