El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Todo nuestro ser ha sido afectado por la obra y la presencia de Dios en el Espíritu.
Huxley siguió paso a paso a sus contemporáneos desde el escepticismo de la posguerra hasta la angustia trágica de un mundo impersonal. En sus últimos años, hastiado de las religiones tradicionales, se volvió hacia la mística oriental en una nueva exploración del Absoluto.
¿Cómo puede lo grato servir de prueba? ¿Cómo lo amable va a ser medio de examen?
La Biblia es el relato del testimonio de Dios que tomó la iniciativa en relación con la creación, la revelación, la salvación y la restauración de todas las cosas.
Pensaba en la muerte como liberación de sus trastornos psíquicos, como el encuentro definitivo con su propia derrota.
No es fácil ver el asunto de las diferentes iglesias y denominaciones sin la visión y el conocimiento que proporciona la madurez que con el tiempo se va adquiriendo.
Hemos de admitir que el que Dios profesa al ser humano es un amor no merecido. Si le amamos, es porque Él nos amó primero. El de Él hacia nosotros es un amor no merecido.
Uno no puede dejar de preguntarse hacia dónde nos conduce este comportamiento de aquellos que deberían velar por los niños y jóvenes de nuestra sociedad, pero que hacen todo lo contrario.
El Principito es el libro más conocido de Saint-Exupery, el más leído. Aunque está dedicado a los niños y catalogado como un libro para niños, en realidad no corresponde a la literatura especialmente concebida para niños.
Si hemos sido tratados y limpiados profundamente de nuestro egoísmo, responderemos acorde con el principio del amor; pero si no, lo más probable es que nos alejemos del “problema” que amenaza nuestros propios intereses.
Maeztu escribe sobre tres mitos literarios españoles. Tres formas de concebir el amor. Sólo quienes viven el amor con semejante fuerza son capaces de olvidarse de sí mismos.
No contribuyamos a ningún tipo de división que, con pretexto de guardar una unidad “más pura” al final será una falsa unidad creada y basada sobre un espíritu sectario.
La religión no es consecuencia de una idea que surge en el tiempo. Es un sentimiento sublime, arraigado en la profundidad del alma, envuelto en deslumbrantes resplandores de eternidad.
La iglesia del Señor no se dirige como si fuera un gobierno de este mundo. La enseñanza en la Palabra de Dios es clara y diáfana.
¿De qué tenían que ser limpiados los discípulos? Ellos vinieron a Jesús con su propia forma de pensar y de ser.
Resulta descorazonador tener que enfrentarse con las personas y con las tensiones morales en que nos coloca el terrorismo espiritual en las congregaciones evangélicas.
Otras 500 personas permanecen desaparecidos y hay más de medio millón de desplazados. “Las iglesias proveen refugio a las personas que han perdido su hogar”, dice la secretaria general de Asambleas de Dios en el país.
“Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado” (J.15.3)
A medida que las democracias se debilitan, y está ocurriendo en todas partes, el terrorismo crece en poder.
Medimos la historia de forma lineal y acorde a esta dimensión que llamamos “tiempo”; pero no es así con el Señor que es y trasciende a las dimensiones del tiempo, el espacio y a la misma historia.
Jesús vino para emancipar al creyente de la soberanía del Estado. En esto la Iglesia era revolucionaria.
De Jesús aprendemos que a las personas en su necesidad se las comprende más y mejor desde la compasión y la misericordia que desde el juicio condenatorio.
La libertad del ser humano se apoya sobre una naturaleza cuya necesidad trasciende. No incide en el hombre desde fuera, no depende de las concesiones de la sociedad ni del poder.
La gran mayoría no somos conscientes del trauma, el daño y todas las consecuencias que tienen lugar sobre las víctimas de abusos, violaciones, maltratos.
Vivimos a un paso de la locura. Nuestro mundo diario parece caótico, inconexo y confuso. Se nos han derrumbado los más consistentes sistemas de valores.
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