Me encanta Moisés, mis recuerdos de él, proceden de mi más antigua infancia.
A los pies de mi cama había un enorme y precioso cuadro que recogía la escena de cuando este precioso bebé era encontrado a la orilla del Nilo dentro de su canastilla calafateada de Brea.
Recuerdo que cuando me despertaba y entraban dulce y sutilmente los rayos del sol por mi ventana y mis ojos de niña veían más que bien aquel precioso cuadro, me dejaba estar acurrucada en mi cama y lo observaba largamente…… Allí estaba la preciosa hija del Faraón tomando la canastilla entre sus brazos y a su lado había dos hermosas damas de compañía, todas con preciosos trajes largos en tonos azules y arregladas al más puro, bello y encantador estilo egipcio. Yo, tan altamente soñadora como lo he sido siempre, me imaginaba a mi misma con mis piececitos inmersos en la dulce y transparente agua de la orilla del Nilo.
Me impresiona intensamente la vida de Moisés, en palabras de Dwight L. Moody: “Moisés pasó sus primeros cuarenta años pensando que era alguien, pasó sus siguientes cuarenta años pensando que era un don nadie y terminó sus últimos cuarenta años aprendiendo lo que Dios puede hacer con un don nadie”.
Podría decir taaaantas cosas de Moisés, que no acabaría nunca, pero me impresiona ver como se dejó utilizar por el Señor y fue –igual que David- el instrumento de Dios en su generación.
Hay dos escenas de la vida de este gran hombre de Dios que me impresionan.
La primera es la escena de la zarza ardiente, allí dentro estaba……… Como desde el principio de su vida, el gran Yo soy. Os imagináis que Dios hubiera llamado a Moisés en su juventud cuando precisamente él pensaba que era llamado?’…….. Seguro que hubiera contestado algo así como esto: Ahh Señor!...qué bueno qué te hayas fijado en mi!!, sí!, por supuesto!........ Ya habrás visto lo inmensamente cualificado que estoy.. Doctorados, licenciaturas y masters en toda clase de cosas….. Menfis, Tebas, jeroglíficos, estrategia militar…. Con mi maravilloso y atractivo torso bronceado al más puro estilo Chalton Geston, “poderoso en palabras y hechos”, hijo de la hija de Faraón……
Noooo!, ahora No! Ahora, después de haber sido quebrantado por cuarenta años de desierto, yermo, soledad, tortura mental por el doloroso pasado y los errores cometidos, cargado de hombros, canoso y envejecido…. Como que no se lo cree, intenta escapar, discute con el Señor y, simplemente responde: “Heme aquí”, infinitamente bellas palabras, infinitamente bellas y sublimes. Eso era lo único que el Señor quería escuchar entonces y sigue siendo lo mismo que quiere escuchar ahora.
Otra escena que toca intensa y profundamente mi corazón, es la de la muerte de Moisés, toda la vida sirviendo al Señor fielmente y…. le humillaron, le juzgaron, le criticaron por envidia, le menospreciaron…..ni se daban cuenta quien era y qué clase de hombre era y, cuando ya no pudo más, por un simple golpe fuerte a la roca y su desobediencia más que lícita humanamente hablando, no pudo pisar la tan anhelada tierra prometida y murió viendo la realidad del triunfo ante sus ojos y recordando muchas cosas……Egipto, su tan impresionante bello torso bronceado por el sol del desierto, sus adornos, sus collares y, no lo sé, pero casi estoy segura que recordó a la más bella Cleopatra del Nilo hermosa y sensual y perfumada por el más maravilloso Chanel nº5 del viejo Egipto y seguro que también recordaría cuando cambió todo eso por ser un sencillo pastor de ovejas en el yermo de Madián, el oro, las perlas y el palacio o quizá su maravillosa Cleopatra por una sencilla pastora tostada por el sol del desierto con la que dormía en una cama de piel de cabra, que….seguramente no insinuaba un olor a Chanel nº 5 , pero aceptó la voluntad de Dios, murió tranquilo y la mano de su Señor fue la que se encargó de enterrar y ocultar en secreto a Su amadísimo siervo.
Sabéis cuantos días hicieron luto y llanto por Moisés los Hebreos?....treinta!, treinta!, treinta!! días en los campos de Moab y……esto consuela mi corazón más de lo que os podéis imaginar. Sólo Dios sabía quién era realmente Moisés, aquél precioso siervo, con sus errores como todo humano, pero que sirvió a Dios fielmente hasta su último suspiro, que fue impresionantemente usado por Su Señor y Su instrumento en medio de su generación. Ai!!, pero Dios se encargó de honrarle; porque Dios “Honra a los que le honran”.
Te sientes incomprendido por la gente?, miras hacia atrás y recuerdas algunos errores por tu parte y te flagelas por ellos? o…tal vez recuerdas con añoranza todo lo que has dejado atrás por seguir y servir al Dios de la zarza ardiente??.... No lo hagas!, no lo hagas!, deja todo en Sus manos y Él se encargará de ti, doy fe!
Recibe un afectuoso abrazo y toda la bendición de Dios sobre ti.
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