El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Si hay soberbia, acontecerá la deshonra. Pero los humildes y la sabiduría está hermanados.
La humillación es producto de la soberbia, su resultado natural, siendo una la causa y la otra el efecto.
La Revelación que hemos recibido de Dios a través de las Sagradas Escrituras es mucho más grande que nuestro propio entendimiento.
No es fácil ver el asunto de las diferentes iglesias y denominaciones sin la visión y el conocimiento que proporciona la madurez que con el tiempo se va adquiriendo.
Los que rompen la unidad de la iglesia son, en el fondo, estos buscadores de la falsa pureza, los que tienden a convertir en pecadores a otros.
Siempre ha habido personas religiosas que se han considerado los más puros, iglesias que se creen bañadas en una pureza inigualable.
No hay prepotencia que valga, no necesitamos “pendencieros cristianos”, no hay humillaciones que dignifiquen a nadie, no hay desprecios al hermano que edifiquen.
Todo trabajo que no se hace para glorificar a Dios es trabajo en vano que carece de bendición.
El engrandecimiento de una sociedad se debe a la bendición de los rectos, cuya beneficiosa acción se nota en lo que hacen.
No pasean ni se bañan, tan solo observan la hipnótica pantalla y vuelven una y otra vez a extender el brazo y apretar el botón.
Sin embargo, si la mirabas de frente parecía ser alta, realmente alta.
A la hora en punto cerraba con llave la puerta de la iglesia, evitando el acceso de los que llegaban tarde.
Aquellas fueron sus primeras navidades.
Proverbios, habla de otra manera y tiene, entre otras, la palabra reprensión como método pedagógico que es preciso emplear siempre que haga falta.
¿Quién no recuerda la tremenda historia del Rey Nabucodonosor y su legendaria frase…La gran Babilonia que yo edifiqué?
Gracias Dios, por la multiforme riqueza de tu pueblo.
¿Será que somos un país construido el uno contra el otro, sin pactos, sin inclusión del diferente, en lugar de cooperar para el beneficio de todos?
Que caigan todas las barreras denominacionales allí donde existan. Tal vez podríamos ser un ejemplo para el resto del mundo.
Me dan miedo los que se declaran poseedores de la verdad absoluta en materia de interpretación cristiana. Porque son inquisidores potenciales.
Me quedo con Jesús y su doctrina, porque si en su método de impartirla tiene en cuenta mi conciencia, también en su contenido no tiene comparación con ninguna otra.
La revelación del libro de Abdías no solo señala al pasado con la lucha entre los hermanos Jacob y Esaú, sino también a Jesús, que es descendiente según la carne de Jacob, y a Herodes, que era edomita.
Somos carne egoísta mirándonos el ombligo.
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