Cuando la Biblia es una pesada carga

Yo estoy seguro que, para muchos, la Biblia es una pesada carga. La leen, dicen que la estudian, que la siguen, pero se encuentran con pasajes que se posan sobre ellos como una mochila de acero llena de plomo. Sí. Para algunos hay textos que, aun conociendo bien el texto bíblico, intentan obviarlos o, en su caso, darles interpretaciones espiritualistas para no sentirse interpelados en sus conciencias.

La Biblia, así, es una pesada carga para muchos que les hace ir encorvados por la vida aunque estén rodeados de riquezas acumuladas y sean alabados a causa de la irrupción en el mundo de un valor que parece eterno aunque es antibíblico: la riqueza como prestigio. La Biblia es para ellos una pesada carga de la que sólo se sienten liberados siendo esquivos a algunos de sus textos.

Para saber cuál es el peso de esa mochila de acero llena de plomo que para algunos es la Biblia, habría que preguntarles a los acumuladores del mundo, a los que desequilibran la tierra haciendo que cada vez haya pobres más pobres. Porque, ¿cómo podrán leer este texto bíblico que ha sido muchas veces citado por mí: “El despojo del pobre está en vuestras casas”? Texto o versículo que puede pesar toneladas y que hace que muchos alabados por el mundo tengan que ir espiritualmente encorvados como si fueran jorobados. Habría que pensar en la parábola del rico necio, en la del joven rico, el rico y Lázaro, muchas de las parábolas de Jesús, en los profetas… infinitos. ¿Cuánto pesan estos textos? Salvo que se mire para otro lado intentando que nuestras conciencias no sean interpeladas intentando disimular las jorobas que muchos llevan adheridas a sus espaldas.

Ante tantos pobres en la tierra, más de medio mundo en pobreza hasta llegar a los hambrientos de la tierra, no me cabe duda que la Biblia tiene sus pesadas cargas para los ricos del mundo, sean cristianos o no, para los acumuladores, para aquellos que parece que todo les sobra y que nadan en una abundancia escandalosa mientras hay una especie de sobrante humano en la exclusión total y en la pobreza severa. Hay causas y causantes de la pobreza. ¿Cuánto pesa esa mochila de acero cargada de plomo que para muchos es la Biblia?

Observad este axioma en un mundo desigual: Los pobres, más que pobres, son empobrecidos. Alguien los convierte en desposeídos, alguien tiene como sobrante lo que a ellos les falta. Los productos y recursos del mundo no son tan escasos para que más de media humanidad esté en pobreza. En una economía sostenible en la que algunos pudieran renunciar a sus niveles de riqueza desmedida, podría haber alimentos suficientes para todos en un ambiente más sensato y más justo. Recordad el aserto bíblico: “La vida no consiste en la abundancia de bienes que se poseen”. Lo otro es simple necedad según la Biblia.

¿Cuánto pesa esa mochila enormemente agobiante para algunos cuando tienen que decir: “Padre nuestro”? ¿Cuánto pesa cuando se nos dice que nuestra oración debe ser “el pan nuestro de cada día dánoslo hoy”? Algunos acumulan desmedidamente desequilibrando el mundo como si fueran a vivir eternamente… para sus hijos, nietos o biznietos, cuando saben que todo acabará en la muerte en la que se nos interpelará por la justicia, por la misericordia, por haber compartido con el que ha quedado despojado y tirado al lado del camino.

¡Cuántos jorobados caminando por el mundo dando la espalda al grito de los pobres! Van cargados con mochilas llenas de un plomo que les hunde en los abismos del sinsentido. Los pobres os preguntarán que por qué vais así, por qué vais tan cargados, por qué no queréis ir ligeros de equipaje. Al joven rico se le dijo: “Vende todo lo que tienes y sígueme”, pero no pudo. Él quería tener todo en el cielo y todo en la tierra. Eso es imposible. Tanto peso impide el seguimiento a Jesús.

Los ricos y acumuladores del mundo también pueden liberarse de sus pesadas jorobas de las que les avisa el texto bíblico, si se convierten y comparten. Recordad al rico Zaqueo que daba la mitad de sus bienes a los pobres y, además, devolvía por cuadruplicado todo lo que había defraudado. Si hoy, los acumuladores del mundo dieran la mitad de sus bienes a los pobres y pudieran devolver por cuadruplicado todo lo defraudado, quizás se quedarían sólo con lo necesario para vivir, pero entraríamos en una nueva era en el mundo, una era solidaria y en donde el hambre, la exclusión y la miseria pudieran desaparecer. Un mundo en donde podrían florecer los valores del Reino que irrumpen en el mundo con la figura de Jesús.

Ya sé que muchos pensarán que todo esto es una utopía. Yo pienso que, quizás, sí. Es posible que sea una de las utopías bíblicas que hemos de intentar de seguir para que el Reino de Dios puedas alcanzar al mundo.

Últimas preguntas: ¿Cuánto pesa el mundo rico sobre los pobres de la tierra? ¿Quién podrá liberar a unos y a otros? ¿Cómo reducir la pobreza en el mundo y hacer que la Biblia no sea esa mochila pesada, esa joroba para los acumuladores de la tierra? ¿Quién querrá trabajar por la justicia? ¿Quién ejercerá la misericordia? Espero que algunos podamos decir: “Señor: Envíame a mí”.