Hoy recuperamos un reportaje publicado en agosto del 2013, en el que abordamos un tema que es para todos los tiempos.
Nos cuesta admitir que podemos ser agentes de cambio posible de este mundo en el que estamos inmersos. Y nos preguntamos por qué cuesta tanto dar la cara.
Preguntamos a: José de Segovia, Elisabet Rodríguez, Eduardo Delás, Amable Morales, Juan Simarro, Manuel López (*), Máximo García, Ana Giménez, Jaume Llenas, Manuel Suárez, Febe Jordà, Antonio González, José Luis Andavert, Priscila Romo, Ángel Sierra, Rubén Lugilde, Sergio Zubillaga, Hélder Favarin, Noa Alarcón y Pedro Tarquis.
¿Todavía nos preguntamos los cristianos si a Dios le importa la ética, la política, la economía, la justicia social, el medioambiente, etc.? Si hemos leído Deuteronomio no podemos negar que Dios es justo e imparcial. Y si medianamente hemos leído a los profetas, no podemos negar que a Dios no le era indiferente lo que se estaba cociendo en medio de su pueblo y de todo lo que lo rodeaba.
Una muestra de lo que decimos se puede constatar en el mensaje lanzado por el profeta Amós, cuando dice de Israel: “… Venden al justo por monedas, y al necesitado, por un par de sandalias. Pisotean la cabeza de los desvalidos como si fuera el polvo de la tierra y pervierten el camino de los pobres… se acuestan sobre ropa que tomaron en prenda, y el vino que cobraron como multa lo beben en la casa de su Dios…”. Y de Canaán: “… usa balanzas fraudulentas, pues le gusta explotar a los demás. Y así un largo etcétera…
Poco diferencia nuestra sociedad de la de antaño. El mismísimo Jesús inicia su ministerio público con un plan estratégico que hizo tambalear a los que le acompañaban en la sinagoga en el momento en que lo leyó: “El espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos y dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos…”. Constatamos que no pregona el aislamiento y la separación antibíblica del mundo, sino que se lanzó a la cruzada de predicar, enseñar, sanar, mostrar misericordia, por calles, aldeas y caminos; en una sinagoga, en un monte, en una barca o alrededor de una mesa. Con creces nos mostró el carácter transformador de su mensaje.
Como siempre insiste un hermano en la fe, con su ejemplo, Jesús dejó muy claro que no debemos esperar edificar el reino de Dios en la tierra, que nuestra esperanza es escatológica, pero que a través de nuestro testimonio y servicio, mostrando las evidencias de la nueva vida en Él, podemos generar cambios revolucionarios en la sociedad aquejada por tantos males, males ante los cuales una verdadera vocación cristiana claudica involucrándose en la lucha por el cambio social.
Jesús quiere hacernos tomar conciencia de nuestra responsabilidad social como iglesia, sabiendo que las estructuras sociales influyen sobre ella y sus seguidores, y si nos negamos a conocer esta realidad, presentaríamos un evangelio adulterado y mermaríamos nuestra vida cristiana.
Sabemos que en España aún somos una minoría, y a pesar de que hay voces de organizaciones y personas individuales que se expresan, todavía nos falta más voz uniéndose a las ya existentes, creernos más que somos como David contra Goliat.
Vamos caminando pero nos cuesta admitir que podemos ser agentes de cambio posible de este mundo en el que estamos inmersos. Y nos preguntamos por qué cuesta tanto dar la cara. En tal sentido, se ha requerido la opinión de algunas personas de distintos ámbitos evangélicos, formulándoles estas preguntas:
1.- ¿Por qué piensa que buena parte de los creyentes no se posicionan sobre cuestiones éticas y sociales, ante las cuales todo cristiano no debiera permanecer impasible?
2.- ¿Es esta actitud responsabilidad de los medios de comunicación evangélicos que no preguntan, o tal vez de las personas que prefieren no comprometerse con temas que resultan poco espirituales en ciertos ámbitos evangélicos?
José de Segovia. Presidente de la Comisión de Teología de la Alianza Evangélica Española. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense, estudió teología en la Universidad de Kampen (Holanda) y laEscuela de Estudios Bíblicos de Welwyn (Inglaterra). Escribe una columna semanal los martes para Protestante Digital y ha escrito varios libros, entre ellos, Ocultismo (Andamio, 2004), Historias extrañas sobre Jesús y El príncipe Caspian y la fe de C. S. Lewis (Andamio, 2008), Huellas del cristianismo en el cine (Consejo Evangélico de Madrid, 2010) y El asombro del perdón (Andamio, 2010).
1.- La postura de no posicionamiento antes ciertas cuestiones éticas y sociales, puede ser por varias razones. La primera, por comodidad. Digas lo que digas, sobre algunos temas, siempre molestas a alguien. Basta ver las reacciones a muchas noticias de Protestante Digital. Si unos pastores dicen que tienen atracción homosexual, pero condenan la práctica, hay quienes les critican por tener hasta esos sentimientos, cuestionan su autoridad como pastores e incluso ponen en duda su fe. Ante tales discusiones, uno prefiere siquiera no entrar en el tema.
En segundo lugar, los debates parecen, tristemente, dominados por fanáticos, que lo único que hacen es exhibir su ignorancia. Si ves las reacciones de Facebook a las noticias de PD, la mayor parte de las respuestas, demuestran no haber leído siquiera el texto, o no tener la capacidad por lo menos, para entender lo que leen. Eso hace que las personas que tienen una opinión más razonada se repriman para hablar al respecto, dado el tono general de la conversación, tan desagradable y absurdo...
En tercer lugar, también hay veces, ¿por qué no?, que uno no sabe qué pensar sobre ciertas cosas. La Biblia habla claramente sobre algunos comportamientos, pero otros los juzgamos por implicaciones indirectas de lo que la Escritura dice. Eso hace que no tengamos seguridad, sobre si nuestro punto de vista es correcto. Por eso no entiendo el dogmatismo de algunos, en ciertas cuestiones éticas, a la vez que se muestran tan relativistas en asuntos doctrinales, de los que nuestra salvación depende. Yo creo que tenemos más seguridad sobre una cosa, que sobre la otra...
