El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Salomón escribe sobre la fuerza del amor humano como el que latía en el corazón de don Luis.
En el Nuevo Testamento existen cuatro epístolas escritas por el apóstol Pablo a los romanos, a los corintios y a los gálatas. Son conocidas como cartas de la cautividad.
Las letras de la Biblia cumplen las exigencias que pedía Aristóteles, contribuyen a la prosperidad espiritual de la persona y son un consuelo en la desgracia.
Según la Biblia, el que duda es como «la arena del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra» (Santiago 1:6).
Los numerosos nombres para indicar las varias edades del niño atestiguan el interés de la Biblia por los pequeños. El Antiguo Testamento contiene numerosas enseñanzas respecto a los niños.
En el Nuevo Testamento, Juan el Bautista predica la penitencia como un viraje de vida completo.
Para la Biblia, el verdadero amor, el amor ideal, el amor del alma, es el que sólo desea la felicidad de la persona amada sin exigirle nada.
Muchos siglos antes de que Cervantes diera vida a Leandra, uno de los autores bíblicos se había referido a dos mujeres de gran belleza.
La Biblia añade que el agradecimiento consiste en un sentimiento en el fondo del corazón, una expresión de reconocimiento y un obsequio de compensación.
Algunos comentaristas de la Biblia han querido ver contradicciones en el libro de Dios, sin tener en cuenta la forma de hablar en aquellos lejanos tiempos, conforme a las apariencias sensibles. La manera vulgar de hablar se basaba en lo que externamente aparecía a los sentidos, y no pretendía afirmar más que eso.
Rematado ya su juicio, vino a dar en el más extraño pensamiento que jamás dio loco en el mundo: hacerse caballero andante.
Para Cervantes, todo cuanto la Biblia dice es verdad, y en esa verdad descansaba su fe y su conciencia religiosa.
La imaginación de Cervantes transforma a un aldeano hidalgo, Alonso Quijano, en Don Quijote, hombre que del mucho leer libros de caballería se declara a sí mismo caballero andante.
Según el texto bíblico, la muerte ocurre a todos. Cada uno de nosotros vivimos bajo sentencia de muerte.
De juicios trata mucho la Biblia. Los profetas emplearon numerosas figuras para referirse a los juicios de Dios.
En el sermón del monte Jesús beatifica a los pobres y a los que tienen hambre y sed de justicia.
Moisés estuvo cuarenta años gobernando por el desierto al pueblo hebreo que salió de Egipto. Y después de semejante esfuerzo y heroicidad, Jehová no permitió que entrara con su pueblo a la tierra prometida.
El segundo de los diez mandamientos que Jehová dictó a Moisés en al famoso decálogo, dice: “No te harás imagen”.
El hombre sin honra es semejante a las bestias. Honra es pasar por alto la ofensa.
El viaje de Don Quijote y Sancho hacia la aldea se inició y consumó en vida. Nuestro viaje hacia la eternidad, que se inicia en vida, tendrá su culminación después de la muerte.
Quien gobierna juzga; quien juzga gobierna.
Después de dar vida a la primera pareja humana, Dios advierte contra los inconvenientes de la soledad.
Mucho se ha escrito sobre los consejos de Don Quijote a Sancho. Américo Castro cree que en ellos vierte Cervantes su experiencia de la turbulenta vida que le tocó vivir.
Se prolongan las razones que Don Quijote tiene sobre la incapacidad de Sancho para gobernar la ínsula. Luego llegan los consejos.
Tras conocer la carta que Sancho mandó a su mujer me decidí a escribir breves párrafos sobre el género epistolar en la Biblia.
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