Última reflexión sobre el pueblo de Israel

Después de todo lo expuesto en las cinco exposiciones anteriores, dejo de lado todo lo que se podría decir desde el punto de vista profético futuro acerca del pueblo de Israel en el Antiguo Testamento y que parece que tendrá su cumplimiento antes de la inmediata segunda venida del Señor Jesús a la tierra.

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Ese no era el propósito de las reflexiones. No obstante sí se hace necesario hacer algunas reflexiones más sobre la situación que se ha ido creando desde que Israel fue declarado como Estado en 1948, hasta el día de hoy.

La realidad de las palabras del Primer Ministro de Israel, Ben Gurión

Fue precisamente en esos “momentos históricos” que comenzó una guerra entre los llamados “palestinos” y el pueblo de Israel, que ha durado hasta el día de hoy. Cuando tuvo lugar aquel reconocimiento, yo apenas había cumplido los 3 años.

Pero voy al caso de lo que dijo el Primer Ministro de Israel, Ben Gurión, y que hay que tenerlo en cuenta cuando se produce una nueva guerra o enfrentamiento entre los llamados “palestinos” y el pueblo de Israel:

“La paz llegará cuando los árabes amen a sus hijos más de lo que nos odian a nosotros”.

Sin duda, Ben Gurión tenía mucha razón y sus palabras evidenciaban una buena disposición a convivir con sus vecinos árabes. La prueba se puede constatar desde el primer día en el cual la Organización de las Naciones Unidas declararon el reconocimiento del pueblo de Israel a formarse como estado.

Pero no solo eso, sino que junto a aquella declaración de 1947 aprobaron constituir dos estados, uno judío y otro árabe. Pero estos, junto con otros líderes árabes no quisieron.

Desde el primer momento en el cual el máximo líder de los judíos, Ben Gurión, anunció desde el balcón de la sede de su Gobierno el reconocimiento y la formación del Estado de Israel, comenzaron los disparos contra todo el pueblo judío que vivía en aquella tierra.

Había comenzado la guerra que, con intervalos, dura hasta el día de hoy; era la forma que tuvieron los árabes palestinos de expresar no solo su rechazo a la formación de dos estados, pero también la forma de expresar su rechazo a la existencia del pueblo judío en aquella zona.

Sin embargo, los judíos sabían que eso pasaría. Por eso estaban preparados para defenderse contra todo propósito de exterminarlos a todos, si fuera posible. Así que los agresores perdieron aquella guerra. 1

La destrucción del pueblo judío por parte árabe, ha sido siempre una constante

Pasado el tiempo, en 1967 las naciones de alrededor del pueblo de Israel se confabularon para hacerle otra guerra y exterminarlos de parte a parte: “Hay que echarlos al mar”, decían.

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Sobre todo el Presidente egipcio Gamal Abel Naser. Eran varias naciones con aviación suficiente, ejércitos superiores y con gran capacidad de rodear y exterminar al pueblo de Israel. Es de suponer que si eso hubiera sucedido, pocos se hubieran lamentado por la derrota aplastante y la destrucción del pueblo de Israel. Muy pocos.

Sin embargo, nada de eso sucedió. Israel se adelantó a los propósitos de sus enemigos y en seis días acabó con todos ellos. Esa fue conocida como “La guerra de los seis días”.

Después todas las guerras que han tenido lugar las han comenzado siempre los árabes. Pero siempre las han perdido. Será por eso que en su gran frustración no han perdido ocasión para alimentar –nunca mejor dicho- en sus hijos, desde la cuna, en la escuela y a lo largo de su vida, la idea del odio a muerte hacia el pueblo judío.

Odio que evidentemente, llegado el tiempo se concreta en violencia tanto en una parte como en la contraria. Pero además, todos los intentos que se han llevado a cabo para que, finalmente, se acordara y llegara la paz de forma permanente, han fracasado. ¿Por qué?

