El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
“Y para todo esto ¿quién es suficiente?”, se dijo a sí mismo.
A partir del fracaso para vivir los mandamientos es que Jesús presenta la buena noticia. No hay otra forma que la humillación para acercarnos a Él.
Este poderoso tridente está compuesto del mandamiento, la enseñanza y la reprensión, aportando cada uno de ellos un elemento esencial para el bien de quien los hace suyos.
Aprendamos a vivir con el necesario contentamiento con lo que tenemos, confiando el día a día a nuestro Dios para el sustento y el abrigo.
A medida que nos amemos unos a otros fervientemente, nos beneficiaremos de la gracia, la generosidad y los dones de los demás.
La piedad, la obediencia, la santidad y el temor al Señor traen grandes bendiciones a nuestra vida particular y comunitaria y el pecado, por oposición, trae maldición.
Si es razonable aceptar unos mandamientos ¿no será más razonable aceptar los otros Mandamientos? Si en unos nos va la salud y la vida, en los otros nos va también la salud y la vida, pero en una dimensión infinitamente mayor.
Ser codicioso trae ruina porque es idolatría, y en consecuencia, excluye del Reino de Dios.
Aquí van algunos ejemplos de las mentiras más comunes de nuestro tiempo.
Todos somos hermanos como hijos del mismo Dios. Esta es la verdad teológica del Papa Francisco.
Donde el robo se convierte en forma de vida es imposible que la sociedad avance.
Una sociedad que vive su sexualidad de forma desenfrenada, es una sociedad pagana y precisamente ahí está el problema.
El quinto mandamiento resume de forma muy concisa la preocupación de Dios por la familia y su funcionamiento.
Hemos llegado a un nivel de estatismo donde todo lo que necesitamos lo reclamamos al Estado como si fuera la única fuente que garantiza nuestra existencia.
Son la vara de medir del comportamiento humano y la base de la ética cristiana.
El impacto de estas “diez palabras” se debe a un hecho insólito: reflejan el mismo carácter divino.
Los Diez mandamientos curiosamente empiezan y terminan en el mismo lugar: amar a Dios y al prójimo desde el corazón.
“Lo que me fascina de los mandamientos”, dice Kieslowski, “es que todos estamos de acuerdo en el hecho de que son justos, pero al mismo tiempo los violamos todos los días”.
Ferede ha anunciado que la acción ha sido emprendida por un particular externo a la congregación que había detectado que su página web no estaba adaptada a la legislación.
Cristo cumple la ley, pero no al reducirla, sino al hacerla más profunda y al ampliarla.
La entidad abre finalmente la vía judicial por el caso del supuesto pastor detenido por pedofilia, después de que Telecinco no haya rectificado la información tal y como le exigían.
Aprecié de nuevo otras cosas: que las pruebas se pueden superar, pero lo más importante, que convivo con un montón de gente estupenda, que tienen a Jesús en su corazón, y que por tanto, me puedo encontrar con Él todos los días.
Cómo obedecer el espíritu del sexto mandamiento.
Sí, es a ti, que has dejado de saludar a los que no te son afines, ya sean de tu propia comunidad o de alguna otra ajena.
¡Qué bueno es bendecir, decir palabras buenas de los demás incluso cuando no están escuchando y no podemos anotarnos ningún punto a favor!
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