El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
En estos días de creciente preocupación ecológica en la sociedad es bueno consultar lo que pioneros evangélicos dijeron, en particular Schaeffer, pues su pensamiento está muy lejos de resultar irrelevante.
La Reforma redescubre el incomparable consuelo que nos proporciona contemplar a Dios como nuestro Padre.
Nuestra salvación nace de la voluntaria disposición del Señor a ser nuestro sustituto, a llevar sobre sí, las consecuencias de nuestro pecado.
En un mundo tan aparentemente polarizado como el nuestro, en el que la enemistad, el encono e, incluso, el odio levantan sus feas cabezas, la fe cristiana ofrece un camino muy distinto, el del amor.
No somos cristianos porque funcione o ayude principalmente, es decir, por puro pragmatismo, sino porque es la verdad.
Todo reside en el hecho de un Dios crucificado, que Aquel que recibió el castigo reservado para los peores criminales, la crucifixión, sea Dios mismo.
Solo la Biblia es nuestra suprema autoridad porque solo ella está inspirada por Dios.
La resurrección de nuestro Señor Jesucristo enseña la legitimidad de la fe cristiana para llamar a todos al arrepentimiento y la fe en Jesús como el único camino de salvación.
La suya no es una reivindicación desapasionada, sino una identificación completa con la misma y, con todos los que en España la han defendido.
Todo aquello que pensábamos que daría sentido a nuestra existencia puede, de la noche a la mañana, dejar de hacerlo.
La Biblia repetidamente lo afirma. Pero, ¿qué es exactamente lo que significa que Dios es amor?
La Navidad enseña que solo Dios nos puede salvar, que no nos podemos salvar a nosotros mismos.
El valor de la Biblia reside en el hecho de que nos enseña a plantear nuestras dudas a Dios mismo.
Recientemente ha aparecido Dios también es gratuito: balbuceos teológicos sobre la gracia, de Victorio Araya.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.