Por varias razones; entre otras, por falta de acuerdo sobre el tema del status de Jerusalén; por otra parte, a causa de las fronteras que delimitarían a los dos estados; y por otra, porque hay demasiadas fuerzas en la parte árabe, externas al conflicto, que se oponen a dichos acuerdos,. Razón por la cual no es fácil –por no decir imposible- llegar a acuerdos definitivos para alcanzar la paz.

La guerra intensificada y recrudecida

Pero a lo dicho anteriormente hay que añadir la negativa influencia del grupo terrorista Hamas que ha hecho que la guerra se haya alimentado, intensificado y recrudecido, comenzando por exterminar -por parte de Hamas- a todos aquellos líderes palestinos que estaban más a favor de la conciliación con Israel.

Por tanto, la cuestión desde el principio es de vida o muerte; de existir, por parte de Israel o dejar de existir, dejándose combatir y exterminar. Al parecer no le dejan otra opción.

Y aquí parece que de parte de Hamas, antes que la vida de los palestinos y de sus propios hijos, está el acabar con el pueblo de Israel; y si fuese posible el extender la guerra más allá de las fronteras donde tiene lugar el conflicto.

Porque si fuera de otra manera ¿Por qué el 7 de octubre de 2023 los terroristas de Hamas perpetraron aquella matanza en la cual asesinaron a unas 1200 personas de la maneras más vil… y secuestraron a otras 250?

Todo ese terrorífico ataque, con una previa acción de distracción, disparando más de 2000 cohetes desde Gaza sobre el pueblo de Israel, con la finalidad de tener las “manos libres” para actuar en aquella fiesta donde, la mayoría de civiles se divertían, sin esperar lo que se les venía encima.

Por otra parte, ¿por qué para detener los bombardeos del ejército israelí sobre la Franja de Gaza no han liberado a los rehenes retenidos por Hamas, desde el principio y así se hubieran ahorrado la muerte de tantos inocentes?

Pues, no hay otra respuesta que esta: A los terroristas de Hamas y otros que les apoyan (¿El Irán de los ayatolás, entre otros?) les importa más hacer daño al pueblo de Israel -si no pueden acabar con él- que preservar la vida de sus propios ciudadanos, entre los cuales hay mujeres y niños, a los cuales, evidentemente, ellos (los terroristas) no aman.

Pero, sin duda, algo “ganan” de cara a la opinión pública en Occidente. Sobre todo, al exponer la “gran masacre” que está llevando a cabo el Gobierno de Israel sobre la población de Gaza.

Algo que, en principio, los terroristas de Hamas podrían haber evitado y podrían evitarlo; pero no les interesa. A ellos les importa mucho que el conflicto se extienda más allá de sus propias fronteras.

Si no lo pueden ganar por medio de la guerra, están tratando de ganarlo por el uso de los medios de comunicación y las imágenes “impactantes” que produce el conflicto. Y lo cierto es que están teniendo éxito en gran parte de la población internacional.

Uno de esos éxitos ha consistido y consiste en las grandes ayudas financieras que han estado recibiendo, por décadas, de parte de la Unión Europea.

Sin embargo, en vez de usarlas para trabajar por la paz, hacer que su población se desarrolle y para que su tierra sea un pueblo próspero, mostrando así su buena voluntad de vivir y convivir en paz con sus vecinos de Israel, las han usado, en parte, para comprar armas y para hacer casi mil kilómetros de túneles subterráneos (¡que se dice pronto!) con la finalidad de usarlos para su propia guerra contra el pueblo de Israel.

Eso, por no hablar de la gran corrupción del liderazgo palestino que desde los días de Yassir Arafat vienen denunciando los distintos medios de comunicación.

Los resultados siempre horrorosos de la guerra

Los resultados a esa actitud obstinada y permanente es desastrosa, tanto en pérdida de vidas como de edificios de toda la zona de la Franja de Gaza. Horror sobre horror y… ¡más horror!

