El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Si Jesús fue un simple carpintero, ¿por qué tomarse tantas molestias? ¿Qué tiene de amenazante este hombre que a menudo se le recuerda yaciendo sobre una cruz, aparentemente indefenso?
El cristianismo no está agotado. Cristo sigue siendo irreemplazable. La estrella que apareció en Belén y que regocijó al mundo con su ráfaga de luz no ha palidecido todavía.
Que no nos importe lo que otros puedan opinar de Jesús cuando hablamos de él. Sigamos adelante con la convicción de que es el Salvador del mundo.
Las señales de lo que viene no son para inspirar miedo o pánico, sino para traer esperanza en su persona si estamos preparados para ese día.
Dios irrumpió en la historia del pueblo formado y escogido por él, revelándose a la humanidad, respecto de sí mismo y de su obra salvífica por medio de su Hijo Jesucristo.
Nuestra cultura está dirigida por la codicia, llevándonos tantas veces a la destrucción social o personal. El dinero se puede convertir en un dios para nosotros, y Jesús advirtió de su peligro.
Jesús les dijo: No hay profeta considerado loco, sino en su propia tierra y en su casa.
Todos tenemos un sentido de extravío, pero Jesús nos muestra en qué sentido necesitamos ser rescatados, a través de tres historias: la oveja perdida, la moneda perdida y los hijos perdidos.
Los escritores de los evangelios y de las epístolas fueron siempre muy conscientes de cuáles eran sus propias ideas y cuáles las expresadas por su Maestro.
Antonio Simoni y Jesús Caramés presentan las jornadas de historia sobre protestantismo y libertades que organizan este mes de junio en La Carlota, Córdoba.
Es el récord de participación en la iniciativa en la capital francesa. Los cristianos también se han reunido en otras 5 ciudades del país para “dar testimonio público y en unidad de nuestra fe en Jesucristo”.
Aunque creemos tener la vida por delante, lo cierto es que enfrentaremos el final en el momento más inesperado.
Dios ha tomado su mayor expresión humana en Jesús. Él y solamente Él es la Luz que ilumina nuestra existencia.
La valoración del papel activo del Hijo en la procesión del Espíritu desde el Padre ayuda a salir del callejón sin salida de pensar la procesión como “causada” por el Padre y el Hijo, con el riesgo de tener dos fuentes de divinidad y no una.
El Señor comió delante de ellos un trozo de pez asado y un panal de miel, por amor a sus discípulos, con la idea de mostrarles la maravilla sobrenatural de la resurrección
Demasiadas veces, incluso en nuestra vida cristiana, queremos hacer muchas cosas sin darnos cuenta de que la clave de todo es Jesús.
Se ha formado a lo largo de los siglos la feliz idea de que Jesús y sus discípulos vivían felices sin la necesidad de manejar fondos, porque el Padre Celestial lo iba a proveer todo de forma milagrosa. Pero las cosas no eran exactamente así.
La Facultad Internacional de Teología IBSTE ha celebrado una nueva edición de Desafío XXI enfocada en “Jesús como Señor de gloria”.
Hay oscuridad en nosotros, pero hay además una dimensión profunda, con un poder invisible operando. El evangelio nos muestra que el mal está presente en aquel que se ha rebelado contra Dios, pero que Jesús es más poderoso.
¿Qué nos dice la Palabra sobre anidar en nosotros la esperanza en medio de un entorno de inseguridad?
María, la madre de Jesús, no fue ni reconocida ni tenida como “Madre de la Iglesia” por la Iglesia Primitiva.
En su casa no había imagen alguna, pero pintó cien veces la cruz como símbolo universal del sufrimiento.
¿De qué hablamos cuando hablamos de amor? En esta parada en nuestro viaje por la vida a la luz de la historia que Jesús mismo nos cuenta, reflexionamos sobre la parábola del buen samaritano.
¿Cómo veía el Hijo de Dios a los animales? ¿Qué clase de zoología ética y práctica profesaba? Y nosotros, ¿cómo deberíamos verlos también hoy?
Como evangélicos creemos en María, reconocemos el valor de su ejemplo y precioso testimonio y amamos a la Virgen. Pero no creemos ni practicamos todo aquello que ha sido añadido y enseñado a lo largo de los siglos, y que es ajeno a las Sagradas Escrituras.
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