2.- Algunos medios evangélicos no preguntan sobre algunos temas éticos y sociales, porque no pueden opinar sobre ciertos asuntos, si no es para reflejar la diversidad de la institución que representan. Otros, efectivamente, porque les parecen poco espirituales. Sería, para ellos, como rebajar el mensaje a una cuestión de debate. Lo que provoca división, para ellos, no es edificante. Así que se alimentan de tópicos y frases hechas, con las que nadie puede estar en desacuerdo, si es creyente...
Ahora bien, es cierto que en la actualidad, a veces se pierde uno en cuestiones intrascendentes. Por eso, a veces, entrar en ciertas discusiones produce incluso aburrimiento...
Elisabet Rodríguez de Castro. Actualmente ejerce como Pastora Evangélica de la Misión Carismática Internacional en España, es Secretaria de Políticas Sociales del Partido Popular de Tarragona, Concejal y Portavoz del Grupo del Partido Popular en Ayuntamiento del Vendrell – Tarragona y Secretaria de Área de Relaciones de las Confesiones Judeo-Protestantes en el Partido Popular de Cataluña. Forma parte también del Grupo de Participación en la Vida Pública de la AEE y de Esclavitud XXI. Es Presidenta Nacional de AMPE – Asociación de Madres y Padres Evangélicos.
1.- Creo que, en general, se nos ha enseñado a vivir un cristianismo introspectivo hacia la iglesia local, es decir, hemos estado limitándonos a alimentar a los miembros de nuestras iglesias de domingo a domingo, más que de enseñar y dar herramientas a las personas para que sepan vivir llevando los principios divinos fuera de las paredes de la iglesia local, y así convertirse en agentes de cambio, transformadores donde vayan.
Hay un miedo de perder la espiritualidad, cuando es al contrario, nuestra vida espiritual ha de hacernos marcar la diferencia en medio de esta sociedad.
No es cuestión de sumarse a cualquier movimiento que se levanta en la sociedad, con su respectiva rebeldía o posturas que en ocasiones nos puede comprometer, sino que seamos capaces de guardar nuestra nación desde el ámbito de lo público.
Leía que un predicador conocido internacionalmente decía con muchísimo acierto: “Las naciones se trasforman cuando la iglesia decide influenciar”.La iglesia necesita la unción para guardar la nación desde lo público. No necesitamos hacer estudios bíblicos para saber si Dios está de acuerdo o no, simplemente él no ama la injusticia, la corrupción, el acaparamiento del grano o el cohecho.
Dios nos está llamando a incomodarnos, a salir de nuestras iglesias y a participar, desde la política, desde las entidades, desde las asociaciones de padres del colegio de nuestros hijos, a participar en los consejos, etc. Él nos está llevando a hablar y hacer parte de las decisiones que se van a tomar y que de manera directa afectarán a nuestros hijos y nuestra actividad diaria, y así poder dar una respuesta social en el lugar donde nos encontremos.
2.- Creo que sí hay medios evangélicos que están desempeñando un importante papel, no tan solo en el tema de la comunicación, sino en normalizar que los cristianos podamos leer noticias de todo tipo dentro de un medio de ámbito cristiano; y sí que hay espacios radiofónicos donde ya podemos escuchar posicionamientos ante situaciones sociales de actualidad. Es importantísimo el lugar que tienen los medios de comunicación cristianos, porque ellos son una ventana visible a la sociedad de nuestro pensamiento, sensibilidad y posicionamiento ante el resto de españoles.
Eduardo Delás Segura. Es Doctor en Teología Sistemática y pastor de la Iglesia Evangélica Bautista de Valencia (Quart). Entre otros, ha escrito los libros Santiago: La fe que impulsa a la misión (2011), junto a Samuel Escobar, ¿Bienaventurados los pobres? (2012) y En diálogo con "El precio de la gracia" (2014).
1.- Hace algún tiempo escribí que desde arriba y desde lejos no se ven las mismas cosas que desde abajo y desde cerca. Sólo desde el descentramiento se perciben otros modos de procesar la realidad, pero el descentramiento no es un puro malabarismo interior, sino otra manera de situarse en el espacio y en el tiempo. Es precisamente la elección de situarnos comprometidamente en ese lugar de observación la que nos permite posicionarnos correctamente en la realidad social que nos rodea. El cristianismo impasible salta por los aires sólo cuando en el centro de su creer y vivir se encuentra la persona de Jesús. El posicionamiento social de Jesús fue tan subversivo y revolucionario en medio de su realidad social, que le llevó al sufrimiento, la cruz y la muerte. Pero cambió la historia. Cabría preguntarse hasta dónde llega nuestro compromiso con el seguimiento de Jesús, si el resultado final es un cristianismo a menudo impasible, descarnado, ciego, sordo y mudo ante lo que sucede en su mundo.
2.- Los medios de comunicación evangélicos tienen una parte de responsabilidad en todo esto, claro está. De ellos se reclama objetividad y veracidad para informar y formar opinión. Pero, en el fondo, el papel de los medios es convertirse en “notarios de la realidad” ofreciendo “voz e imagen” de las noticias. La pregunta que formulas tiene como telón de fondo si somos capaces o no de entender y asociar “lo espiritual” con “lo ético y lo social”. A mi juicio, la cuestión ha de situarse en un horizonte de comprensión más amplio y comprometido: ¿Es el cristianismo una opción de vida alternativa en todas sus dimensiones a la del mundo? ¿No enseñó Jesús de Nazaret que tan ser cristianos es “no ser del mundo” como “estar en el mundo”, pero desde otros valores? ¿O debemos convertirnos en OSNIS (Objetos Sagrados No Identificados) en medio de la realidad social? Contestar a estas preguntas correctamente puede ir esclareciendo las cuestiones planteadas.
Amable Morales. Es presidente de la Alianza Evangélica Española (AEE), figura destacada de las Asambleas de Hermanos, ecritor y colaborador habitual de la revista Edificación Cristiana. Es también uno de los impulsores y responsables de Fe y Ministerio.
