A muchos el mesón de la vida les ha cerrado sus puertas.
Ambiente navideño por doquier. Ha pasado ya un tiempo desde la DANA que azotó a la zona valenciana y a otras comunidades como Andalucía o Castilla La Mancha. Quizás algunos aún sufran por inadecuadas viviendas. Nuestro recuerdo para ellos en estos tiempos navideños.
[ads_google]div-gpt-ad-1623832500134-0[/ads_google]
La Navidad suele ser tiempo de frío. El agua se puede congelar en las calles y hacerse hielo. Las postales navideñas nos muestran paisajes nevados. No es un buen tiempo para los que tienen problemas con sus hogares. El mesón de la vida es muy variopinto mostrando muchas desigualdades e injusticias. Unos tienen habitaciones lujosas, espacios amplios y confortables para habitar, chimeneas que arden calentando los espacios habitables, calefacciones efectivas que hacen atractivo el estar en casa. Pero el mesón de la vida no es para todos igual. ¡Qué injusto es el mesón de la vida! Más aún en tiempo navideño.
Muchos sobreviven y aguantan el frío como pueden en casas más sencillas y con menos medios y sin lujos, pero otros muchos están lanzados a la calle en el mesón de la vida como si hubiera alguien que lanza a empujones a los más débiles como si les dieran una fuerte patada en las posaderas para hacerlos invisibles. El mundo parece dar un puntapié para arrojar del mesón a los fracasados en sus trabajos, a los que tienen familias desestructuradas o a los que tienen enfermedades mentales y que deambulan por las calles porque hay políticas de puertas abiertas para muchos psiquiátricos o manicomios. A muchos el mesón de la vida les ha cerrado sus puertas. Puertas de acero para ellos. No se les ofrece ni siquiera un lugar en la cuadra, junto al pesebre o en la cercanía de animales que les puedan dar calor.
Muchos de los llamados sin techo o sin hogar pasarán la Navidad paseando de un lado a otro, andando por las frías calles para no quedarse helados. Los albergues no serán suficientes y muchos de ellos estarán problematizados. ¡Cuántos sin techo he conocido en mi trabajo en Misión Urbana de Madrid! ¡Cuántas historias en tiempos en los que se piensa en las familias! Al no tener techo pareciera que son unos don nadie, que la vida les ha castigado, que el dueño del mesón les ha prohibido la entrada como si fueran malditos, que no los ha considerado dignos ni siquiera de albergarlos en los corrales con los animales.
Muchas organizaciones de trabajo social, muchos obras sociales privadas, muchas iglesias les dan alimentos, turrón, mazapanes… pero ellos, en muchos casos, no es eso lo que quieren. Dicen que no les falta comida en esas fechas, pero se pueden ver lanzados a un helado rincón en una esquina sin que tengan deseos de comer los productos navideños que les han dado. Están solos y la soledad pesa como una losa de mármol que no pueden levantar, que no pueden quitar de sus vidas. Harían falta muchos más recursos para ellos, más casas de acogida dignas, más manos tendidas de ayuda… más justicia redistributiva de los bienes del planeta tierra.
Los sin techo son para muchos imágenes navideñas que lanzan el mensaje en plena Navidad de que estamos en un mundo injusto. Habría que fomentar que los que están integrados en el mesón de la vida ocupando amplios espacios, buenas infraestructuras y prebendas, se arriman un poco unos a otros para dar cabida a los que se han quedado fuera. En la Biblia no compartir se asimila a cierta idolatría.
Hay una especie de corito que dice que “con un poquito que os juntéis él también se podrá sentar”, pero no se practica y, curiosamente, ese es el auténtico ayuno que escogió Dios, al único ayuno válido: Que a los pobres errantes metamos en nuestro mesón, que les demos cabida en el mesón de la vida, que no seamos injustos, ni egoístas pues, de lo contrario, Dios cerrará sus oídos a cualquier plegaria navideña, a cualquier ritual.
