El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Tanya Pinchuk, una periodista evangélica que vive en Kiev, nos cuenta cómo están viviendo la invasión. La mayor ayuda que pueden recibir, dice, es “orar” y “no guardar silencio” sobre lo que están sufriendo.
Si bien las sanciones apuntan a afectar el bienestar material de Putin, apenas afectan el “fervor espiritual” que impulsa su ambición por la cual parece dispuesto a sacrificar las vidas de sus vecinos rusos y ucranianos.
El desarme es uno de los mayores imperativos éticos en el mundo hoy, frente a la muerte de niños, mujeres y ancianos desvalidos e inocentes.
Mientras el ejército ruso alcanza la capital del país, Kiev, unos 100.000 ucranianos han huido de sus casas, según las primeras estimaciones de ACNUR. De ellos, miles han cruzado la frontera nacional.
Dijo Martin Luther King: “Una guerra mundial solo dejaría un rescoldo bajo la ceniza, testimonio mudo de una especie humana cuyo desvarío le llevó a una muerte prematura”.
Los evangélicos reaccionan a la invasión rusa preparando sus iglesias para brindar ayuda, llamando a la paz y a orar con intensidad.
Nuestra idea de poder es algo visceral. Está ligada a una cosmovisión en la que la huella del pecado es ineludible.
“La invasión es injustificada”, expresa la entidad evangélica en una declaración en la que hacen un llamamiento “a orar por quienes sufren” y por “quienes tienen el poder de detener la guerra y una paz duradera”. FEREDE anima a los cristianos a no dejar de orar “para que las acciones militares se detengan de inmediato”.
La iglesia mundial puede redefinir su compromiso con los conflictos y asumir un papel de liderazgo en el mandato de la reconciliación. Un artículo de Daniel Munayer.
El reconocimiento de Putin de la independencia de Lugansk y Donetsk abre un nuevo capítulo en el enfrentamiento.
Artsaj se ha acercado a la Red de Paz y Reconciliación de la WEA, lo cual conducirá a una amplia capacitación en terapia de trauma tanto en este territorio como en Armenia.
Mientras la tensión se mantiene en la zona, un pastor de Járkov asegura que siguen “creyendo que Dios los mantendrá a salvo y se evitará una invasión”.
Para forjar en el mundo una cultura de paz, es necesario emparentarla con la búsqueda de la justicia. Podríamos afirmar que no hay paz sin justicia.
Una tensión religiosa de larga duración, que se remonta a muchos siglos atrás, en gran parte perdida en la mente secularista occidental, ha contribuido significativamente al aumento de la tensión actual por parte de Rusia.
Nos centramos en dos temas de actualidad de esta semana.
La presión internacional se suma a los movimientos de Moscú y Kiev para aumentar las posibilidades de un enfrentamiento bélico. Los evangélicos se enfocan en una resolución pacífica y reclaman mediación.
El gobierno asegura que más de 8.000 personas han sido detenidas en las recientes manifestaciones. Después de días de máxima tensión, el presidente ha anunciado medidas para aplacar la situación.
Al observar los dramáticos acontecimientos actuales, es oportuno también recordar que la iglesia se ha manifestado con especial relevancia en escenarios de máxima emergencia.
En el marco de la sesión especial del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, la Alianza Evangélica Mundial ha llamado a las diferentes partes a “encontrarse en un proceso de negociación”.
El conflicto entre el gobierno federal y los rebeldes de Tigray sigue lejos de resolverse mientras millones de personas son abocadas a niveles urgentes de hambruna.
Una manifestación acaba con siete muertos, y el país vuelve a plantearse preguntas que aluden a su conflicto pasado.
¿Hay restauración para dos partes confrontadas? Voces del ámbito evangélico en Cataluña y España analizan la decisión del gobierno de liberar a los líderes del ‘procés’ condenados.
Israel y Hamás han alcanzado un alto el fuego tras aceptar una propuesta de mediación por parte de Egipto. La violencia de los últimos días deja 231 muertos.
“Rechazamos la violencia y nos sentimos muy preocupados por el sufrimiento de las personas inocentes”, dice el presidente de las iglesias evangélicas locales de la región, Munir Kakish.
En todo el país, dicen desde la Alianza Evangélica Israelí, las iglesias se han reunido “en oración urgente, para que Dios proteja y traiga paz a ambos pueblos”.
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