1.-Creo que hay un buen número de creyentes que sí se posicionan comprometidamente sobre los asuntos éticos en nuestra sociedad, pero también es cierto que cada vez hay un mayor número de practicantes de un “cristianismo-estanco”. Me refiero a una concepción de la espiritualidad que solo afecta a las manifestaciones cúlticas de la iglesia, sin ninguna trascendencia ni efectos en el resto de nuestra actividad personal. Creo que estamos cayendo en un cristianismo evangélico nominal, que degrada y menosprecia la exigente grandeza del Evangelio y que, en la práctica, niega la autoridad a la Palabra de Dios, a la que queremos conformar y condicionar a nuestros gustos y modas.
2.-La responsabilidad última es personal, y cada uno deberíamos considerar bien la seria advertencia del Señor: ‘A cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre’. Pero creo que también hay una gran parte de responsabilidad en el liderazgo de las iglesias, porque siempre resulta más fácil contentar a todos, eludir los temas espinosos y no incomodar a nadie… Pero la Iglesia (y cada una de las iglesias) tiene encomendado el ministerio profético, para confrontar los criterios y valores de esta sociedad con la voluntad revelada de Dios. Rebajar el mensaje de La Biblia y claudicar a 'la santidad que conviene a la casa de Dios’ está facilitando esa visión estanca y nominal de un falso cristianismo, del que los ancianos-pastores tendremos que rendir cuentas severamente.
Juan Simarro. Es licenciado en Filosofía, escritor y presidente de la Misión Evangélica Urbana de Madrid, y ha promovido otras misiones urbanas en varias ciudades de España. Tiene publicados varios libros, entre ellos Cristianos ante la pobreza; DIACONÍA, Las Obras de la Fe; JESÚS, Evangelio de Dios a los Pobres e INMIGRANTES: El multiforme rostro de Dios. Colabora en Protestante Digital con una sección titulada “De Par en Par”.
1.- Yo creo que muchas veces no se posicionan sobre cuestiones éticas o sociales porque, simplemente, les han enseñado un Evangelio un tanto mutilado o alicortado en donde las cuestiones éticas o sociales han sido silenciadas buscando más la realidad angelical que el compromiso con el prójimo en el que tanto insistió Jesús. Así, orientados muchos cristianos por sus líderes a mirar sólo hacia el cielo, prescinden del compromiso humano que Jesús tuvo con el hombre. También los temas éticos y sociales nos interpelan fuertemente, y mirar hacia otro lado es como una falsa liberación que nos aleja de Dios y del prójimo.
2.- Es responsabilidad de los que no se comprometen con el Evangelio de Jesús en su integralidad. Considerar el compromiso cristiano con el prójimo en necesidad, apaleado o empobrecido, como algo poco espiritual es el gran fallo de algunos creyentes que buscan sólo los goces espirituales insolidarios. Dios no escucha a éstos y, según los profetas, se da el silencio de Dios. Es responsabilidad de los medios de comunicación sólo en una pequeña parte. Éstos tienen quesensibilizar, denunciar y concienciar mucho más. Algunos ya lo hacen.
Manuel López (*). Fue editor adjunto de Periodistas en Español, periodistas-es.com. Autor de La España Protestante. Crónica de una minoría marginada (1937-1976). Al margen de su trabajo en la prensa secular colaboró regularmente desde 1969 en publicaciones evangélicas, así como con instituciones internacionales como la Alianza Bautista Mundial o el Consejo Mundial de Iglesias. “Personalidad del Año 2012” por la Alianza de Escritores y Comunicadores Evangélicos (ADECE). Colaboró semanalmente en Protestante Digital/Magacín con la sección “Leyendo fotos”.
1.- De entrada diré que no veo que todos los creyentes miren a otro lado ante las cuestiones éticas y sociales que preocupan a la ciudadanía comprometida. Cierto que lo que impera en nuestra España Protestante cada vez más ‘evangelical’ es la ‘espiritualización’ del Evangelio de Jesús de Nazaret, cosa obviamente beneficiosa para los intereses que defienden la derecha religiosa y el partido gobernante. Pero hay toda una historia por escribir de casos de ciudadanos y ciudadanas de fe protestante comprometidos hasta el tuétano a título individual con cuestiones éticas y sociales, más allá de algún que otro comunicado institucional testimonial -siempre en clave ultraconservadora- sobre la libertad religiosa referida a nosotros mismos, no a los demás, o informes triunfalistas de la ingente labor caritativa de la obra social evangélica, pero sin jamás entrar en la raíz del problema de las causas de la desigualdad social.
2.- Los medios de comunicación evangélicos muy poco pueden hacer, pues no están de moda; no son prioridad alguna para los despachos eclesiásticos. No interesan. Es más, en algunos casos, molestan.
Medios de comunicación evangélicos propiamente dichos… hay poquísimos, si nos atenemos a la definición que da el DRAE: “órgano destinado a la información pública”. Lo que abunda son órganos de propaganda religiosa [dicho con el estricto significado etimológico del término: “dar a conocer algo con el fin de atraer adeptos o compradores”, “propagar doctrinas, opiniones, etc.”].
Eso explica la diferencia entre uno y otro producto. Obviamente, hay un campo inmenso para unos medios de comunicación evangélicos diseñados como tales medios de comunicación y hechos por periodistas.
Máximo García. Es licenciado en Teología por la Universidad Bíblica Latinoamericana de Costa Rica, y licenciado en Sociología por la Universidad Pontificia de Salamanca, en la que también se doctoró en Teología. Además, es profesor de Sociología e Historia de las Religiones en la Facultad Protestante de Teología UEBE y profesor invitado de otras instituciones.
1.- Yo no me atrevería a hacer una afirmación tan tajante. Hay creyentes fuertemente comprometidos en el entramado social con una clara conciencia ética, aunque sean minoría. También es cierto que el trasfondo evangélico español está muy condicionado por una determinada teología que podríamos catalogar del “buenismo”, o tal vez, del “ocultismo” que marca la conducta de las mayorías. Se está más presto a ofrecer la prestación caritativa que la denuncia social; más inclinados a la súplica ante las autoridades que a la denuncia; más proclives a añadir fieles a las iglesias que a transformar vidas. Es preciso recuperar el mensaje profético y colocar en primer plano el compromiso ético.