El sin techo recoge los que los integrados en el mesón tiran: cartones de sus viandas y regalos, papeles de periódicos ya usados, ropas viejas que les pueden abrigar e, incluso, pueden rebuscar en los cubos de las basuras de los que están calentitos y sobrealimentados en el mesón de la vida. Con ello hacen frente a los crudos fríos invernales para no morirse y esperar para ver si algún día el injusto y egoísta mesón de la vida también abre sus puertas para ellos, para ver si nos juntamos todos un poquito para que ellos puedan entrar. ¡Qué pena que, habiendo lugar en el mesón de la vida y pudiendo haber alimentos suficientes para todos, muchos sean lanzados fuera al infierno de la soledad y de la injusticia!
Los que están integrados en el mesón de la vida tienen en muchos casos más que suficiente. Tendrán regalos, alimentos, vestidos caros, joyas. Se revuelcan en la sociedad de consumo y solo dejan para los pobres aquellos embalajes de cartón que para los sin techo pueden ser un regalo para envolverse en ellos para evitar el frío de la noche. ¡Qué triste!
Papá Noel tampoco llegará a los rincones infectos, a los chopanos y ruinas en donde ellos se esconden entre esos embalajes de cartón. Quizás, ese admirado anciano de pelo blanco y barbas largas cargado de juguetes no se da cuenta de las injusticias del mesón de la vida y se mete por las chimeneas de los integrados y sumergidos en las sociedades de consumo para llevarles los mejores regalos.
¿Cómo se podría evitar esto? Pues los cristianos con sus valores bíblicos tienen una gran responsabilidad y no solo compartiendo algo de comida o turrón con los sin techo, sino denunciando al estilo profético toda injusticia, todo abuso de los débiles y toda marginación o exclusión de los desheredados de la tierra.
Que los cristianos gritemos para que se abran las puertas del mesón de la vida. Que seamos capaces de juntarnos un poquito más para que nuestros hermanos más débiles se puedan sentar junto a nosotros en el mesón de la vida. Hay espacio. Hay lugar. Es cuestión de hacer algunas renuncias al consumo desmedido, a los amplios espacios que algunos ocupen, hacer que los recursos y alimentos de la tierra sean para todos.
[ads_google]div-gpt-ad-1623832402041-0[/ads_google]
Hay que trabajar por evitar toda opresión, abuso y desprecio de los más débiles de la tierra con los que Jesús se sintió muy cercano. ¡Cuánto tenemos que aprender los cristianos! Quizás deberíamos hacer una relectura de la Biblia en torno a estos temas, pues en el mesón de la vida hay lugar para todos, pero está injusta y desigualmente repartido.
La conmemoración de la Reforma, las tensiones en torno a la interpretación bíblica de la sexualidad o el crecimiento de las iglesias en Asia o África son algunos de los temas de la década que analizamos.
Estudiamos el fenómeno de la luz partiendo de varios detalles del milagro de la vista en Marcos 8:24, en el que Jesús nos ayuda a comprender nuestra necesidad de ver la realidad claramente.
Causas del triunfo de Boris Johnson y del Brexit; y sus consecuencias para la Unión Europea y la agenda globalista. Una entrevista a César Vidal.
Analizamos las noticias más relevantes de la semana.
Algunas imágenes del primer congreso protestante sobre ministerios con la infancia y la familia, celebrado en Madrid.
Algunas fotos de la entrega del Premio Jorge Borrow 2019 y de este encuentro de referencia, celebrado el sábado en la Facultad de Filología y en el Ayuntamiento de Salamanca. Fotos de MGala.
Instantáneas del fin de semana de la Alianza Evangélica Española en Murcia, donde se desarrolló el programa con el lema ‘El poder transformador de lo pequeño’.
José era alguien de una gran lealtad, la cual demostró con su actitud y acciones.
Celebración de Navidad evangélica, desde la Iglesia Evangélica Bautista Buen Pastor, en Madrid.
Madrid acoge el min19, donde ministerios evangélicos de toda España conversan sobre los desafíos de la infancia en el mundo actual.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.
Si quieres comentar o