El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Lo cristiano muere en muchas de las vidas de las personas que pueblan el mundo. Sin ningún tipo de pena ni aspavientos. Un fenómeno silencioso que debiera atronar los oídos de los creyentes.
Hay una puerta de atrás, incluso en sociedades tradicionalmente católicas como la española, por la que cada vez te encuentras más gente que han pasado por el mundo evangélico pero ya no tiene contacto con iglesias ni grupo cristiano alguno.
A finales de los setentas y principios de los ochentas, decidieron crear las colonias de expulsados en la periferia de la antigua capital chiapaneca.
Además del mensaje inmutable tiene que haber gestos y servicios, respuestas a interrogantes y comprensiones de situaciones y de sufrimientos, imposibles de poder comprender fuera del diálogo con el mundo.
La Palabra es verdad y en la Escritura está la única visión del mundo coherente con la experiencia humana, pero como dice Schaeffer, si mi experiencia no se corresponde con la autoridad de la Biblia, la norma es la Escritura, no yo.
Si la fe, como diría el apóstol Pablo, actúa por el amor, la verdad cristiana debe estar encarnada en la historia, en el mundo, en el concepto de projimidad.
El escritor despierta en nuestro degradado espíritu sed de la bondad y la gloria que hay en el León de Judá.
En los pueblos indios de Chiapas, y del país, miles de indígenas están optando por una nueva identidad religiosa, el cristianismo evangélico, el protestantismo.
Lutero, al ver la inesperada difusión de sus tesis, se lamentó diciendo que si lo hubiera sabido, lo hubiera hecho mejor, más inteligible y redactadas bajo los cánones de toda obra teológica.
El culto está condicionado por la búsqueda de la misericordia y el hacer justicia, así como por la práctica de una acción social evangelizadora y liberadora.
La verdad última es teológica, no filosófica. Cuando el cristianismo reconoce que Jesús es la Verdad (Juan 14:6), relativa al relativizador y busca la trascendencia de ese Dios infinito que se revela en lo personal.
En escritos de 1822 y 1825, José Joaquín Fernández de Lizardi hace una abierta defensa de la tolerancia y se refiere en términos elogiosos a Martín Lutero.
Tenemos que hablar de las dos dimensiones que debe tener la espiritualidad cristiana: la vertical y la horizontal.
Es esa conciencia de la gracia de Dios la que le hizo mostrar esa misma gracia a otros.
A Elmahdi se le ha prohibido volver a ver a sus hijos por abandonar el islam y seguir a Jesús.
Solamente tres días después del crimen por intolerancia religiosa se ocupó del asunto Fernández de Lizardi.
A los evangélicos chinantecos agredidos, por tener una identidad religiosa elegida y a contracorriente de la tradicional, los funcionarios de Oaxaca les regatean derechos constitucionales.
El compromiso con el prójimo en nuestro aquí y nuestro ahora, con todas las repercusiones económicas, políticas, sociales y culturales que ello tiene, es inevitable.
Novelas como esta nos preguntan "¿de qué sirve ganar el mundo, si se pierde el alma?" (Marcos 8:36).
Con la poca información a la que tuvo acceso, J. J. Fernández de Lizardi pudo enterarse de lo central sobre los inclementes juicios inquisitoriales de 1559 en Valladolid.
El grito de la Biblia en contra de los que abusan de los trabajadores más débiles es atronador.
La huella del movimiento evangélico es particularmente importante en la capital irlandesa.
Lizardi encontraba inexplicable que hubiese quienes defendían la permanencia del Santo Oficio en España y, por consecuencia, su continuación en México.
La segunda presentación del libro de Carlos Martínez García y Leopoldo Cervantes-Ortiz tendrá lugar este domingo 11 de agosto en la Iglesia Nacional Presbiteriana El Divino Salvador, en Ciudad de México.
No tenemos la suficiente resistencia espiritual. Así, en nuestro mundo y en muchos aspectos, vivimos de forma muy similar a los que no tienen esperanza.
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