2.- El punto de arranque es recuperar una teología evangélica desprovista de la ganga espiritualista a-social tan extendida en nuestros medios. Es responsabilidad de los agentes de pastoral que ejercen una enseñanza a-crítica, descontextualizada. El objetivo debe ser instar a los creyentes a poner los pies en la tierra, a mirar al prójimo como a su hermano, más que como un posible correligionario. Los medios de comunicación son correas de transmisión, aunque también tienen un papel importante en contribuir a crear un estado de opinión, por lo que también tienen una función importante que cubrir.
Ana Giménez. Es presidenta de AGLOW y de la Junta Directiva del Comité Lausana España.
1.- Es duro decirlo pero es posible que los creyentes no nos involucremos más en cuestiones éticas y sociales por ignorancia o por comodidad.
A la vez sé que hay muchos hermanos en el anonimato que son voces, en España y en el mundo, y denuncian en alto,NO a la corrupción, a la violencia de género, al aborto, a la esclavitud sexual, al tráfico humano, a la homosexualidad, a la pobreza, y un largo etc.
Hay ministerios que no tienen medios para darse a conocer, pero están haciendo labores que nadie sabe. ¿Qué deberíamos hacer más? Por supuesto.
2.- No puedo echar mi responsabilidad personal a otros y tampoco ver la vida como “esto es espiritual y esto no”. Debemos tener una cosmovisión bíblica global. Doy gracias a Dios por Protestante Digital, por Actualidad Evangélica, y otros que están ahí. ¿Qué podrían hacer más? Claro. Pero como creyentes de a pie preguntémonos ¿por qué nuestros medios evangélicos no hacen más? ¿Nos hemos parado a pensar si tienen los medios económicos para mantener las estructuras y pagar salarios? Un evangelista dijo: “es posible que no puedas salir de tu país para llevar el evangelio.” Y yo añado: “o no puedas levantar tu voz en las cuestiones éticas y sociales, porque no sabes”. Pero SÍ puedes llegar con tus rodillas, orando, con tu dinero ofrendado y participando en las convocatorias “a favor de… o en contra de…”.
Jaume Llenas. Es abogado, secretario general de la Alianza Evangélica Española (AEE) y vocal de la Junta Directiva de la Alianza Evangélica Europea.
1.- En algunas ocasiones hay creyentes que experimentan una división entre lo que consideran sagrado, propio de Dios y por lo tanto de los creyentes, y lo que consideran secular, impropio para un creyente. En la primera categoría está todo lo religioso, en la segunda, todo lo social y el resto de categorías en las que, desde su perspectiva, Dios no entra. Por ello, dejan todo lo que no sea el debate de la moral sexual a los que tienen una perspectiva secular. Otra razón que puede influir es que muchos creyentes no han tenido un entrenamiento adecuado para pensar en términos socio-políticos, intelectuales, incluso en áreas que les son propias como los contenidos de su trabajo del día a día, desde una perspectiva cristiana. Por ello, tienen muchas dificultades para opinar ya que no han generado opinión desde una cosmovisión cristiana. Por supuesto que puede haber muchas otras causas, pero considero estas como muy habituales.
2.- Desgraciadamente aún hay medios de comunicación (o de incomunicación) evangélicos que representan esta dicotomía entre lo sagrado y lo secular, lo que Mark Greene del London Institute for Contemporary Christianity llama “The Great Divide”. Hay otros medios que se limitan a ser un boletín interno de propaganda de las entidades que les dan cobertura, algo así como el Boletín Oficial del Estado pero en versión evangélica. Considero que es un deber de los medios reflejar la pluralidad de lo mejor del pensamiento cristiano. Este pensamiento cristiano existe, hay un buen número de mentes con un compromiso intenso con Jesús y con una capacidad de pensar la realidad desde una perspectiva bíblica comprometida, y es responsabilidad de los medios darles cauces para que ese pensamiento elaborado llegue a los cristianos y a la sociedad en general. Sin embargo, aún creo que las iglesias locales tienen una responsabilidad mucho mayor en la tarea de formar el pensamiento cristiano. Los medios cristianos deben ser un recurso, una herramienta, de la formación que se debe proveer en la iglesia local y en la iglesia en términos universales.
Manuel Suárez. Es médico especialista en Endocrinología y Nutrición y profesor de Dietética. Es vicepresidente de la Alianza Evangélica Española, de su Grupo de Participación en la Vida Pública y del Observatorio Cívico Independiente. Es miembro del Comité Ejecutivo de los Grupos Bíblicos Universitarios. Ha participado en la refundación y dirección del Partido Galeguista.
1.- Tenemos una visión restringida de nuestra salvación, que se limita a la huida de la condenación, mientras que la salvación debe transformar nuestra vida entera, en la que se incluyen nuestras relaciones sociales. La Biblia nos ofrece criterios claros para fijar posición ante toda cuestión ética y social, pero debemos aprender a escudriñarla para descubrir estos criterios, que no se limitan a ayudar al pobre, sino muestran propuestas para construir la sociedad entera desde el modelo del Reino de los Cielos.
2.- Los medios de comunicación evangélicos tienen una capacidad limitada; reflejan la realidad del pueblo evangélico y no se la pueden inventar, pero tienen una función sensibilizadora sacando a la luz iniciativas evangélicas de responsabilización social, como las que están surgiendo. Creo que el púlpito y el estudio bíblico deberían hacer más por esta sensibilización, ampliando el espectro de reflexión hacia estos temas. Nuestro compromiso político no debe justificarse con la Biblia, sino debe nacer de la Biblia.
Febe Jordà. Es pedagoga y directora de actividades de tiempo libre infantil y juvenil en cuanto a formación. Desde hace treinta años trabaja con niños y adolescentes en primera línea. Además, es escritora, ha publicado dos libros e imparte conferencias y talleres de escritura.
