El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Según esa teología, la fe no es un acto teocéntrico de nuestra voluntad, la simple confianza en Dios, sino una fuerza espiritual antropocéntrica. Sin embargo, cualquier teología que reduce la fe a ser una simple herramienta para ganancias materiales es inadecuada y herética.
"La avaricia es un pozo sin fondo que agota a la persona en un esfuerzo interminable por satisfacer sus necesidades, sin llegar nunca a conseguirlo. La avaricia y la paz se excluyen mutuamente.” Erich Fromm
Los pobres os preguntarán que por qué vais así, por qué vais tan cargados, por qué no queréis ir ligeros de equipaje.
La divisa digital rompe con los organismos que convencionalmente han regulado los valores monetarios pero mantiene el objetivo del mayor beneficio posible para quienes invierten. “En la iglesia tiene que ser un instrumento para repartir justicia”, dice el economista Jorge Saguar.
La acumulación de riqueza por unos pocos dejará de ser tolerable cuando la acumulación de riqueza no sea aquello para lo que la sociedad entera vive.
Los cristianos debemos sentirnos interpelados en nuestra responsabilidad ante el prójimo viviendo la tensión a que las injusticias sociales y las estructuras de pecado y económicas de poder someten los valores bíblicos.
Arranca el Foro Económico Mundial en Davos: según Oxfam, el 82% del crecimiento económico de 2017 lo ingresó solo el 1% más rico de la población.
Mammón disfruta por las dependencias de sus templos paganos, los despachos de los grandes bancos, las Juntas de accionistas de los grandes centros comerciales y mira con sonrisa de oreja a oreja los coches de lujo y otras joyas.
Cuando lo tienes todo, pierdes la capacidad de agradecer, la belleza del proceso de conseguir y la fascinación de admirar.
Tú, Señor, nunca convertirás las piedras en pan ni por caprichos egoístas de nadie, ni para engordar a los ya satisfechos.
Presentamos todas estas afirmaciones a la iglesia mundial, y especialmente a los líderes empresariales, eclesiales, gubernamentales y universitarios.
¿Nos parece bello y digno de imitar los valores de este sistema mundo que ve la riqueza como prestigio?
Imitemos a Jesús como el que rompe tabúes, prejuicios y normas sociales injustas. Tabúes inhumanos ante un Jesús que fue muy humano sin dejar de ser Dios.
No debemos silenciar líneas bíblicas de acusación y denuncia contra los necios que sólo piensan en agrandar sus graneros.
Se nos olvida muy fácilmente que según el Nuevo Testamento los pecadores sexuales y los borrachos no son los únicos que “no heredarán el reino de Dios”.
Según el informe de Oxfam Intermón sobre la desigualdad, los ricos son cada vez más ricos: solo ocho hombres tienen la misma riqueza material que 3.600 millones de personas.
Al raso, como los pastores de Belén, helados en medio de la fría noche. Es posible que, también, en la noche navideña nazcan niños en los campos de refugiados.
Un auténtico discípulo de Jesús no puede alegar nunca, justificando su insolidaridad, que los muchos bienes que tienen los ha ganado honestamente, dentro de la ley y quedarse ahí sumido en su pozo de egoísmo.
Humor inteligente.
De la Biblia dimana toda una ética social a la que, a veces, no prestamos demasiada atención.
El encuentro de Jesús con un joven rico nos hace pensar en cuáles deben ser las prioridades en la vida.
Humor crítico inteligente.
Aumenta la diferencia entre barrios ricos y pobres. La comparación es escalofriante: de los 100.000 € de renta en Madrid a los 12.000 en Sevilla.
No nos dejemos llevar por los valores de las sociedades de opulencia en las que vivimos.
El capellán exclamó para sí: Hoy ha venido la salvación a esta prisión. Un cuento de Antonio Cárdenas.
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