Ha llegado a España la serie que Russell T. Davies, el creador de la magistral Years and Years, ha hecho para la cadena ITV británica sobre la vida de Noele Gordon, supuestamente la primera mujer de la historia en ser vista actuando en la pantalla del televisor a color.

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Nolly, como se titula esta miniserie para televisión que en el ámbito español puede verse también en Filmin, y que hace alusión al apelativo cariñoso con el que llamaban a la actriz quienes más la conocían, no sería lo mismo si no fuese por su protagonista: la dos veces nominada al Premio Óscar Helena Bonham Carter en el rol de Gordon, dando vida a la historia que Davies representa de la actriz.

Como si fuese una especie de soliloquia con pequeños destellos a su alrededor, Bonham Carter acapara la atención de una serie que parece hecha a su medida, y con un aspecto que incluye elementos teatrales, más allá de la época en la que la propia Gordon actuó en Gypsy, después de salir de Crossroads. Solamente la actuación de Con O’Neil (aparece en la última versión que se ha hecho de Batman y también en la serie de HBO sobre Chernobyl), como secundario recurrente, consigue desplazar la atención en alguna ocasión. 

El planteamiento de Davies fusiona al personaje con quien lo representa. Noele Gordon parece convertirse en Bonham Carter, y Bonham Carter ya no es la mediática reconocida por sagas como las de Harry Potter o la musa de Tim Burton, sino que es Noele Gordon. 

Tres episodios bastan para concentrar lo brillante del personaje junto a sus sombras, con su auge, su caída y lo que Davies parece entender como un “resucitar” televisivo de Gordon al final. 

[photo_footer]La reconocida actriz Helena Bonham Carter da vida al personaje de Gordon. / Fotograma de la serie, Filmin.[/photo_footer]

¿Un alegato feminista? 

Que Davies está interesado en plasmar referencias políticas y sociológicas en sus creaciones, quedó ya patente con el controvertido personaje de Vivienne Rook, que interpreta Emma Thompson, en Years and Years. En Nolly, el creador insiste en generar una impronta de “relevancia” actual, y plantea la figura de Gordon como un icono feminista temprano que lucha por hacerse hueco en un mundo controlado por hombres, en alusión a la gestión de la televisión.

La figura de Gordon, sin embargo, experimenta distintas etapas que, en ocasiones, resultan algo contradictorias. Es la actriz estrella de Crossroads, la telenovela estrella de la televisión británica en las décadas de los 60 y los 70. Al inicio del primer capítulo es presentada como alguien arrogante, que disfruta de su desmedida fama, pero al mismo tiempo humana en su trato con los fanáticos y con sus más allegados. 

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De ahí, avanza hasta convertirse en el prototipo de mujer “liberada”, que viaja por el mundo y vive toda clase de experiencias, después de haber pasado, eso sí, por un momento de evidente flaqueza emocional al ser despedida de la serie. 

En estas nuevas narrativas, cualquiera parece poder identificarse con un personaje que aspira a representar valoras ya generalizados, tal y como se plantea aquí con ese modelo de feminismo. Bonham Carter representa a una Gordon que es una amalgama de emociones, pero nadie necesita cuestionar su bondad, o la de su causa. Y mucho menos su legitimidad para emprenderla. Al final, Davies consigue construir un discurso alrededor del personaje que emula las grandes consignas que se escuchan en los debates parlamentarios acerca del feminismo, en este caso. 

El marcado personalismo de una figura representada de forma tan peculiar, como hace Davies con Gordon, provoca al mismo tiempo una apariencia de ficción que sobrepasa la estricta dramatización. De manera que se acaba convirtiendo al personaje de forma superficial en otra heroína más, otro referente de eslóganes y otro nombre al que citar, sin más interés por profundizar en su vida. Y todo ello, con el riesgo de caer en el anacronismo, es decir, de atribuirle al personaje todo un carácter que parece más propio de las discusiones que se producen en nuestro contexto.

[photo_footer]Gordon es considerada la primera mujer en ser vista actuando en la televisión a color. / Fotograma de la serie, Filmin.[/photo_footer]

La grandeza

Al final, el dilema al que se enfrenta Nolly, según Davies, es el de cómo permanecer siendo grande. Aunque el rastro histórico fidedigno se pierde en la obsesión por el personaje en sí, interpretado además por un rostro tan reconocido como el de Bonham Carter, el retrato de la vida de Gordon muestra destellos de esa carrera inacabable que es para muchos el hecho de dotar de sentido la propia identidad de uno mismo. 

Una sed de grandeza que es, en realidad, insaciable, y que solo hace que remarcar nuestras flaquezas. Y es que, con Nolly vemos que ni siquiera toda una vida de intentos nos puede justificar, porque cuando más familiarizados estamos con nosotros mismos es cuando observamos nuestros fracasos, limitaciones y derrotas constantes. La mujer liberada que aparece al final de la serie es, en realidad, la misma que ha conocida su debilidad, expuesta en una aparatosa caída de la serie que nunca imaginaba perder.

En Mateo 20 encontramos a Jesús respondiendo a una peculiar petición de Juan y Jacobo, para colmo de la indignación del resto de los doce. Jesús les dice que no imiten a quienes ansían y ostentan el poder (v.25), sino que “el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor” (v.26). Jesús acaba aludiendo a la naturaleza de su propia venida a la tierra, y se sitúa como ejemplo para aquellos que languidecen ante el dilema de la grandeza.

El Hijo del hombre se ha encarnado asumiendo toda la humildad que puede entrañar la condición humana, y ha vivido así también su vida y su ministerio. El evangelio nos muestra que solamente él puede encarnar a la perfección ese equilibrio perfecto, precisamente porque teniéndolo todo ha querido sujetarse a lo que es distintivamente humano, sin pecado.

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[title]Por un año más[/title]

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