El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Los datos, recopilados por la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, también recogen 29 acciones contra musulmanes y 9 de carácter antisemita.
El presidente Trump compareció para lamentar las dos masacres del fin de semana en Ohio y Texas. “Con una voz condenamos el racismo, el fanatismo y el supremacismo”, expresó.
Tanto políticos como organizaciones dicen que las libertades de expresión y religiosa podrían ser restringidas si el Código Penal da una protección especial a la “orientación sexual”.
Nuestro mundillo cristiano está repleto de insulsos fanáticos intransigentes que sólo se miran el orgullo que anida dentro de sus sucios ombligos.
“Queridos fanáticos, no podéis difundir vuestro odio religioso aquí. Fin del sermón”, exponía uno de los carteles de la campaña del Gobierno que recibió las críticas de los evangélicos.
Leve descenso general, con aumento de casos de discriminación por discapacidad, orientación sexual y de género, según un informe del Ministerio del Interior.
Sorprende constatar hasta dónde han llegado las cosas y cómo todo se ha vuelto del revés, hasta el punto de que lo que el mero sentido común enseña es ahora considerado un acto delictivo.
Fue arrestado y pasó una noche en el calabozo después de responderle a un joven, citando la Biblia, una pregunta acerca de la homosexualidad.
El auge de las redes sociales y la posibilidad de que cualquiera deje en ellas constancia de sus pensamientos constata el odio inusitado que puede albergar el alma humana.
Una llamada a la reflexión en torno al amor al prójimo y contra las intolerancias que generan odio y violencia cegadora de vidas.
"En los oscuros recovecos de la mente, una enfermedad conocida como miedo se regocija de las almas de aquellos que no pueden vencer su poder." Pat McHale
No quiero verte como un componente más del mundo de venganza en que vivimos.
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