El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
La Biblia añade que el agradecimiento consiste en un sentimiento en el fondo del corazón, una expresión de reconocimiento y un obsequio de compensación.
Los llamados hijos de Dios necesitamos al “Espíritu de verdad” para, mediante su obra santificadora ser limpiados de toda mentira y frente al poder de la mentira y el engaño, adoptar la más firme actitud de rechazo.
Algunos comentaristas de la Biblia han querido ver contradicciones en el libro de Dios, sin tener en cuenta la forma de hablar en aquellos lejanos tiempos, conforme a las apariencias sensibles. La manera vulgar de hablar se basaba en lo que externamente aparecía a los sentidos, y no pretendía afirmar más que eso.
Las Sagradas Escrituras son una fuente de conocimiento tanto del corazón como del comportamiento del ser humano.
Decía Cicerón que la idea de la crueldad es de sí inmoral y nunca puede dar origen a algo útil, como pretendían los cuatro criminales que privaron a un hombre bueno de sus pasatiempos favoritos: la lectura.
Unas Sagradas Escrituras catalogadas como “Palabra de Dios”, completas y fiables en cuanto a su contenido, y el múltiple propósito para el cual fueron dadas por Dios.
Lo humano es la herencia de Adán, creado del polvo de la tierra, terreno. Lo divino es celestial, del cielo, de donde vino Cristo, que a través de la conversión nos trasmite una imagen espiritual, celestial.
Dios irrumpió en la historia del pueblo formado y escogido por él, revelándose a la humanidad, respecto de sí mismo y de su obra salvífica por medio de su Hijo Jesucristo.
Rematado ya su juicio, vino a dar en el más extraño pensamiento que jamás dio loco en el mundo: hacerse caballero andante.
Todo cuanto Dios ha hablado por medio su Hijo, no se conocería si no fuera porque quedó registrado en las Escrituras del Nuevo Testamento.
Tal como suele ocurrir en el mundo de la literatura, Isabel Allende nunca se definió en materia religiosa.
Podemos discrepar sobre cosas secundarias, pero ¿qué pasa cuando se niegan doctrinas como el valor redentor y expiatorio de la muerte de Cristo, o su resurrección?
En su obra Ética e infinito Lezama Lima sostiene un diálogo constante con Dios, al que llama el Otro, con mayúscula.
Lo que hemos de comprender en lo que definimos como legalismo es que en su esencia está equivocado.
Si bien nació en el seno de una familia católica, en casi toda su obra se desentiende del tema religioso.
El legalista está más preocupado del cumplimiento de “las normas” que de aquellos elementos esenciales de la ley divina como son, el amor a Dios y al prójimo.
Como le ocurría a Rubén Darío, a Miguel de Unamuno, a Juan Ramón Jiménez y a tantos otros grandes pensadores, a Huidobro le obsesionaba el tema de la muerte.
A algunos de estos niños y jóvenes se les trata “de buena fe”, con “sinceridad”, pero con muy poca gracia y mucho legalismo.
Jamás he hallado a un escritor tan contradictorio como Vargas Llosa cuando se enfrentan al tema religioso.
Las dificultades nos prueban y contribuyen a nuestra madurez y crecimiento espiritual. La cuestión es cómo las enfrentamos y las sobrellevamos y si saldremos airosos de ellas.
En 1950 Onetti publica una de sus novelas más conocidas: La vida breve. En ella se refleja una serie de problemas existenciales.
Cuando se sacralizan las cosas y los lugares y a las personas, se va creando una “cultura” que cuesta la misma vida deshacerse de tanto elemento falso.
Mucha de la literatura del autor mexicano tiene un trasfondo netamente religioso; este hecho hay que tenerlo en cuenta para comprender su prosa.
María, al igual que toda una gran compañía de creyentes de toda la historia del pueblo de Dios, nos dejó un ejemplo de humildad que hemos de seguir.
Respecto a Dios, el ateísmo de Vargas Vila se evidencia en términos absolutos.
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