1.- Seguramente coinciden varios factores, algunos de tipo histórico y otros de tipo social y personal. En España todavía llevamos un lastre de temor, o directamente de miedo, por haber vivido una dura represión en muchos ámbitos, también en el religioso. Las libertades elementales y la expresión abierta de las opiniones fueron un tema delicado, y cuando hubo cambios favorables en este sentido se recibieron como favores, no como derechos. Esto ha conformado la mentalidad de muchos cristianos de las generaciones que nos preceden. Hoy en día, además, resulta políticamente incorrecto mostrar intimidades religiosas cristianas, que son rechazadas incluso con cierta hostilidad, también por el papel histórico de la ICAR en nuestro país. A nivel personal, muchas veces resulta difícil ir contracorriente y desmarcarse constantemente de la opinión general imperante.
2.- Al hilo de lo anterior, y sumado a la idea errónea de que los temas espirituales son unos pocos y muy concretos, nos encontramos con que quizá el cristiano no se siente movido a dar testimonio en el campo de las cuestiones sociales y éticas. Incluso se considera fuera de lugar o de mal gusto significarse en un sentido u otro, especialmente si son temas proclives a la discrepancia y el debate. Lo cierto, sin embargo, es que todo lo humano interesó al Maestro y, en nuestro caso, a la luz de la revelación bíblica y según nuestro conocimiento del Señor, deberíamos mostrar al mundo lo que de bueno tienen los preceptos que hemos recibido como herencia para bendición. Los medios evangélicos de comunicación deben asumir con naturalidad su papel de proclamación de la opción bíblica para este mundo, en todas las cuestiones que se vayan presentando, y cada creyente, de manera particular y allí donde esté, debe cumplir su misión de ser sal y luz.
Antonio González. Es licenciado en Estudios Bíblicos y Teología y Experto en Orientación Familiar, es obrero de las AAHH y pastor de la Iglesia Evangélica en Guadix. Colabora en Misiones como parte de la Junta directiva de SEPAL-España y es Presidente de la Fraternidad de Pastores de Granada y provincia.
1.- Creo que muchas veces proyectamos una ruptura muy grande entre lo que hacemos como (permitidme estas expresiones) “religiosos” y lo que hacemos como “personas”. Lo que realizamos en la iglesia es “santo”, lo demás “profano”; y nos hemos acostumbrado a no mezclar una cosa con la otra. Esta actitud nos lleva a no tomar partido en aquellos asuntos sociales que consideramos muy lejos de lo que es nuestra responsabilidad como “creyentes”.
Por otro lado parecemos estar bajo el “síndrome de la langosta”, que se desprende del pasaje bíblico cuando los espías de Israel se sintieron pequeños e insignificantes ante los habitantes de Canaán (Nm.13:33). Nos apocamos aun cuando sabemos que tenemos todo el poder del Dios Omnipotente. Nos olvidamos de las maravillas que ha hecho en el pasado incluso en nuestra vida y ese miedo nos paraliza para no actuar. Quizás el problema esté en la poca intimidad que tenemos con nuestro Señor, en lo poco que conocemos Su carácter y planes, y lo poco que creemos en Su poder.
2.- El pueblo evangélico en España vive una mezcla de sentimientos. Por un lado tenemos el resultado de siglos de represión e intolerancia religiosa que ha hecho cerrarnos a un círculo reducido desde donde buscamos cambiar los corazones de los que nos rodean y están a nuestro corto alcance. Por otro lado una mala interpretación del principio bíblico de que “estamos en el mundo pero no somos del mundo” nos hace estar al margen del mundo. Y por último una mala práctica de algunos colectivos evangélicos que utilizan los medios de comunicación desde una posición agresiva e imprudente, nos hace rechazar lo que podría ser una bendición en cuanto al alcance del Evangelio a través de los mass-media.
José Luis Andavert. Es presidente de FEREDE (Federación de Entidades Religiosas de España) y director general de la Sociedad Bíblica de España.
1.- Creo que hay cristianos, e incluso algunos foros, que se posicionan. Otra cosa es que ese posicionamiento alcance relevancia e influencia social como agentes de opinión. Esto no sucede. En cualquier caso es cierto que no es la mayoría la que se expresa y menos aún de un modo organizado. En España creo que todavía vivimos un cierto “landmarkismo” fruto de las misiones que tuvimos desde la posguerra, las cuales desanimaban a los creyentes y a las iglesias a involucrarse en cuestiones políticas, especialmente por razones entonces obvias bajo la dictadura imperante y la falta de libertad de conciencia. Algo de eso aún queda y se manifiesta en actitudes de los más mayores. En esta realidad subyace y perdura una cierta “teología de los dos reinos” aún presente entre muchos evangélicos. Nosotros somos del “reino de los cielos” y no participamos del “reino de este mundo”.
2.- Efectivamente, algunos consideran poco espiritual entrar en el debate político, precisamente, pero no solo por una teología de los dos reinos que va por ahí deambulando. Por otro lado, se percibe lo que Jurgen Moltmann llamó la crisis de identidad-relevancia. Es decir, algunos creyentes, temerosos de perder su identidad cristiana, no se involucran en los debates y las cuestiones éticas y sociales, política en definitiva. Como contrapartida, al no involucrarse pasan a ser irrelevantes para la sociedad que espera escuchar una respuesta desde la fe cristiana, y en concreto desde una perspectiva protestante, a las cuestiones vitales que afectan a la sociedad. Más aún, hay creyentes que queriendo ser relevantes disuelven su identidad cristiana en el debate social perdiéndose la impronta de la ética cristiana y por ende la identidad. Esta tensión creo que es parte de nuestro problema. Especialmente la primera, el temor a perder la identidad.
Además, en ocasiones, la complejidad de las cuestiones éticas y morales que se plantean en nuestra sociedad hace que las respuestas no sean fáciles y quizás por ello, huyendo de respuestas fáciles, se opta por no decir nada o, en otras ocasiones, por falta de información uno no se siente en capacidad de tomar una decisión responsable y se crea una cierta parálisis de respuesta. Dicho esto, en mi opinión, no solo los creyentes a nivel particular, sino también organizados en foros y grupos de opinión e incluso denominaciones deberían hacer oír su voz en la plaza pública. A menudo la dificultad para posicionarse colectivamente estriba en que no tenemos una opinión jerárquica sobre los temas, pues en el protestantismo prima la libertad de conciencia a la luz de las Escrituras, lo que implica un proceso no fácil de aunar posturas, pero no imposible.
