El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Es en la cruz donde la belleza del carácter de Cristo alcanza su máximo esplendor. En la hora de la mayor oscuridad, sus palabras brillan como oro refulgente.
Desde las 9 de la noche del jueves hasta las 3 de la tarde del viernes, Jesús sufrió un terrible tormento pensado para causar una intensa y larga agonía. A la que se añade la dimensión espiritual.
La pena capital romana ("romanorum supplicio") por la que Jesús fue "ejecutado" fue de hecho la crucifixión, del latín "crucifixio".
Jesús estrenó lo que nadie más podía estrenar, porque solamente él tiene la categoría y la dignidad para estar a esa altura.
Dios no estaba obligado a proporcionarnos a un sustituto y, menos aún, que Dios mismo fuera en Su Hijo encarnado, el sustituto.
No hagamos apología religiosa del dolor. Miremos la pasión como un sufrimiento redentor que se da una vez por todas. Dolor liberador.
Los evangélicos al mostrar mucho más la cruz vacía, están ya refiriéndose al “Consumado es”. Todo ha terminado. Hay salvación para todos aquellos que se acercan en humildad al Dios vivo pidiendo perdón y mostrando arrepentimiento.
Junto a la publicidad imperial también tenemos el buen trabajo, sin publicidad y medios de los medios, de gente en la universidad, en la investigación, etc., que proporcionan valiosos frutos.
La presencia de reliquias es la negación del sacrificio de Cristo celebrado en la santa cena.
El filme sigue a Charles Dickens y a su hijo Walter, mientras estrechan lazos al descubrir la vida de Jesús. El reparto está repleto de voces de renombre.
La sacramentología católica considera a la Iglesia como “mediadora” de la gracia y contrasta radicalmente con el mensaje bíblico.
Jesús, con su resurrección, transformó su debilidad en vida abundante, en fuente de poder que es capaz de vencer incluso a la muerte.
Lo que hizo Jesús fue declararse Mesías Divino sin decirlo literalmente y por lo tanto decir la verdad sin ser culpable de blasfemia.
Matan a Dios y Dios se deja matar. Lo asesinan, pero lo necesitan y en la noche más oscura lo buscan en su necesidad. Y Él resucita, tantas veces como haga falta, para regalar la ansiada paz.
Toda la perfección obtenida por Jesucristo será comunicada a su pueblo. En ese proceso nos encontramos y avanzamos.
No dudó, no escogió un camino alternativo, Él escogió la cruz y esa elección nos ha hecho libres.
Les propongo leer, escuchar, contemplar la pasión y muerte de Jesús por un medio diferente e incomparable: el de la música.
En Él se juntan el Rey poderoso y el siervo en debilidad.
Épica no es, aunque haya muchas peleas con espadas, pero bíblica todavía menos. Porque, ¿qué tiene que ver la Biblia con esta historia?
Nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros.
Todas las preguntas, dudas y soledades; todo laberinto y cadena del alma, sólo tienen una respuesta: la cruz del Gólgota y la tumba vacía.
El cilicio en el que está sumida se transforma en gozo, pasando del entristecido luto al júbilo. Entiende que Él siempre ha estado ahí, cerca de ella.
Hay dos maneras de mirar la cruz: permanecer junto a Jesús esperando su resurrección, o regresar con la multitud que va errante, como testigo del acontecimiento salvador.
Este es el mensaje que hemos de celebrar en estas fechas: la alegría de saber que el poder del sepulcro ha sido derrotado por el Señor de la Vida.
En los brazos de la cruz hay acogida para todos y capacidad de perdón. La cruz como símbolo de amor incondicional, aunque sin olvidar nunca el sufrimiento que costó al propio Hijo de Dios.
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