El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Es crucial reflexionar sobre las enseñanzas de Jesús y cómo estas deben orientar nuestras acciones como empresarios cristianos.
En el mundo antiguo, la polilla llegó a ser símbolo de ruina y destrucción (Sal. 39:11).
Si contásemos la vida como una inversión, es legítimo preguntarnos qué valores nos acaparan. Pero, al final, es una cuestión que tiene que ver con nuestros deseos y su carácter.
Todos somos un hermano u otro sin distinción, pero siempre con la venturosa oportunidad de descubrir el corazón amante del Padre Eterno.
Hoy nos acercamos a las parábolas de la cizaña, la mostaza y la levadura, y el tesoro oculto, con ecos en la música y cine que nos ayudan a reflexionar sobre estas profundas enseñanzas de Jesús.
Lo que parecía ser la resta de la dispersión, se convirtió en la ganancia de la cesión.
Jesús aconseja hacerse tesoros en el cielo, pues allí ni la polilla ni el orín pueden destruirlos.
Si es un tesoro escondido y lo encuentras, te pertenecerá.
¿Cómo podemos pensar los cristianos acerca de hacer limpieza, de nuestros valores y de nuestra relación con los objetos que nos rodean?
‘Donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón’ afirmó Jesús. Dios Padre nos ama de tal manera que pone en nosotros su tesoro. No es por méritos humanos que el Hijo de Dios mora en nosotros.
Dice en el prefacio José Mª Martínez “El Tesoro de David es mucho más que un comentario. Es una antología teológica de toda la verdad cristiana”.
"El salmo primero puede resumirse en dos presupuestos fundamentales y opuestos entre sí: los justos son objeto de bendición, mientras que los malos acarrean su propia desgracia". Fragmento de "El Tesoro de David" (C.H. Spurgeon , 2015, CLIE, con notas de Eliseo Vila).
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