No es posible mirar todo cuanto nos presentan los medios de comunicación y no horrorizarse por el panorama expuesto. Cierto. Todos estamos más que dolidos y horrorizados por esa realidad.

Todos, excepto aquellos de los cuales decía el Primer Ministro israelí, Ben Gurión: “No aman tanto a sus hijos como nos odian a nosotros”.

Palabras que no se deben aplicar de forma generalizada a toda la población árabe; pero sí a todos aquellos que tienen el poder en sus manos para detener la guerra y no lo hacen, sin importarles para nada la vida de “sus hijos”. Pero también son palabras aplicables a todos aquellos que siendo engañados y haciendo caso del “relato” de sus dirigentes, participan de lo mismo.

Al fin y al cabo, “los muertos van al paraíso”. Porque, de otra manera, la paz hace tiempo que hubiera llegado y se hubiera instalado en toda aquella zona.

¿Qué quedaría si Israel desapareciera?

Por otra parte, desde la conveniencia política de Occidente, hemos de reconocer que Israel es la única potencia verdaderamente democrática en el cercano medio Oriente.

Eso parece que lo han entendido el 21% de su población que, siendo árabe (salvo alguna pequeña minoría) no tienen ninguna dificultad en convivir con el pueblo de Israel; y que dicha población tienen representación en el Parlamento Israelí.

Israel es una sociedad democrática moderna, donde existe todo cuanto caracteriza a las sociedades modernas y democráticas del mundo occidental. De modo que si desapareciera como tal pueblo, sería el triunfo de una ideología- religiosa-y-política-totalmente-“diferente”.

Algo parecido a lo que muchos de esa ideología-religiosa tienen pensado, acarician, desean y quieren llevar a cabo también en Europa. Al tiempo.

El Gobierno de Israel es responsable ante Dios y ante la comunidad internacional por lo que hace

Dicho todo lo anterior, no quiero dar la impresión de que crea que todo cuanto ha hecho y lo que haga el Gobierno del pueblo de Israel es correcto y que está justificado. ¡Para nada!

Una cosa es -como dijimos en otras exposiciones- que Dios no haya desechado al pueblo de Israel (en razón de los remanentes en cada época) y con el cual tiene propósitos de cara al futuro, y otra es que en el estado de incredulidad en el cual se encuentra y moviéndose en el concierto de la naciones, actúe acorde con su condición y movido por sus propios intereses, no los divinos.

Y en esa lucha constante y sin cuartel, el Gobierno del pueblo de Israel es responsable, tanto de cara a Dios como ante la comunidad internacional.

Por tanto, si en su actuación (sea por defensa o por otras causas) incurre en incumplir las leyes internacionales, los organismos que las representan tienen todo el derecho de pedir responsabilidades y actuar en consecuencia en contra de los representantes de dicho Gobierno.

Otra cuestión sería si en ciertas circunstancias, dichas leyes son justas o simplemente son meras manifestaciones de “buenas intenciones” pero sin aplicación práctica alguna y que solo sirven para perpetuar los conflictos sin llegar a soluciones definitivas.

¿Y qué de los demás conflictos que hay en el mundo?

Mientras tanto, hay otros conflictos en el mundo donde están muriendo miles de personas, entre las cuales la mayoría son niños y mujeres que, para esta parte del mundo no parecen existir, debido a que no salen en la televisión-cada-día.

Y, sobre todo, en aquellos países en los cuales la cantidad de miles de cristianos que están padeciendo persecución, torturas y muerte y solo-por-ser-cristianos.

Pero al parecer, dichos crímenes masivos ni siquiera son de interés para la Organización General de las Naciones Unidas. Organización que se muestra del todo inútil para resolver algún conflicto en cualquier parte.

1. Para un conocimiento exhaustivo de todo cuanto aconteció en ese tiempo, será útil el libro titulado: “Oh Jerusalén” de: Dominique La Pierre y Larry Collins; Plaza y Janes, S. A.

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