El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
El protestantismo en que me he criado era fundamentalista o liberal. No había término medio. Stott me enseñó, sin embargo, que había una “tercera vía”.
Sabemos que tenemos que abandonar la vida que hasta ahora llevamos. El camino cuesta, se hace largo. Pero Dios nos guiará a salir del vano entorno.
¿Tiene Dios algo que decir sobre la economía, la pandemia o la sexualidad? ¿Se nos ocurriría pensar que nos hablaría a través de una predicación expositiva de un pasaje de la Biblia?
En nuestra sociedad actual, decir la verdad requiere valor y no sale gratis. Pero hay cosas por las cuales vale la pena luchar.
Stott aprendió de Bash que la evangelización nunca debe ser manipuladora. En su estilo de campamentos se evitaba la presión por lograr una respuesta emocional al Evangelio, que en el caso de adolescentes no suele tener un efecto duradero.
El tercer libro de la Biblia es fundamental para comprender el concepto de santidad. Revisamos el significado de la santidad y sus esbozos en la cultura contemporánea.
En medio de las tormentas de esta vida la bendita esperanza de la resurrección se vive con una intensidad particular.
Jesús no disfrazó la realidad, y menos estando al borde de la muerte.
La resurrección de nuestro Señor Jesucristo enseña la legitimidad de la fe cristiana para llamar a todos al arrepentimiento y la fe en Jesús como el único camino de salvación.
Zorrilla se anticipó a esta sociedad del siglo XXI que estamos viviendo, una sociedad egoísta, egocéntrica, avara, individualista.
Estamos en la recta final de una Europa que se ha condenado a sí misma a la muerte.
Si de los humildes es el Reino de los Cielos y los mansos heredarán la tierra (Mateo 5:5), Patrocinio mostraba con su mansedumbre y humildad ser un seguidor de Jesús en lo único que podemos imitarlo.
En el viaje del pueblo de Israel hacia la Tierra Prometida, reciben la ley y los mandamientos, algo que también ha inspirado a innumerables músicos y artistas.
Porque el Señor no desprecia un corazón hecho pedazos, nosotros tampoco.
Al inicio del siglo XXI se abre una nueva posibilidad de emigración: las ciudades privadas libres.
La objeción de conciencia del “tío John” mientras su padre estaba en el cuerpo militar de sanidad, rodeado por los nazis en Dunquerque, le llevó a una incomprensión y ruptura, por la que no tuvieron ninguna relación durante muchos años.
Quiero ir al recuerdo de un padre del que me acuerdo cada día de mi vida.
Wendy cose, cuida de sus hermanos, les educa, duerme en la misma habitación por si despiertan de noche. Hace a la perfección el papel que en los hogares se le asigna a la hermana mayor: ser una madre más en la familia.
En estos días de paz y libertad, cuando se cumplen 500 años del nacimiento de Casiodoro de Reina, es necesario reivindicar un monumento literario de primera magnitud como es esta extraordinaria traducción de la Biblia.
El relato de Éxodo se abre con la presentación del Dios de Israel a un pueblo esclavizado. La liberación del pueblo ha inspirado multitud de canciones, películas y diversas narrativas en la cultura contemporánea.
Lo que han inventado debería alegrar a cualquiera que cree en la justicia, la honestidad y la igualdad de oportunidades para todo el mundo.
Hablando de su vida antes de conocer a Cristo, Stott decía que “no podía entender por qué estaba envuelto en una neblina y no podía acercarme a Dios. Parecía remoto y distante. Ahora sé la razón. Dios no era responsable de esa nube, sino yo.”
Probaría de otro modo, en lugar de alargar su mano, le estamparía dos besos para ver si sentía algo distinto.
La clave es coger las cosas buenas y no rechazarlas, con el valor, el coraje suficiente y la visión para usarlas para la gloria de Dios.
Cansado de los predicadores de moda en Estados Unidos y del fanatismo político de un movimiento evangélico cada vez más extremista, siento nostalgia de aquel “cristianismo histórico” del que hablaba Stott.
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