Priscila Romo. Es Diplomada en Trabajo social por la Universidad de Zaragoza y Licenciada en Criminología en la Universidad de Barcelona (UB). Especializada en Maltrato infantil y abuso sexual infantil por la Universidad Nacional de Educación a distancia. Además es activista a favor de los Derechos Humanos y en contra de la Esclavitud del S. XXI. En el ámbito cristiano, es creadora del movimiento pro-abolición de la Esclavitud: "Oración Rescate". Actualmente colabora con Proyecto Rescate en la Ong Fiet Gratia.
1.- Muchas veces, en la misma Iglesia se ha separado lo social de lo espiritual como si no tuviera nada que ver una con la otra. Sin embargo, ésta tiene mucho que ver con nuestra sociedad, con nuestro hoy. La Palabra, no te hace ser indiferente ante las necesidades de la gente. La Gran Comisión nos obliga a ir, predicar y trabajar para traer nueva vida a los necesitados a través de Jesucristo, dondequiera que estén y cualquiera que sea su condición. En resumen, si queremos ser como Jesús, debemos mostrar nuestro amor a aquellas personas necesitadas. La manera en la que responderemos a esas necesidades dirá mucho de nuestro amor por Cristo y Su creación. Para los seguidores de Jesús la apatía no puede ser una opción; por lo tanto, es un deber nuestro responder a las cuestiones éticas y sociales actuales, las cuales también nos afectan a nosotros directamente. Dios está esperando cristianos que prediquen con acciones, no sólo con palabras.
2.- Todossomos responsables. Si la iglesia adquiere un mayor compromiso social en su entorno, los medios también reflejarán lo que hace la iglesia. Hoy, más que nunca, los cristianos deberíamos comprometernos con la acción social.Desde las iglesias se necesita más implicación e involucración en temas sociales, cristianos llamados a ser luz y sal en medio de nuestra sociedad, cristianos proactivos, no pasivos. Lo mismo en los medios de comunicación evangélicos, necesarios también para impulsar la acción social de los cristianos.
Ángel Sierra. Es presidente de la Unión Médica Evangélica (UME). Estudió Medicina en la Universidad Complutense de Madrid con la especialidad médica en Gastroenterología. Ha sido Director Médico de un hospital universitario y actualmente es jefe del Servicio de Gastroenterología del Hospital Universitario Insular de Gran Canaria.
1.- Creo que una de las características de nuestra sociedad es el conformismo, y en parte como grupo, los evangélicos participamos de ello. Además, mal aplicamos las palabras de nuestro Señor: “mi reino no es de este mundo” que efectivamente es así, pero olvidamos las instrucciones de Dios de: “Edificad casas y habitadlas, plantad huertos y comed sus frutos. Tomad mujeres y engendrad hijos e hijas, tomad mujeres para vuestros hijos, y dad vuestras hijas a maridos, para que críen hijos e hijas; multiplicaos allá, y no os dejéis disminuir. Procurad la paz de la ciudad a la cual os hice transportar, y rogad por ella a YHVH, porque en la paz de ella tendréis vosotros paz (Jer. 29:5-7). Otra circunstancia es la situación crónica de minoría y además menospreciada que nos hace pensar que nuestras acciones son poco eficaces. Estas tres opciones deben ser corregidas.
2.- Pues probablemente sea una responsabilidad compartida. Los medios de comunicación tienen la posibilidad y responsabilidad de dar la información y transmitir el pulso de nuestra sociedad, y por tanto lo que se debe de considerar a la luz de nuestras creencias son los trastornos de ese pulso; pero para ello es posible que sea necesaria una mayor “agresividad”. Es necesario también empezar a considerar como espirituales temas que no se cree lo sean. No hay algo más espiritual que la injusticia social. Malaquías 3:5 dice:“Vendré a vosotros para celebrar juicio, y seré testigo exacto contra los hechiceros y los adúlteros, contra quienes juran en falso, contra quienes defraudan el salario del jornalero, de la viuda y del huérfano, y contra los que hacen tropezar al extranjero, no teniendo temor de mí, dice YHVH Sebaot”. Nos quedamos con los hechiceros y los adúlteros más de acuerdo con nuestra posición moral, pero nos olvidamos del mensaje social de ese versículo.
Rubén Lugilde Yépez.Es profesor de Geografía e Historia en un centro público de Secundaria, ejerciendo como Jefe de Estudios y coordinador TIC. Desarrolla su ministerio actualmente como anciano de la Iglesia Evangélica del Pº Estación en Salamanca. También es presidente de la Asociación Cultural Evangélica Jorge Borrow de Salamanca, director de la escuela de formación bíblica “Proyecto Éfeso” en Toral de los Guzmanes y vicepresidente de la asociación Down Salamanca.
1.- Creo que si algo ha distinguido a los genuinos seguidores de Cristo a lo largo de la historia es su claro posicionamiento en cuestiones fundamentales de la conducta individual y social, a menudo pagando un alto precio por ello. Lo que me parece esencial es que como cristianos tengamos claros los principios bíblicos y que no nos dejemos manipular por las “agendas” de grupos políticos, ideologías de moda o grupos de presión. Y para evitar la acomodación -sea conservadora o contestataria- al entorno social no hay mejor medida que practicar una profunda inmersión en el evangelio para que sean sus valores los que conformen nuestra manera de pensar. Desde las iglesias seguramente no podemos ser expertos en todas las áreas de conocimiento, y es probable que los creyentes no coincidamos en las recetas adecuadas para el funcionamiento de la sociedad, pero sí podemos proveer de las herramientas para tener una perspectiva bíblica de la realidad.
Con esa “mente de Cristo” no es posible ni la indiferencia ni el silencio. Cada creyente debemos ser una luz en nuestro entorno específico, con las oportunidades de conversación y acción que el Señor provea. Siempre me asombra comprobar cómo hay creyentes con las ideas claras y dedicación en las más variopintas “causas”. Eso es algo que debemos alentar, pero siempre desde las coordenadas de la Escritura.
