El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
El fin se acerca.
Suele ocurrir que vienen épocas que en las iglesias se suele poner de moda algún emisario y eso le da cierta fiabilidad para ser creído en todo lo que notifica, ya se sabe, crea fama y échate a dormir.
Ambos profetas (verdadero y falso) afirman con igual confianza que proclaman la Palabra del Señor (consejos pastorales desde Tiatira).
¿Qué hacer con esta Navidad tan deformada, con esta estafa?
Dios tiene un propósito con todos, hasta con los falsos profetas.
El discernimiento entre profetas falsos y profetas verdaderos es uno de los problemas más difíciles de la teología y de nuestra vida cristiana.
Si se abren bien los ojos, todavía resulta posible detectar cosas buenas, así como las huellas de la sabiduría divina en cada rincón del planeta.
Como "Ministro de Propaganda", el falso profeta promueve "la ideología del poder" que sacraliza al imperio.
Hace años, muchos años, descubrí el secreto de la felicidad. No una felicidad duradera, igual de un momento a otro, no, pero sí una felicidad segura, no dependiente de los azares de la vida.
El apóstol Pablo se vio en la necesidad de escribirle una carta en la que avisaba de cuatro evangelios falsos que pretendían hacerse pasar por genuinos.
En el fondo de los sepulcros están las figuras fantasmales del mal aunque nos esforcemos para cubrirlas con mantos farisaicos.
Martyn Lloyd-Jones nos da ocho pautas para reconocer a los falsos profetas.
En los medios y las redes sociales triunfan las piezas informativas falsas capaces de tocar la fibra sensible, una forma de manipulación antigua en la que los cristianos caemos con sorprendente facilidad.
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