Desde su elección el Papa Francisco ha estado impresionando a la opinión pública con sus actitudes extrovertidas, sus costumbres sencillas y su lenguaje encantador. La reciente Jornada Mundial de la Juventud (WYD por sus siglas en inglés) confirmó todas estas cualidades.
La mayoría de la gente parece admirar el nuevo estilo “franciscano” del Papado, o sea, una combinación de modales frugales, énfasis en la misericordia y una aparente accesibilidad.
Son pocos, no obstante, los que se han tomado el tiempo suficiente para ocuparse de la visión teológica de Francisco que inspira su papado.
EL FONDO TRIDENTINO …
El primer paso para embarcarse en esta tarea es la lectura de su primera encíclica Lumen Fidei (5 de Julio de 2013), en la cual Francisco (junto con Benedicto XVI, que es el principal redactor del documento), entre otras cosas, actualiza la teología del Concilio de Trento.
En este documento, sumamente autoritativo,
reitera la doctrina de la salvación por la fe mediante los sacramentos y las obras, renovando así el rechazo católico a la afirmación protestante “Sola Fide”, es decir, las buenas noticias de que somos salvados por la gracia sola a través de la fe sola.
La adhesión a Trento y a la Contrarreforma puede parecerle remota, e incluso extraña a Francisco (aunque nunca deberíamos olvidar que pertenece a la orden de los jesuitas), pero la firme evidencia teológica dice lo contrario.
En la doctrina de la salvación fundamental, Trento está todavía vivo y perfecto, quizás en el tono amistoso del papa Bergoglio, pero allí está, intacto como siempre. Mientras que las perspectivas del Papado muestran signos de cambio, el núcleo doctrinal de la Iglesia de Roma se ha confirmado sin avances significativos.
… Y LA VISIÓN DE APARECIDA
La WYD proporcionó otro importante punto de referencia que está en el corazón del programa de Francisco y, por consiguiente, debe ser considerado. Desde Trento, en medio de los Alpes Italianos, viajamos a Aparecida (Brasil), “a la otra parte del mundo”, como lo expresó Francisco.
En 2007 los Obispos Latinoamericanos se encontraron en Aparecida para celebrar su Quinta Conferencia General, donde el entonces Cardenal Bergoglio fue uno de los principales inspiradores del documento final. Es un texto de 165 páginas que define acertadamente a Francisco en cuanto a su lenguaje teológico, su énfasis pastoral y su programa misionero. Aparecida muestra con exactitud la visión teológica del Papa. Debido a su importancia la examinaremos con más detenimiento en un “Desde Roma” futuro.
Para Francisco, Aparecida no es únicamente un documento fundamental; es primero y ante todo un santuario mariano que se construyó para guardar una estatua de María que, según la tradición, fue encontrada en 1717 por un grupo de tres pescadores. Desde 2011, se ha convertido en el mayor destino de peregrinación mariana del mundo.
Durante la semana WYD, en su alocución a los obispos brasileños el día 27 de Julio, Francisco dijo que “Aparecida es la clave interpretativa para la misión de la Iglesia”. Hay algo importante que puede encontrarse allí; algo que ayude a comprender lo que la Iglesia tiene que ver en cuanto a su misión.
Al explicar la intención de su comentario, el Papa llegó a decir que “en Aparecida Dios ofreció su propia madre a Brasil” y reveló “su propio ADN”. Si bien el Evangelio trata de Dios dando Su Hijo al mundo, aquí Francisco habla de Dios ofreciendo su madre. ¡Esto no es meramente un asunto de minucias teológicas!
Según el Papa, la lección de Aparecida tiene que ver con la humildad de los pescadores y su afán de comunicar a los demás su descubrimiento. Esta es la “clave interpretativa para la misión de la Iglesia”: humildad y misión.
Nótese que estamos hablando de la recuperación de una estatua de María que ha llegado a ser una atracción mundialmente famosa para millones de personas. El Evangelio se basa en un grupo de humildes pescadores que son llamados por Jesús a seguirle y hablar a los demás sobre El. Francisco aquí habla sobre unas gentes que encontraron a María y se convirtieron en misioneros por ella. De nuevo, ¡esto no es una pequeña diferencia!
MARIANISMO TERRITORIAL
En Aparecida está el Santuario de Nuestra Señora de Aparecida, un centro mariano que es muy querido por el Papa Bergoglio.
Antes del WYD, en su discurso del 24 de Julio, Francisco dijo: “¡Qué alegría que siento cuando vengo a la casa de la madre de todos los brasileños, el Santuario de nuestra Señora de Aparecida! Al día siguiente de mi elección como Obispo de Roma, visité la Basílica de Santa María la Mayor en Roma, para encomendar mi ministerio como Sucesor de Pedro a Nuestra Señora. Hoy he venido aquí para pedir a María nuestra Madre por el éxito de la Jornada Mundial de la Juventud y para poner a sus pies la vida de los pueblos de Latinoamérica”.
Aquí nos encontramos con algunos puntos en común del marianismo de Francisco:
- La prioridad de su devoción mariana.
- Su primer acto como Papa fue un acto mariano.
- Su creencia de que la función papal debería encomendarse a María.
- Su plegaria a María por el éxito del WYD.
- Su dedicación a María de los pueblos de América Latina.
Esta frase resume el centro del marianismo de Francisco. Lo que es todavía más sorprendente, sin embargo, es su comprensión “territorial” de Aparecida. Cuando dice que María es la madre de “todos los brasileños”, está aplicando un alcance “territorial” de su religión, como si cada brasileño, a pesar del pluralismo religioso que marca a Brasil fuera, no obstante, un hijo de María.
Esta actitud refleja como es de difícil para una cultura mayoritariamente católico romana aceptar el hecho de que María puede ser la madre de los brasileños católico romanos, pero no de aquellos que pueden tener un gran respeto para la María bíblica pero sin convertirla en alguien digno de ser venerado.
Cuando el papa Francisco habla extensamente de “misión”, “difusión” y “encuentro con Cristo” -un lenguaje que parece muy evangélico- se debe ser consciente que el fondo de todo esto se halla entre Trento y Aparecida. El se mantiene entre el énfasis de la Contrarreforma en un Evangelio sinérgico y la actitud “misional” que puede encontrarse en su concienzudo marianismo.
Traducción: Rosa Gubianas
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