2.- Los medios de comunicación evangélicos, especialmente los digitales, están siendo realmente vanguardistas en amplitud temática y actualidad. Me parecen muy valiosas las aportaciones que están haciendo para que el “pensamiento evangélico”, diverso y a menudo contradictorio, tenga una presencia social cada vez más relevante. Encontramos aportaciones sobre política, economía, literatura, ciencia, sexualidad, educación, medio ambiente… ¡y también sobre el jazz! Eso demuestra que la frontera artificial que a veces se ha creado entre temas “poco o mucho espirituales” está en afortunado retroceso.
Sin embargo, ser una voz profética sin estar tiranizados por las portadas e intereses de los medios de comunicación y otros agentes sociales exige de nosotros una sabia prudencia evangélica. También necesitamos aprender a ser buenos comunicadores y aprovechar las posibilidades que actualmente brindan los diferentes medios de comunicación para participar como oyentes activos en debates, preguntas y temas de interés en los que podemos dar nuestra perspectiva. Pero no con un lenguaje pretendidamente “espiritual”, sino transmitiendo con normalidad los valores propios de los que, en palabras de Pablo, “somos espirituales”. Y en esto ningún tema humano nos resulta ajeno.
Sergio Zubillaga. Es pastor y coordina la Convocatoria Nacional de Oración “España oramos por ti”.
1.- Primeramente porque todos queremos instintivamente evitar las confrontaciones, y evidentemente, decirle a la sociedad que no está haciendo las cosas bien implicaría entrar en problemas, críticas, rechazo, etc... En ese sentido, somos algo cobardes. Nuestra cultura evangélica se ha desarrollado mayormente de puertas para dentro.
Por otro lado, por falta de pedagogía seria, nuestra cultura religiosa y social es escasa, lo que nos hace ser inseguros a la hora de opinar fuera de las paredes de nuestra iglesia. En esas condiciones es difícil enfrentarse a los tiburones que hay ahí fuera. Y lo sabemos. Y lo evitamos.
2.- Dentro del mundo evangélico, como dentro de cualquier entidad suficientemente grande, encontramos gente preparada y gente no preparada. Gente con miras hacia fuera y gente que se mira el ombligo. Gente de avanzada y gente conservadora. Personalmente no culparía a los medios de comunicación evangélicos directamente. Creo que pueden hacer mucho a favor. Más bien culparía a los líderes de las grandes denominaciones, a las entidades misioneras de peso, a las fraternidades de pastores, etc… que son las que tienen mayor oportunidad de hacer algo en acuerdo frente a esta sociedad. El cristiano de a pie tiene un radio de influencia muy pequeño, pero esas entidades pueden hacer mucho si se ponen de acuerdo.
Hay falta de visión de Reino, visión de país. Por eso cada uno mira para sí y para sus propias metas. Eso les mantiene en una zona de mayor seguridad yde poco riesgo. En confianza, creo que las grandes entidades evangélicas están gobernadas más por buenos administradores que por hombres y mujeres de visión. Este último grupo tiende más a ser atrevido, incisivo, tiene corazón conquistador y no teme los riesgos. Lo que algunos llamarían corazón de corte apostólico. Tienen claro que el futuro de la obra depende de correr riesgos y de invertir la vida en ellos.
Hélder Favarín. Impulsor y comunicador del ministerio 180° Global (180global.org) y director del Festival 180° (festival180.com). Es autor del libro “Algo más” y tiene una Maestría por el London School of Theology. Ha sido pastor de jóvenes y hoy es parte de SEPAL España. Hélder predica y enseña continuamente en España y otros países. Vive en Granada con su esposa e hijo.
1.- Pienso en dos razones principales. La primera, debido a nuestro egocentrismo, somos inclinados a solo interesarnos por cuestiones que nos afecten directamente a nosotros mismos. Por ejemplo, no sé qué estamos haciendo tú o yo sobre los cerca de 30 millones de esclavos en el mundo (la mitad son niños). Pero creo que haríamos muchísimo más si uno de nuestros hijos también hubiese sido secuestrado, traficado y vendido como esclavo, ¿no es cierto? Tristemente, aun entre creyentes, somos poco conmovidos por el sufrimiento humano hasta que no entre en nuestras propias casas. Creo que la segunda razón sea nuestra ignorancia sobre el posicionamiento de Dios. En la Biblia encontramos más de 2.000 versículos que hablan, por ejemplo, de la pobreza. A lo largo de la historia Dios se ha interesado profundamente por la integridad de la vida humana y no solo por su “vida espiritual”. Héroes de la fe como Moisés, Débora, Amós, Juan el Bautista, Pablo, Santiago y el propio Señor Jesús se posicionaron sobre cuestiones éticas y sociales. Es nuestra responsabilidad hacer lo mismo.
2.- Creo que los medios de comunicación evangélicos deben ser una plataforma, pero cada cristiano debe asumir la responsabilidad. Nuestro estudio personal y honesto de la Biblia tiene que movernos a la acción social y al posicionamiento ético. Dios está extendiendo su Reino y nos llama a cooperar con él. Sin duda son muy claras y duras las palabras de Cristo, quien un día afirmará: “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis nada de comer; tuve sed, y no me disteis nada de beber; fui forastero, y no me disteis alojamiento; necesité ropa, y no me vestisteis; estuve enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis.” Mateo 25:41-43. También pienso que aquellos que enseñamos la Biblia tenemos una responsabilidad particular en ayudar a la iglesia a recuperar el verdadero sentido bíblico de nuestra misión. John Stott correctamente la define como todo aquello que Dios envía a su pueblo a hacer en el mundo. Nuestra misión no es solo el evangelismo, aunque estoy de acuerdo que sea nuestra prioridad. Parte de nuestra misión es también ser las manos extendidas, los brazos abiertos y las voces levantadas de Cristo. Como dijo Bob Pierce, “que mi corazón se quebrante por las cosas quequebrantan el corazón de Dios”.
Noa Alarcón. Es escritora y editora. Vive en Barcelona. Colabora con una columna en Protestante Digitaly tiene publicado un libro de cuentos, Apocalipsis Cotidianos.
