El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
No hay posibilidad de encontrar el auténtico sentido de la vida siguiendo estas concepciones del mundo que nos meten en ceremonias falsas e inútiles.
¿Qué ha ocurrido con todos aquellos compromisos tan fuertes en torno a la projimidad, al amor al prójimo, que se sitúa en el centro del Evangelio de la gracia y de la misericordia de Dios?
Los que rompen la unidad de la iglesia son, en el fondo, estos buscadores de la falsa pureza, los que tienden a convertir en pecadores a otros.
El auténtico culto es aquel al que nos presentamos reconciliados con el prójimo por haber practicado la búsqueda de justicia y haber practicado la misericordia.
¿Cómo es posible que el 20% del mundo rico posea el 80% del Producto Mundial Bruto ante el silencio de masas enormes de población?
El resucitado empatiza con los débiles de esta tierra. Siempre ha estado a vuestro lado, tanto en su nacimiento, como en su vida, como en su muerte y como en su resurrección.
Bonita y mensajera cruz la que imagino. Termina su brazo vertical hacia el cielo en un símbolo de infinito y su brazo vertical hacia abajo arraigado en una imagen del mismo mundo en el que habitamos.
En los brazos de la cruz hay acogida para todos y capacidad de perdón. La cruz como símbolo de amor incondicional, aunque sin olvidar nunca el sufrimiento que costó al propio Hijo de Dios.
Puede haber creyentes que cuando oran, alaban, predican o intentan pedir favores a la divinidad, lo hacen a través del prisma que el falso dios Mamón ha instalado en sus mentes.
El que Jesús se ofrezca como pan compartido nos muestra que no debe haber divisiones entre las personas.
Siempre ha habido personas religiosas que se han considerado los más puros, iglesias que se creen bañadas en una pureza inigualable.
No cabe duda de que Jesús unió estas dos facetas: nos dejó un Evangelio aferrado a lo divino, pero también nos dejó un Evangelio humano y humanizador.
Desde la humildad, me voy a atrever a dar algunas líneas que espero puedan ayudar en esta importante tarea de evangelizar España desde los colectivos evangélicos.
La Biblia lanza continuamente sus mensajes para que no nos ceguemos con ese metal amarillo, con el brillo de las monedas, con las falsas alegrías del consumo desmedido.
Se necesita el grito de la iglesia contra ese gran escándalo de la humanidad que es la pobreza, la opresión y el sufrimiento de tantos que, según la Biblia, afecta al mismo Dios.
Esta cerrazón de nuestra propia Torre de Babel suele ser maligna para con los diferentes. Renunciemos a nuestra torre símbolo de la uniformidad.
Nadie debería estar pasivo ni vacío en el seno de las congregaciones.
Necesitamos que se creen trabajadores y luchadores por la justicia y que seamos mucho más capaces de pararnos ante el prójimo que nos necesita.
Tenemos una disociación extrema y brutal entre lo que oramos, cantamos, confesamos, leemos en textos bíblicos y lo que vivimos, los compromisos que asumimos.
Las Nuevas de gran Gozo en las que creen los cristianos, deben actuar como contracultura contra el miedo que sumerge a los hombres en nichos de pesar, de depresión y de angustias mil.
Dios quiera que la celebración de la Navidad nos haya transmitido un mensaje de solidaridad humana y de amor que nos haga soñar y, al despertarnos, podamos salir de nuestros lugares de confort y lanzarnos al mundo para que estos sueños sean reales.
Es verdad que los cristianos gozamos de esa paz que el mundo no da, pero eso no significa que tampoco tengamos que trabajar por la paz en el mundo, por la justicia, por la calma, por el amor por una mayor santidad entre aquellos que creemos.
Hay veces que, ante la ausencia de mesones abiertos y acogedores, tienen que meterse papeles de periódicos u otros similares debajo de sus ropas para evitar helarse.
No caigamos en olvidos ni en dar la espalda a las violencias del mundo. Nunca debemos olvidar en Navidad estos otros tipos de violencia.
Cuatro semanas de Adviento que impregnan el calendario de esa fuerte expectación mesiánica que marca como todo un reguero bíblico.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.