El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Creer en Jesús es ir a él y beber. Para querer beber hay que sentir sed. Jesús nos llama a gritos y nos dice que Él es la fuente de aguas vivas.
En su primera novela, Samuel Arjona recrea la historia de los primeros capítulos del evangelio de Mateo.
Con esta serie animada, el noruego Marken Gihlemoen quiere dar a conocer la Biblia a la gente de África Oriental. Con actores locales, el proyecto se creó en swahili y luego se dobló al inglés africano.
Jesús, siendo la encarnación de la Divinidad, de una forma más clara y completa, dijo que nadie podrá arrebatar a sus ovejas de su mano ni de la mano de su Padre.
¿Qué es la verdadera grandeza? ¿Cómo reconocemos la grandeza? ¿Cómo sabremos si los que prometen “restaurar la grandeza” han cumplido su promesa? ¿Qué debemos buscar?
Jesús no se dedicó a escribir normas éticas para que las estudiáramos, sino que su vida ya fue un gran libro lleno de ejemplos vivos para que los sigamos.
Nosotros los redimidos, los católicos en el sentido protestante del término, estamos edificados sobre la Piedra angular que es el Cristo, el Mesías resucitado.
La Unión Bíblica ofrece a los jóvenes realizar prácticas formativas, en acuerdo con los centros formativos, para que puedan tener la debida acreditación y reconocimiento.
Es difícil leer el A. Testamento y no ver la relación que hay entre las promesas que se dan allí y su cumplimiento que tienen lugar en el Nuevo Testamento, en la persona de Jesucristo.
El sentido de orfandad que experimentamos toma una dimensión espiritual a la que Jesús responde: él no deja solos a sus seguidores.
El Pan de vida se rompe para ser repartido entre quienes desean comer de Él. Él se rompió por y para todos, desmembrando su amor, haciéndolo fluir en nosotros.
Hay muchas cosas que en el cristianismo son ofensivas, como la afirmación de Jesús que él es el único camino para conocer y llegar a Dios.
Con la resurrección ha triunfado la justicia de Dios como justificación para la eternidad y como apertura a la esperanza justa en nuestro aquí y nuestro ahora.
Jennens escribió sobre el proceso: “Creo que compuso el Mesías no tanto para agradar a los hombres, sino a Dios”.
Aquella maldita cruz, por momentos, se convirtió en el símbolo de bendición más grande de todos los tiempos.
¿Qué han dicho los hombres, a lo largo de la historia, acerca de Jesús? ¿Qué respuestas se han dado a la eterna pregunta acerca de su identidad?
Es en la cruz donde la belleza del carácter de Cristo alcanza su máximo esplendor. En la hora de la mayor oscuridad, sus palabras brillan como oro refulgente.
Desde las 9 de la noche del jueves hasta las 3 de la tarde del viernes, Jesús sufrió un terrible tormento pensado para causar una intensa y larga agonía. A la que se añade la dimensión espiritual.
A todos aquellos pecadores que creemos en Él y le recibimos como Señor, Salvador y Maestro de nuestras vidas, Dios nos reviste con el ropaje resplandeciente de su santidad, justicia y verdad.
Jesús estrenó lo que nadie más podía estrenar, porque solamente él tiene la categoría y la dignidad para estar a esa altura.
El actor que hace el papel de Jesús en la exitosa serie habla sobre su compromiso con la fe, sus dudas al interpretar al personaje, y su confianza con respecto a la guía de Dios en su trayectoria profesional.
Los evangélicos al mostrar mucho más la cruz vacía, están ya refiriéndose al “Consumado es”. Todo ha terminado. Hay salvación para todos aquellos que se acercan en humildad al Dios vivo pidiendo perdón y mostrando arrepentimiento.
Si quitamos de las Sagradas Escrituras el sacrificio expiatorio y propiciatorio que aparece desde Génesis hasta Apocalipsis, estamos mutilando una parte esencial de la revelación divina.
Jonathan Roumie, el actor que interpreta a Jesús en la conocida serie ‘The Chosen’, contó a Protestante Digital que afronta este papel como un llamado divino. “No soy el que está a cargo de mi destino, el Señor lo está”, expresó.
José Moreno Berrocal explica la controversia que resolvió este concilio hace 1700 años: “Nuestro señor Jesucristo no es como Dios, no es de Dios, sino que es Dios”.
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