Los predicadores

¡Cuando todo un equipo de predicadores negros dan un sermón ante mi ventana!

Ayer por la noche, sentado en mi cama, repasaba todos mis problemas  (a veces recurrentes) algo desanimado, hablaba un poco con el Señor antes de dormirme.

¡Cree!

Esta mañana (¡Aunque demasiado temprano!), una bandada de cuervos celebran una conferencia justo delante de mi ventana, ¡todos predican al mismo tiempo!

“¡Solo es una pareja!” dice mi mujer, pero yo pienso que debe de estar toda la familia reunida, desde los abuelos hasta los primos lejanos.

Contrariado (y sobre todo despierto) doy vueltas bajo el edredón, intentando recuperar el sueño… cuando, de repente:

¡Ya Lo entiendo! Repiten lo mismo una y otra vez:

- “¡Crua! ¡Crua! ¡Crua!”* (* “¡Cree! ¡cree! ¡cree!” en francés)

Paso revista a todo lo que me entristece añadiendo “¡cree!” al final.

Siento como me invade una alegría verdadera … (¡creer, es justo lo que le faltaba a mi oración!)

¡Ve!

Como si eso no fuera suficiente, un perro (¡qué lío, justo lo que me faltaba!), se une a la cacofonía:

- “¡Vua! ¡Vua! ¡Vua!”* (*”¡ve!, ¡ve!, ¡ve!” en francés)

¿Eh?...pero, esa es la lógica de lo Alto: si crees, ves (y no al revés).

Es gracioso, pero cuando terminé de enumerar mi lista de cosas pendientes, el perro y los cuervos, desaparecieron como por encanto…

Esta mañana, el camino que va a la panadería* está nublado, pero en mi cabeza, luce el sol, tengo la alegría burbujeando en mis neuronas, ¡¡¡YUJUUU!!! 

(*Sí, sí, porque voy en busca del desayuno)