1.- Creo que sobre todo, aquí en España, es porque además del dualismo en el que hemos crecido (creyendo a veces que lo único que debe importar a un cristiano es lo que pasa dentro de la iglesia porque lo de fuera no es "santo") tenemos una necesidad heredada del maltrato del franquismo de ser simpáticos y caer bien a la opinión pública, y eso no se consigue hablando de cosas impopulares, y la ética lo es. Existe la falsa creencia de que debemos caerles bien a todos o no podremos llevarles el evangelio.
Además, también está la obsesión de esa clase de protestantismo en seguir diferenciándose de los católicos como única seña de identidad, como se hacía en los años 60. Puesto que la iglesia católica tiene una opinión tan fuerte sobre cuestiones éticas y sociales y la proclama con tanta vehemencia, generando tanta oposición de ciertos sectores de la sociedad, los protestantes inseguros (y hay un gran número de ellos) prefieren abstenerse de hacer ninguna valoración para ahorrarse las críticas sobre ellos. En cierto modo, la posición de esa iglesia protestante en la sociedad española es muy cómoda, sin comprometerse ni posicionarse, evitando las críticas, pero también quejándose de que no tienen visibilidad en la sociedad. Es una paradoja. Y la muestra de que es una paradoja sin sentido es que cuando de manera indirecta (por medio de Estados Unidos o Latinoamérica) en alguna noticia que tiene que ver con protestantes, en seguida surgen las quejas y los lloros. Ocurrió con el documental de "American Jesus" de TV3, donde se exponía el lado más esperpéntico del cristianismo marginal de EEUU. ¡Surgieron cientos de voces desde España exigiendo una compensación por la mala imagen! ¡Exigiendo disculpas del director y de la cadena de televisión por emitirlo! Y ni siquiera se nombra a España en ningún momento. Somos incapaces de administrar ninguna opinión sobre nuestra fe que no esté de acuerdo con nuestra visión idealizada de nosotros mismos.
Así pues, ¿cómo vamos a poder manejar opiniones y oposiciones de verdad si decimos que no nos gusta el matrimonio gay o el aborto? Simplemente, es más cómodo no opinar, y así les caeremos bien a todos.
2.- Hasta hace bien poco no había medios evangélicos que se ocuparan de nada que ocurriera fuera de la iglesia, eso para empezar. Apenas existen unos pocos en España, y de ellos muchos siguen con la misma falta de análisis y profundización de la realidad social. Por otro lado, en ciertos sectores hoy día se acepta (e incluso se favorece) una clase de cristianismo en la que no hay necesidad de amar al prójimo que está al otro lado de las puertas del templo.En cierto sentido, somos capaces de dejar a un indigente pidiendo en la puerta del supermercado por no llegar tarde al culto. Es una pena que como iglesia nacional la única manifestación sonora en los últimos tiempos haya sido contra el cierre de lugares de culto, y no contra trata de esclavos, las tasas de paro o la corrupción del gobierno (aunque sí hay movimientos aislados de cristianos que se dedican a ello, pero son ministerios que no tienen que ver con la marcha real de la iglesia, centrada en la celebración de cultos dominicales). En ese ambiente, es más que obvio que no hay urgencia por comprometerse con ningún tema no ya espiritual o no espiritual, sino que no tenga relación directa con el submundo evangélico.
Pedro Tarquis es médico, escritor, responsable de Imagen y Comunicación de la Alianza Evangélica Española y del Consejo Evangélico de Madrid. Forma parte del Grupo de Participación de la Vida Pública de la AEE y es director de Protestante Digital.
1.- Pienso que suele existir un reduccionismo a cuestiones sin duda importantes de moral sexual, libertad religiosa (en general sólo para los evangélicos), y la ayuda social al necesitado y marginado (con un feliz énfasis en la trata de personas). Pero no existe presencia habitual de voces evangélicas en el resto de cuestiones por varias razones erróenas que pueden sumarse o no en el caso concreto de cada persona e institución: a) Se cree que la moral cristiana sólo abarca las áreas mencionadas y más allá no es espiritual posicionarse; b) No existe capacidad o es muy arduo generar opiniones en temas complejos; c) No interesa posicionarse para no enfrentarse a las estructuras sociales y políticas de poder (evangélicas y no evangélicas); d) Pensamos que siempre es la responsabilidad de otro; e) Tememos las reacciones de los propios evangélicos, acostumbrados a lo fácil de los tópicos y la superficialidad sin profundizar en los temas (esto se ve en Protestante Digital en muchos de los comentarios a las noticias y artículos, donde se ve que a menudo no se lee o no se entiende lo que se comenta, aludiendo siempre a cuatro ideas fijas como si todo fuese blanco o negro); f) Tendemos a simplificar las situaciones a conceptos mentalmente simples y cómodos (por ejemplo defender la vida del no nacido, pero olvidarnos de la vida del ya nacido en todos sus aspectos); g) Nos da miedo el salto de lo puntual (ser buenos samaritanos con el herido) a lo político o la acción social (si encontramos mil heridos por ladrones, además de ayudarles, ¿qué hacer para mejorar la seguridad en el camino de Samaria?).
2.- Los medios de comunicación evangélicos son los primeros responsables ya que ese sería su papel, y creo que poco a poco se va avanzando. Pero se tiende a evitar el tener problemas, y por ello entrar en estas cuestiones ya que traen debate y polémica; porque hay que añadir que no hay una voz ni posicionamiento único en todo (en casi nada para ser exactos).
Sin duda hay que ser prudentes y sabios en un terreno nuevo y delicado para los evangélicos y sus medios de comunicación, pero eso es muy distinto de ser cobardes y una pared de silencio. Nuestra experiencia desde PD es que sí que a nivel individual hay personas capaces y dispuestas a posicionarse, de hecho muchos reportajes y blogs de Protestante Digital han abordado cuestiones de interés social en aspectos que no suelen tratarse en los medios evangélicos. Queda mucho por hacer, pero hay hombres y mujeres capaces y valientes, y los medios deben ser los primeros en contar con ellos y darles voz.
Gracias a todos por su valiosa colaboración.
(*) Este reportaje es la reposición del publicado en 2013 en este mismo medio, cuando aún vivía nuestro querido hermano y compañero Manuel López.
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